La cruenta lucha contra las organizaciones del narcotráfico y la batalla sangrienta entre estas no solo han trastocado el ambiente social y vulnerado la paz en México, sino también han impactado el lenguaje para referirse a este fenómeno y a sus diversas y dramáticas consecuencias.
En ese país es frecuente leer y escuchar términos específicos para tratar de describir con precisión hechos ligados al narcotráfico o al crimen organizado.
Palabras como “levantón”, “ejecución”, “encajuelados”, “sicarios”, “narcos”, “descabezados”, “narcofosas”, “narcocorridos”, “narcomantas”, “plazas” o “carteles”, entre otros vocablos, forman parte de un estilo cotidiano para referirse a este nuevo entorno de violencia que se registra en gran parte de México.
Marco Lara Klahr, periodista, investigador y autor de varios libros, explicó que una vez que se utilizan modismos mediáticos como “muertas de Juárez”, “narcos”, “encajuelados” o “levantados”, lo que se está haciendo es quitar todo el sentido dramático y trágico a un suceso criminal.
“En otras palabras, estamos quitándole a la persona el carácter de víctima y la estamos criminalizando”, afirmó.
Incluso, considera que al ponerle un cliché a un suceso criminal, en ese momento se le está confiriendo a la víctima la responsabilidad sobre su propia muerte, en lugar de atribuir el hecho a un grupo delincuencial o al sistema judicial por su incapacidad para aclarar algún caso de violencia.
“Sencillamente nos contentamos diciendo que la víctima se lo merecía”, expuso Lara, quien aduce que en esa interacción se crea una simbiosis del lenguaje.
Otros especialistas aseguran que esta nueva forma de expresión es normal y que responde a una necesidad de encontrar los términos más claros e idóneos para describir una realidad; en el caso de México, la violencia.
Raúl Ávila, profesor del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México, manifestó que estas palabras se utilizan por “sensibilidad lingüística”, y que no hay nada malo en que sean empleados para describir una realidad.
En opinión de algunos expertos, en México hay una nueva forma de lenguaje para tratar la violencia y la acción del crimen organizado, y que prácticamente es utilizado por una sociedad que ha asimilado el fenómeno, principalmente los medios de comunicación, que no dudan en echar mano de esta jerga ya popular.
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