El petista diseña nueva estrategia
Los mercados celebran victoria del ultraderechista en elección brasileña
▲ Brasil vivirá una segunda vuelta electoral entre Jair Bolsonaro y Fernando Haddad, a celebrarse el 28 de este mes.
Río de Janeiro. Poco después de las ocho y media de la
noche del domingo, en el hotel de Sao Paulo en que se encontraba junto a
sus coordinadores de campaña, Fernando Haddad, el candidato del PT,
quien tomó el relevo tras la encarcelación del ex presidente Luiz Inácio
Lula da Silva, esbozó una leve sonrisa de alivio y abrazó a su mujer.
En aquel instante el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro tenía
47.2 por ciento de votos válidos. La sonrisa de alivio tenía una
explicación: hasta media hora antes, Bolsonaro alcanzaba 49.4, y todo
indicaba que podría salir electo presidente en primera vuelta.
El resultado final: 46.03 por ciento para Bolsonaro, por 29.28 de
Haddad, resulta impactante. Poco más de 18 millones de votos los
separan. Esa es la diferencia que tendría que ser remontada por el
candidato del PT, en una misión que se reconoce muy difícil.
La misma noche del domingo, superado el susto inicial, Haddad empezó a
moverse procurando aliados para la segunda vuelta. Hubo una larga
conversación telefónica con el candidato de centro-izquierda, Ciro
Gomes, quien obtuvo 12.48 por ciento de sufragios, lo que se traduce en
los poco más de 13 millones de votos que ahora son fundamentales para
Haddad. También anunció que comenzará negociaciones urgentes con otros
candidatos de centro-derecha, y sus estrategas mencionaron otro objetivo
primordial: conquistar la mayoría de los electores (20 por ciento) que
se abstuvieron de votar, y los que anularon su voto, que representan 8
por ciento.
Este lunes por la mañana, Haddad voló a Curitiba para reunirse con
Lula, quien se encuentra detenido desde abril, condenado en un juicio
sin pruebas e impedido de disputar la presidencia como favorito
absoluto. Luego regresó a Sao Paulo para dialogar con el comando de su
campaña y trazar la estrategia para la segunda vuelta.
Dos cuestiones tendrán de ser resueltas en las próximas horas. La
primera: despegarse o no de la imagen de Lula da Silva e imponer su
propia personalidad. Se considera que el ex presidente ya trasladó a
Haddad todos los votos posibles, y que a partir de ahora el candidato
tendrá que ampliar su campo de acción. Ocurre que el
núcleo durodel PT ofrece resistencias a que la imagen del ex presidente sea relegada a un segundo plano.
La otra duda se refiere al momento en que Haddad deberá exponer su
programa económico, buscando lanzar señales destinadas a calmar al
mercado.
La amplia victoria de Bolsonaro en la primera vuelta, muy por encima de lo previsto, provocó este lunes un rally en la Bolsa de Valores y una feroz corrosión del dólar y del euro frente a la moneda brasileña.
Los mercados celebraron con fuertes alzas lo que consideran ya una
victoria de Bolsonaro. El índice Ibovespa ganó 4.57 por ciento (después
de haber subido más de 6 puntos por la mañana).
El dólar se cotizó a 3.76 reales, frente a los 3.85 al cierre de los
mercados el viernes, con un fortalecimiento de 2.44 por ciento de la
moneda brasileña.
La urgente necesidad de armar un amplio arco capaz de llevarlo a la
victoria y por primera vez dar un vuelco en el resultado de la primera
ronda, sólo resultará factible si Haddad opta por una política económica
más centrista, alejada de algunas líneas comunes en un programa de
izquierda. El problema será convencer a la dirección del PT de esa
necesidad.
Hay, además, otro obstáculo a ser superado: la dimensión, absolutamente inesperada, del sentimiento
anti-PTen especial, y anti-izquierda en general, que resultó en algo que hace una semana sonaría a puro delirio, la explosión de la ultraderecha en las dimensiones en que se dio.
El minúsculo partido de Bolsonaro, que contaba con un único y
solitario diputado federal, eligió 52, transformándose en la segunda
mayor bancada en la Cámara, superada solamente por los 56 del PT.
También el éxito de los hijos de Bolsonaro ratificó el ascenso del
candidato que parte como favorito para la segunda ronda, señalaron
agencias de prensa. Eduardo Bolsonaro, de 34 años, fue relegido diputado
por Sao Paulo, el estado más poblado del país, y se convirtió en el
legislador más votado de la historia brasileña con más de 1.8 millones
de votos.
Flavio Bolsonaro, de 37 años y hasta ahora diputado regional en Río
de Janeiro, fue elegido senador por ese estado por el PSL, que logró
otros tres escaños en la cámara alta, de un total de 81.
Pese a la numerosa bancada del PT, la correlación de fuerzas en el
nuevo Congreso podría inclinarse en favor de Bolsonaro debido al
poderoso elemento conservador entre los 30 partidos que estarán en la
próxima legislatura. La política brasileña se caracteriza por la fuerte
fragmentación de partidos.
El dominio conservador, cimentado por una serie de pequeños partidos
cercanos al sector agrícola o a las iglesias evangélicas, pasará a ser
del bolsonarismo.
La lógica indica que Bolsonaro tendría ahora, en caso de ser elegido,
un escenario más propicio para impulsar sus reformas pro mercado o del
sistema político que prometió durante la campaña.
Un respaldo reforzado además por el apoyo que obtuvo de la bancada
conocida como BBB (Buey, Bala y Biblia), que reúne transversalmente a
los parlamentarios del agronegocio, los partidarios de la liberalización
del porte de armas y los evangélicos.
Quedó muy claro que para la casi mitad del electorado el fantasma del
autoritarismo exacerbado de Bolsonaro no asusta. Que su defensa de la
dictadura, de la tortura y de la pena de muerte, o sus ataques de
racismo, homofobia y misoginia, tampoco son preocupantes. La ausencia de
cualquier política social en su programa de gobierno, y la irracional
defensa de un neoliberalismo fundamentalista (y por eso inviable) en la
economía, con la propuesta de
privatizarlo todo, parecen situarse a distancia astronómica de las preocupaciones de esa parte del electorado. Los continuos ataques a conquistas sociales pasan incólumes para su electorado.
Frente a esa abrumadora inclinación hacia un candidato
ultraderechista, que superó todas las previsiones, el PT y la
centroizquierda brasileña tratan de trazar una estrategia eficaz.
La propaganda política en radio y televisión, que comienza el viernes
12, cuando faltarán 16 días para la vuelta final, mostró en la primera
etapa ser insuficiente para frenar la explosión de los seguidores del
ultraderechista en las redes sociales.
Pese a eso, los seguidores de Haddad cuentan con que ahora, sin
lograr huir de los 10 minutos diarios en propaganda transmitida por
televisión y de los debates, Bolsonaro perderá espacio. Basta con que
abra la boca y dispare sus habituales absurdos para que parte de los que
votaron por él se asusten y cambien de idea.
Se trata, en realidad, de una expresión de deseo más que de una
posibilidad a la vista. Pero sería uno de los puntos a ser fortalecidos
en esa nueva etapa del combate electoral.
Foto Afp
Eric Nepomuceno
especial para la jornada
Periódico La Jornada
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