Honduras
La caravana de
hondureños hacia Estados Unidos avanza a pasos agigantados. El
Apocalipsis para Donald Trump, y su popularidad fundada en la Xenofobia
no puede recibir más que este golpe fulminante. Los pobres hondureños
que cargan con sus pequeños niños no quieren causar lástima, ni
extorsionar el sentimiento de compasión internacional, lo que buscan es
sutraer a sus hijos de este infierno en que ha convertido al país, la
actual dictadura doméstica.
En Honduras no hay trabajos. En Honduras
mucha gente ya no puede vivir, en nuestro país han impuesto las
privatizaciones en todo, y han reducido personal. En nuestra patria el
sistema de Bancos Centrales del mundo, y sus alfiles el FMI y el BM han
hipotecado el ya enfermizo presupuesto nacional. En el paisito cavaron
la tumba de la democracia representativa, y los mismos Estados Unidos
han bendecido a un presidente que les ha servido en bandeja de muy
escasa plata nuestro territorio, para convertirlo en un mercado de
bienes, para caerle después como bestias avorazadas, llevándose de
encuentro lo que quedaba de empresas nacionales, transpasándolas a
empresas de maletín donde el actual presidente, resulta ser por el
altisonante sonido de las aguas del río de corrillos púbicos, el socio
mayoritario.
Pese a que se tienen 8 años de congelamiento al
incremento del salario mínimo, la devaluación y la inflación han crecido
a pasos galopantes, y todas las semanas hay aumentos a los
combustibles, y el precio de la energía eléctrica en todos los hogares
experimenta incrementos discresionales cada mes. Han decretado impuestos
por tener un loro hablador, han aprobado cargas tributarias contra
humildes hombres y mujeres que venden comidas caseras en las calles, han
prohibido hasta el amor porque nadie puede andar en los parques de
antaño asaltados por el crimen y la muerte; y la libertad es una palabra
hueca que solo sirve para mirar como voyeuristas la opulencia de los
anfiteatros del consumo, mientras el hambre acecha como fiera enajenando
el pudor de nuestras visceras.
Esta nación del norte de
América ha expoliado Honduras desde siempre. La Standart Fruit Company a
quien el Estado a principios del siglo XX, le otorgó concesión para el
cultivo del banano por tiempo determinado, a más de 110 años se apodera
de las tierras, con la complicidad de jueces sin más patria que lo que
murmulla en sus bolsillos, y más con indignidad que con celo
juridiccional, han perfeccionado el circulo de la infamia.
Los
Estados Unicos nos han robado bajo el Big Stick Police el Valle de
Comayagua con su base militar Soto Cano, nos han birlado el valle del
Zamorano con la Escuela Agrícola Panamericana fundada por Samuel
Zemurray, y en la actualidad, propiedad del Estado de New Orleans; han
hipotecado con préstamos de usura las tierras del Bajo Aguan para la
siembra de Palma Africana. Han atomizado la soberanía del país con las
Charters Citys (ciudades modelos), y empresas de capital estadounidense
como la ESSO, la TEXACO y la EXXON MOBILE le roban a los pobres de
Honduras con la comercialización del combustible.
Por si esto
agotara las cifras del asalto, se prodigan los mundos simbólicos del
postmodernismo aparentemente inofensivo, representado en empresas como
Mcdonalds, Wendys, Kentucky, Popeyes, Pizza Hut, Burger King, Fridays,
Waltmart, talleres intrascedentes donde se fabrican tenis Nike, ropa
Tommy Hilfilger, Polo Ralp Lauren, y Chemise Lacoste que no pagan en
nuestro territorio impuesto alguno, y ni siquiera el salario mínimo a
los trabajadores, y en las maquilas donde se fabrican desde los famosos
jeans Levis-Strauss hasta las pelotas para jugar en la League Mayor de
Baseball de Estados Unidos, se impone en pleno siglo XXI, la esclavitud
por prescripción con condiciones de trabajo iguales o peores que las del
Siglo XIX en la Europa recién industrializada.
Los Estados
Unidos instalan sus empresas, y dejan en Honduras desolación económica.
Si fundaran desarrollo la gente no se marcharía, pero los hondureños no
van a Estados Unidos a robar, o a explotar, como ellos si lo saben hacer
con su diplomacia de aparentes alelados pioneros; la gente solo precisa
obtener un trabajo, y acceso a un nivel de vida, que el mismo gobierno
federal estadounidense garantiza a sus ciudadanos, a costa de los
ganancias que les han producido la explotación laboral de la mano de
obra barata en los países del tercer mundo.
El presidente de
Honduras, ha dicho que esta caravana la ha organizado la oposición, lo
cual no debería en todo caso de preocuparlo, porque con la masificación
de las caravanas hacia Estados Unidos, llegará un momento en que se
quedará sin oposición, mandando él solo, como el rey del famoso libro
del Principito, que al quedar aislado con su poder absoluto precisa de
gente para dar órdenes.
En Honduras todo está prohibido. Si
protestas en las calles te asesina la policía o el ejército. Si te
quedas callado sin dar vivas al presidente es que sos enemigo del
régimen, y hacen perfiles de tus silencios sospechosos y de tus
neutralidades conspirativas que se miden en los censos sectarios donde
se sabe el nombre de los proscritos laborales. Si decis que aquí en
Honduras ya no se puede vivir, lo que decía el gobierno es que la gente
que no quiera estar aquí que se vaya, y ahora que la gente se va la
quieren obligar a regresar. El pueblo está condenado a vivir en este
infierno terrenal llamado Honduras, todo por la culpa de Estados Unidos
que mantiene en el poder al hombre más impopular de la historia del
país.
Pero el que el dictador hondureño se mantenga en el poder
no es para nada gratuito. En una ocasión el presidente Donald Trump
ocupado en asuntos internacionales de mayor trascendencia o siguiéndole
el hilo al desenlace de los Miss Universos, preguntó por casualidad y
dio a un ex embajador de Honduras, cinco minutos para que le explicara
cual era el problema de Honduras después de las elecciones. El Ex
embajador vestido con la medida del traje maniqueista, le manifestó que
solo precisaba de dos minutos, y le enseñó una fotografía de Manuel
Zelaya Rosales a la par de Hugo Chavez, y una fotografía de Juan Orlando
a la par de George Bush. -Bueno este es nuestro hombre- musitó el
desgarbado Trump.
Pero no hay recado sin un precio, y eso es lo
que mantiene en el poder al dictador hondureño. Caravanas de millones
tras millones de devaluados lempiras se convierten en dólares para pagar
el Lobby de ex embajadores, de líderes de la derecha de Miami, de
contratos millonarios por Courier Internacionales a lideres
republicanos, y tanto dinero que en Honduras serviría para un sistema de
Salud colapsado, van a caer al bolsillo de estos mendigos con corbatas,
quienes con fondos de sangre del presupuesto de un país calamitoso como
Honduras, se encargan de lustrar con magnanimidad el rostro al
dictador, y financian sus boatos personales a costa del sufrimiento del
pobre pueblo hondureño.
Si después de estas breves
explicaciones no le queda claro lo de la caravana de migrantes de
hondureños, y quienes de verdad son los verdaderos criminales, déjeme
decirle que la caravana de millones de dólares que son transferidos de
las arcas de Honduras hacia los bolsillos de los Lobbistas
estadounidenses traspasan las fronteras estadounidenses, y escapan a los
radares oficiales con la más pasmosa de las permisividades, y bajo la
magia de las transacciones electrónicas, sin inmutar en lo más mínimo el
respeto cuadrado a la ley que siempre dicen dispensar las autoridades
federales de migración o de los que con ordenadores en el mercado de
valores ven agrandarse fortunas ilícitas, autorizadas por una política
exterior que despenaliza el cotilleo internacional, y las
intermediaciones palaciegas de bufones de salón.
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