Un nuevo Bonaparte en Perú
Como con el huayno, la
marinera o el reguetón, pareciera que la crisis política está destinada a
no dejarnos. Y es que la disolución del Congreso de la República por
parte del presidente Vizcarra, si bien es verdad, “conecta con el sentir
de la población”, pues no resuelve el problema de fondo. Es
comprensible la algarabía del anti aprofujimorismo ya que éste
movimiento ultraconservador y mafioso, que ha gobernado o co-gobernado
durante casi 35 años, se ha ganado a pulso el odio popular. No obstante,
no hay que perder de vista que la corrupción es del sistema político
capitalista en su conjunto, que no solo involucra al Parlamento, sino
también al Ejecutivo (que con el affaire Lavajato tiene a los últimos
cuatro presidentes “embarrados”) y al Poder judicial.
La oposición
fujiaprista armó minuciosamente su Plan conspirativo para vacar al
mandatario populista y liberal. Este comprendía la apelación a la
comunidad internacional con la Comisión de Venecia y la OEA, para
curarse en salud, y re articular su correlación de fuerzas con la
captura del poder legislativo con Pedro Olaechea como presidente, así
como mantener el apoyo de la CONFIEP, de un sector del mundo académico y
del movimiento conservador “con mis hijos no te metas”, a la vez que
planteaba una finta de “negociación política” con el Ejecutivo sobre la
reforma de adelanto de elecciones con el fin de ganar tiempo y aplicar
el factor sorpresa.
Pero la sorpresa se la llevó el fujiaprismo
cuando Salvador Del Solar irrumpió en el Pleno del Parlamento demandando
su derecho constitucional a plantear la cuestión de confianza logrando
finalmente que le den la palabra por diez minutos.
Y aunque la
oposición política (que rechazó la presencia constitucional del
premier), argumenta que la disolución del primer poder del Estado es
ilegal, pues, Vizcarra, en su mensaje a la nación, declaró que, “…
Hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para avanzar de manera
concertada con el Parlamento. Sin embargo, es claro que la obstrucción y
el blindaje no cesa ni cesará a la hora de defender la corrupción, por
lo que no habrá acuerdo posible en ese punto…Hoy, hemos presentado la
tercera cuestión de confianza…Nuestro proyecto de ley busca generar un
mecanismo más transparente y participativa ante en la elección de los
miembros del TC para evitar las repartijas y la utilización de las
instituciones para que unos pocos no se sirvan de él…Ante la denegación
fáctica de la confianza, y en respeto irrestricto de la Constitución
Política del Perú, he decidido disolver constitucionalmente el Congreso y
llamar a elecciones de congresistas de la República. Este es un acto
constitucional previsto en el artículo 134 de la Constitución…”,
(Mensaje a la Nación 30/09/19), cuestión que generará debates
jurídicos entre ambas partes, en los Mass Media, mientras el inquilino
de Casa de Pizarro, acelera el programa de organización de las
elecciones, con el fin de oscurecer a la “vicepresidenta” y ahora, al
estilo “Guaidó”, nueva “presidenta de la República” ungida por un
Congreso que tiene el rechazo del 90% de la población.
No obstante, lo que interesadamente no señala Vizcarra es que él mismo
tiene “anticuchos” por corrupción con los casos Chincheros, CONIRSA
(Odebrecht), etc. y fue él quien antidemocráticamente aprobó los DS
345/237 que dan pie a una mayor precarización del trabajo, la
privatización del agua, los hospitales públicos, y por los cuales ha
recibido el rechazo de las centrales sindicales.
Como
señalamos en las ediciones de nuestra modesta revista La Abeja, “…De
aceptar el mandatario la extorsión política, se desgastaría rápido y
podría acabar vacado…De no ceder también, al menos que movilice a las
masas por el cierre del Congreso…”, (“¿Doble poder en Palacio?, La
Abeja, edición nro. 07). “Por esta razón, hay quienes piensan que toda
esta guerra política en las alturas es una farsa. Es cierto que son
contradicciones secundarias, pero no hay que olvidar que las
contradicciones con Sendero terminaron siendo antagónicas. Y es que,
entre los dos bandos en pugna por el poder político, existe mucha
desconfianza por el tema anticorrupción e intereses propios, que, sumado
a las aspiraciones de Araoz por ser presidenta, alimentan la crisis…Si
apela a la cuestión de confianza, el Congreso podría disolverse sin
hacerlo. Y si no lo cierra y se mantiene el impasse, se desgastan
políticamente. Y el Legislativo, puede vacar a Vizcarra sin que lo
logre…Vizcarra tiene todavía el apoyo de las FF.AA. los GOREs y la
embajada yanqui…”, (¡Que se vayan todos! ¿Quiénes vienen? Huelga
Nacional Minera, La Abeja, edición nro. 08).
Además, es
importante subrayar que el desarrollo de la crisis política en las
alturas no se da en un cielo sereno sino en medio de una situación de
convulsión social, con conflictos sociales por doquier, una destacada
movilización de más de 20 mil pobladores contra la privatización del
agua, y con la victoria parcial del pueblo tambeño contra “Tía María” y
la victoria mediática de la Huelga nacional minera que “sacudió” el
pensamiento conservador de varios jóvenes y trabajadores plebeyos. Y en
verdad, la misma movilización nacional por el cierre del Congreso,
aunque distorsionada por el liderazgo del mandatario, pues, tiene
algunos componentes sindicales/populares, que comprenden que la derrota
del fujiaprismo se debe también a su fuerza y ahora “le exige a Vizcarra
que también se vaya” como había prometido.
Por otro
lado, es necesario enfatizar que de la resolución de la crisis por
arriba no le depara nada positivo a lxs trabajadorxs. Al contrario, con
la apertura del nuevo escenario y la victoria del vizcarrismo sobre el
Congreso (éste va a resistir y tratar de dividir a las FF.AA.
movilizando a un sector conservador de la población), asistimos al
desarrollo de un nuevo “Bonaparte” que asumirá el control de todo el
poder del Estado burgués (expresado en el apoyo de las FF.AA. y FF.PP.,
el capital financiero y le embajada yanqui), y que seguirá gobernando
para la patronal y el imperialismo (a pesar que la CONFIEP todavía apoya
al Congreso y que éste va apelar a maniobras legales como la renuncia
de Araoz a la vicepresidencia), ahora con el “entusiasmo de un sector de
la población”, que lo ve como un líder que “lucha contra la
corrupción”, cuestión que será reforzada con las declaraciones de Barata
sobre los “codinomes”, y que puede llegar (como viene haciendo con la
detención de Aduviri), a desarrollar una represión selectiva de varios
dirigentes sindicales y sociales.
En otras palabras,
Vizcarra, “gana y pierde a la misma vez”. Gana porque capitaliza
políticamente el descontento y ahora va a poder manejar corporativamente
el poder, pero a la vez “pierde” porque ya no va a poder utilizar su
retórica contra el Congreso (aunque va a seguir existiendo la Comisión
permanente controlada por el aprofujimorismo) para encandilar a las
masas y va a tener que dar soluciones a los conflictos sociales y a los
problemas nacionales como “Tía María”, huelgas en el corredor minero del
sur, la reconstrucción del norte, etc.
Así las cosas,
pasamos de un gobierno semibonapartista a uno bonapartista (más
personalista y como preámbulo a gobiernos más críticos, fascistas o
extremistas), que tiende a extenderse al régimen político en su conjunto
para superar la crisis, pero que contradictoriamente, lo va a exponer
más y cuyo development estará en función de las
contradicciones de la crisis capitalista mundial, la guerra comercial
entre China y EE.UU., caída de la demanda de materia prima y las
explosivas contradicciones nacionales (crecimiento y a la vez 43.5% de
niñxs con anemia, crisis del régimen económico extractivista,
feminicidios, marchas contra la privatización del agua, ceses
colectivos, nuevo auge del movimiento estudiantil, etc.). El
bonapartismo tiene su historia en Perú con gobiernos como el de Luis
Sánchez Cerro o Juan Velasco Alvarado.
“…ambos, Presidente
Martín Vizcarra y mayoría fujimorista política en el Congreso,
desarrollan los mismos contenidos de precarización y empobrecimiento de
los trabajadores peruanos. Hace poco esa mayoría que hoy es blanco de
críticas por parte de Martín Vizcarra, extendió el Régimen Especial
Agrario que le niega derechos y protección a los trabajadores del campo,
coincidiendo el Congreso con las medidas que el Presidente viene
impulsando en su Política de Competitividad, es decir, más desigualdad y
marginalización de los hombres y mujeres humildes del Perú…”, redactó
la Federación Minera (Comunicado Nro. 20).
Y en efecto, ambas
castas políticas, tienen diferencias por el control del poder político y
la “lucha contra la corrupción”, pero en la práctica, ambas sirven a
las transnacionales. Por eso es que en todo el período de gobierno
PPK/Vizcarra hasta la actualidad, el Legislativo le aprobó al Ejecutivo
210 decretos leyes (“Sobre el obstruccionismo de Fuerza Popular”, Martín
Tanaka, 08/09/19), a favor de la Elite, entre estos la Ley N° 27623 de
devolución de impuestos a las transnacionales mineras por un promedio de
15 000 millones de soles. Es por esta razón, que el Ministro de
Economía, Carlos Oliva, reconoció que “en el MEF hemos tenido una buena
relación con el Congreso” (Gestión, 05/09/19).
En este
contexto, la Asamblea abierta de la FNTMMSP, como parte de la lenta
recomposición obrera y del nacimiento de un nuevo sindicalismo
combativo, juega un rol fundamental, si es que logra acordar junto con
los demás sindicatos combativos (como Textiles, SUTESAL, Construcción,
Ripley, etc.) y gremios estudiantiles y sociales en conflicto, dar una
salida a la crisis con su propio programa esbozado en la Plataforma de
Lucha, y liderar a los millones de trabajadorxs que no están ni con
Vizcarra ni con el aprofujimorismo (solo un promedio de 7000 personas
hubo ayer lunes frente al Congreso), y que para agarrar cuerpo urge del
desarrollo de un Frente único, con su propio Plan de Lucha que organice
Asambleas abiertas en todas las regiones del país, que desemboque en un
Encuentro Nacional en Lima lo más pronto posible. La dirección de
trabajadorxs minerxs tiene toda la autoridad política y moral para
hacerlo.
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