Unos 40 estudiantes secundarios cumplieron este martes un mes en huelga de hambre líquida, en el marco del prolongado conflicto de estudiantes en Chile, y exigieron "garantías" para aceptar un diálogo con el Gobierno propiciado por el Parlamento.
"Llamamos a gritos al señor Presidente a escuchar a los estudiantes chilenos", dijo una de las alumnas en ayuno en una declaración de prensa.
Tres alumnos dentro de una veintena que está en huelga de hambre en la localidad de Buin, en las afueras de Santiago, radicalizaron su postura y anunciaron que dejarían también de consumir líquidos.
"En el caso de los tres jóvenes de Buin, la situación nos preocupa, porque esta huelga de hambre es en serio. Ellos han perdido ocho kilos de peso, tienen una disminución de la masa muscular muy sustantiva, presentan baja de la presión arterial, calambres intensos y deshidratación", señaló el ministro de Salud, Jaime Máñalich.
Este lunes, en tanto, dirigentes estudiantiles accedieron a establecer una mesa de diálogo propiciada por los presidentes de las dos cámaras del Congreso -algo que habían descartado el fin de semana- y ratificaron el llamado a un nuevo paro nacional para este jueves.
La respuesta del fin de semana "no fue un no rotundo", dijo este martes uno de los líderes estudiantiles, Giorgio Jackson, quien exigió "garantías" al Gobierno para iniciar el diálogo.
"Por más que pueda haber una muy buena intención, hay materias de presupuesto que no dependen de los parlamentarios", explicó Jackson.
"Si hay estudiantes que han estado dos o tres meses en toma (ocupación ilegal de los colegios), es bastante difícil pensar que la van a dejar si se va a volver a cero, sin garantías de avances hacia sus reivindicaciones", agregó.
El conflicto estudiantil en Chile ha paralizado desde ya hace casi tres meses a gran parte del sector educativo, tanto universitario como de educación secundaria.
Los estudiantes exigen educación pública gratuita y de calidad para todos, en un país que tiene uno de los sistemas educativos más segregados del mundo producto de las reformas neoliberales aplicadas por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que redujo a menos de la mitad el aporte estatal a la educación.
Cinco grandes jornadas de protestas se han desarrollado a lo largo de más de nueve semanas de movilizaciones.
En respuesta, el Gobierno ha entregado dos propuestas, que fueron consideradas como "insuficientes" por los estudiantes.
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