Acusa a todos los implicados de
traidores
Según una testigo, John Bolton dijo que Giuliani es
una granada que nos va a hacer estallar a todos
Nueva York. A lo largo de los 21 días desde que el
liderazgo demócrata de la Cámara de Representantes anunció su
investigación para formular cargos en un juicio político al presidente
Donald Trump, éste y su equipo han acusado a legisladores demócratas de
traidores a la patria, han puesto en peligro personal a los
denunciantes, han amenazado a periodistas y han reiterado que no
cooperará con las investigaciones.
Pero las pesquisas de la cámara baja se siguen acelerando con
diplomáticos que comparecen ante investigadores, a pesar de la orden de
no cooperación de su jefe, un constante goteo de filtraciones desde
dentro de la Casa Blanca está abriendo más flancos, entre ellos el
anuncio de un segundo denunciante, todo nutriendo la paranoia de Trump
sobre su propio equipo y algunos de sus ex colaboradores (incluido John
Bolton), algo que se intensifica ahora con una indagatoria a su asesor y
abogado personal Rudolph Giuliani.
El muro de Trump contra la investigación, que la Casa Blanca ha declarado
ilegítimae
inconstitucional, no ha logrado frenar el testimonio ante los comités de la cámara baja de funcionarios claves, incluyendo por primera vez alguien de la Casa Blanca.
El lunes testificó la ex asesora sobre Rusia de la presidencia Fiona
Hill, quien detonó una bomba al declarar –en sesiones a puerta cerrada
pero con detalles generales compartidos con los medios– que se le
ordenó, por conducto del entonces asesor de Seguridad Nacional John
Bolton, compartir su información con un abogado del Consejo de Seguridad
Nacional sobre los esfuerzos de Giuliani para presionar al gobierno
ucranio a investigar a los rivales políticos de Trump, algo que hizo en
dos ocasiones.
Hill también reveló a los legisladores que Bolton le comentó que él no tenía nada que ver con
el negocio de drogasque el embajador a la Unión Europea, Gordon Sondland, y el jefe del gabinete Mick Mulvaney
están cocinando–en referencia a las maniobras políticas posiblemente ilícitas que sospechaba– y que Bolton calificó a Giuliani de
una granada de mano que nos va a hacer estallar a todos.
Legisladores demócratas concluyen, con base en éste y otros
testimonios, que la relación bilateral del régimen de Trump con el nuevo
gobierno de Ucrania tenía una vía oficial formal y otra que se manejaba
en las sombras encabezada por Giuliani, quien no ocupa ningún puesto
oficial en este gobierno.
Toda la investigación gira, por ahora, sobre el intento de Trump y
algunos de sus asesores –sobre todo Giuliani– de presionar al gobierno
ucranio para lanzar investigaciones contra el ex vicepresidente y rival
político del magnate, Joe Biden y su familia, lo cual significa
solicitar la asistencia de un gobierno extranjero para influir en la
elección estadunidense de 2020, acto ilegal.
Giuliani enfrenta ahora sus propios apuros legales y es investigado
por la misma oficina en Nueva York donde, siendo un joven fiscal
federal, primero ganó fama combatiendo al crimen organizado y la
corrupción oficial.
El lunes admitió que le fueron pagados 500 mil dólares por una
empresa de Lev Parnas, un donante a la campaña de Trump y uno sus dos
socios que le ayudaron obtener acceso a funcionarios ucranios para
buscar, entre otras cosas, información dañina contra demócratas. Parnas y
un colega fueron arrestados la semana pasada en el aeropuerto de
Washington acusados de violar leyes de financiamiento electoral al
canalizar fondos extranjeros a campañas republicanas.
Giuliani informó ayer que no cumplirá con la orden de la cámara baja de entregar documentos sobre toda esta controversia.
A la vez, abogados del vicepresidente Mike Pence informaron al Congreso que su cliente no cooperaráa con la investigación.
Por otro lado, la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB),
agencia del Ejecutivo, también informó que tampoco cumplirá con la
solicitud de los legisladores para entregar material relevante con la
investigación.
Pero la fila de testigos llamados ante los investigadores en la
Cámara de Representantes continúa –ayer fue el turno del alto
funcionario de Estado George Kent– y si todos los citados hasta ahora
aceptan presentarse, los legisladores habrán interrogado un total de 11
funcionarios del régimen de Trump al concluir la próxima semana.
Trump, quien ha rehusado ofrecer documentos y testigos, se quejó ayer de que los
demócratas no están permitiendo ninguna transparencia en las audiencias de la Cacería de Brujas, ya que se están llevando a cabo a puerta cerrada.
A la vez, la insistencia de Trump en conocer la identidad del primer
denunciante (ahora hay dos) dentro de la Casa Blanca –cuya queja formal
detonó esta primera fase del proceso de impeachment–, a quien acusa de posiblemente ser un traidor, ha puesto en peligro la seguridad personal del denunciante, según sus abogados.
Por ello, el jefe del Comité de Inteligencia de la cámara baja, Adam
Schiff, ha expresado que posiblemente no será convocado a declarar por
el riesgo de que su identidad sea revelada. Más aún, algunos reporteros
han señalado que el propio Schiff transita ahora por Washington con una
escolta de seguridad oficial, algo poco común para un jefe de comité.
A lo largo de los últimos días, Trump no sólo ha descalificado el proceso de impeachment como
antidemocráticoe
inconstitucional, sino que ha llegado a calificar a quienes participan como posibles traidores
que dañan a Estados Unidos. Otros, como su jefe de campaña, ha considerado este proceso
una conspiración sediciosa. La semana pasada, en un mitin electoral, Trump declaró que el proceso de impeachment y las investigaciones en su contra eran, en verdad, contra el país. “Estamos en una lucha por la sobrevivencia de la democracia en America”, declaró.
Por otro lado, 17 ex fiscales especiales que colaboraron en el proceso de impeachment detonado por el escándalo Watergate, publicaron un artículo en el Washington Post la semana pasada afirmando que existe suficiente evidencia para proceder con la destitución del presidente.
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
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