Otras formas de violencia en América Latina en el Siglo XXI
Contexto
El advenimiento de la globalización y la instrumentación práctica de
sus ideales a través del modelo neoliberal no fue un relato ni mucho
menos una pieza discursiva, estuvo y aun permanece inserta en el
lenguaje de la política actual. El proceso derivó en un nuevo modelo de
sociedad fincado en un conjunto de instituciones nacionales y globales
transmisoras de sincronía en cada paso o etapa de funcionamiento,
especialmente en la esfera económica, también imprimió un
redireccionamiento a la visión prevaleciente sobre la naturaleza, la
educación, la política, la familia, el trabajo, los espacios públicos,
los de recreación y socialización, la técnica y la tecnología tuvieron
un papel preponderante y las ciudades y servicios públicos entraron el
zaguán de reingeniería privada y nueva administración de la cosa
pública.
El agente estatal, vital en la modernidad, tuvo
metamorfosis en su estructura y funcionamiento, fue reducida su
actuación de organizador de la vida pública y otras esferas adyacentes
hasta dejarlo en un estricto escaque vigilante. La supremacía
instrumental llegó con fuerza discursiva, técnica, militar, financiera e
ideológica para imponer sus ideas, las reformas necesarias, los
instrumentos y herramientas para orientar la "nueva sociedad" dibujando
algunas facetas innovadoras en los discursos académicos y en la política
gubernamental.
Individualismo, emprendedores, ciudadanía
global, fin de las ideología, liberalismo del Siglo XXI, sociedad de la
información, ciudadanía digital, gobierno electrónico, nuevos espacios
de interacción entre las personas a través del internet y las redes
sociales, comunidades virtuales, sexo en línea, robotización del
trabajo, cine en casa, aplicaciones en celular para evitar
desplazamientos, compras en línea, enseñanza a distancia, reducción del
tiempo y el espacio, ruptura del eje conectivo del tiempo, en fin, el
aluvión de cambios tuvo celeridad inusitada, podríamos afirmar, hasta
ahora no estábamos acostumbrados a reflexionar de manera expedita ante
las dislocaciones acontecidas y aun sobrevienen con la sociedad moderna.
En tan sólo 20 años las relaciones sociales, el uso de nuevas
tecnologías, el mundo del trabajo, la vida cotidiana y la política
cambió rotundamente, tanto fue el cambio en la naturaleza del escenario
que los opositores del estatus quo no concluyen ni construyen consenso
sobre si mantienen las mismas herramientas, y estrategias de
confrontación o de plano la reinvención es necesaria para sobrevivir.
Por un lado, un sector significativo acude a sustentar y defender el
mundo de vida de la racionalidad instrumental, basada en el cálculo,
seleccionando los mejores instrumentos o medios-fines para cumplir con
sus metas y sobrevivir en el mundo de hoy. La auto realización,
maximizar sus ganancias o vida material, aislarse sin mediar el
conflicto, convivir con los otros a través de las redes, confinarse en
su espacio privado, vestir su mirada de indiferencia y hasta indolencia,
sólo interesarse por una parte de la sociedad principalmente donde me
compete, el otro no es referente siempre y cuando no lo afecte.
Entonces vemos un modelo de sociedad fraguado y regido por la
robotización y las nuevas tecnologías, con nuevos tentáculos vigilantes
inductores de la disciplina imperante y dócilmente aceptada por la
mayoría de los agentes que son parte de la sociedad.
Cada día
son menos los oponentes al "nuevo modelo de sociedad", prevalecen los
portadores de ideología de izquierda sin esgrimir ni revelar un modelo
alternativo, a cambio ofrece resistencia, confrontaciones y medidas
coactivas no muy eficaces, dado los resultados obtenidos hasta ahora. Es
más, muchas veces hacen uso de la razón instrumental en sus acciones
colectivas dejando entrever su poca destreza y observación al recurrir a
herramientas y prácticas producidas por los agentes vitales de la
sociedad posmoderna o posindustrial.
CONJETURAS
UNA
La violencia acoplada y ajustada para el nuevo modelo de sociedad
posindustrial cambia de rostro, visibilidad y efectividad si la
comparamos con la imperante en la sociedad moderna cuyo matiz fue
frontal dura, directa, mortal, guerrerista y pulverizadora.
Parafraseando los escritos de Byung-Chul Han, en la actualidad
esa violencia muta de visible a invisible, de frontal en viral, de
directa a mediada, de real a virtual, de física en psíquica, de negativa
a positiva, y va diluyendose a espacios subcutáneos, subcomunicativos,
capilares y neuronales, dando la impresión de haber desaparecido…es una
violencia anónima, desubjetivada y sistémica, no es posible muchas veces
observar dado porque coincide con la propia sociedad. Su aplicación
efectiva la lleva a confundirse con la libertad en tanto quien la recibe
la elige, acepta como algo normal y necesario en su cotidianidad pero
en esencia es una nueva forma de sometimiento imbricante con la libertad
de elección, la violencia y el poder de la dominación.
Desandemos las premisas del autor surcoreano, quien es un avezado para
explicar la metamorfosis institucional y la violencia perversa imbricada
en forma de grasa subcutánea e intramuscular en la estructura de la
nueva sociedad.
DOS
Si la violencia es una lengua de
fuego hiriente, daña a quien recibe la ofensa o insulto por cualquier
otra persona, el carácter del lenguaje cambia, de su razón comunicativa e
interlocutora promotora del diálogo a una violencia psíquica,
merodeando y acechando la esencia física del injuriado. Hoy el lenguaje
transita por las redes bajo la anuencia y complicidad nuestra, incluso
la preferimos y optamos como la mejor manera de socializar ante de
escoger el contacto físico y cercano. No obstante, el nuevo uso del
lenguaje circula con sello o póliza difamatoria y desacreditadora,
denigrante, desatenta, insultante, descalificadora, retadora y hasta con
desdén y desprecio ante los desacuerdos o las opiniones escritas del
otro. No acepta la desigualdad, la pluralidad y lo distinto,
afanosamente pretende imponerse ante todos los demás sus verdades, su
visión de la sociedad y por supuesto los postulados enunciados por él.
Además de ser un ejercicio violento es contagioso, cuya pegajosidad
actúa como lo describe metafóricamente el autor surcoreano mencionado, "la spamización del lenguaje"
en la gigantesca burbuja de la sobre comunicación y la sobre
información abunda en las redes infectada de odio, venganzas,
discriminación, insultos escondidos en el anonimato, la lejanía o la
inexistencia del espacio físico. Toda esta imbricación del espacio
virtual, la violencia, los contagios y propagación de rabias, son
aprobadas tácitamente por los actores intervinientes en las redes
TRES
Haciendo uso de nuestra libertad para ingresar en las redes, aceptamos
amistades desconocidas físicamente, a sabiendas del riesgo un sinnúmero
de "simpatizantes" conlleva a un mundo global sin normas ni reglas de
juego, todos ingresan consintiendo que ahí pulula la violencia y por
tanto tiene posibilidad de ser agredido.
El otro detalle,
admitimos la existencia de una sociedad virtual sin gobierno, los
límites de la libertad son infinitos, sin cortapisas ni tabicamientos,
apreciada de manera singular porque es contrapuesta a la libertad
limitada ejercida en la vida real, en la realidad social donde estamos
inscritos. Entonces es la puerta de escape para sacar las ansias sin
darnos cuenta lo falso del acceso a la fuga, en tanto caemos en el
sometimiento de la nueva sociedad, el poder invisible el cual configura y
diseña el futuro a través de la voluntad dirigida, esto es, dominando
la voluntad de los actores, inculcándole la obediencia de manera sutil
hasta presuponerla como ejercicio de la libertad, sin coerción pero
domesticada para aceptar la violencia sin darse cuenta de ello en tanto
la violencia es interiorizada, alojada en la psique, la adoptamos y
hacemos de ella un comportamiento cotidiano, vehiculizamos el lenguaje
del odio, la venganza sin contención alguna, adoptando la violencia a
nuestro antojo pero en realidad somos quienes la sufrimos.
CUATRO
Aquí aparece un detalle interesante, la libertad y el sometimiento
coinciden en los hombres cuando ejercitan su autonomía, en cuanto el
poder invisible y sus instrumentos tecnológicos nos roban la libertad y
guían las acciones sutil e imperceptiblemente, por ello la violencia de
hoy es atrapar la libertad y mutar su esencia sin alterar su rostro y
ropaje.
Una vez más la psicopolítica es parte del arsenal de
la violencia, utiliza el poder de la seducción y persuasión para
conquistar a la diversidad de actores inscritos en la sociedad del Siglo
XXI, la urdimbre es infinita, a diario surgen nuevas estrategias de
incorporación para los aduladores de las nuevas tecnologías y en
especial los jóvenes navegantes por largas horas en medio del mar de
redes e intercambios virtuales para ir aceptando las nuevas reglas del
juego, admiten intercambio de datos digitales con un crecimiento
exponencial inusitado y calculado en duplicarse cada año, previéndose un
mundo de cosas conectadas en casi a 52 mil millones para el año 2020-24
; en consecuencia, no hay duda de quienes manejan los datos y otros
profesionales cibernéticos lucran con ellos sirviendo a gobierno,
empresas, negocios, universidades, crimen organizado y acciones
militares, quienes están ávidos de las grandes concentraciones de Big
data.
El universo de datos, filiaciones, perfiles, hábitos de
consumo, preferencias y adscripciones son engranajes de la plataforma
digital/real para someter a la sociedad por sí mismos, o sea, la
violencia invisible domina a la sociedad a través de la violencia
psíquica o desmentalizadora, buscando perfilar una verdadera mutación
antropológica en nosotros alejada de las ideologías, negación en la
construcción de nuevas comunidades reales, competitiva entre sí,
uniforme y desintegradora del otro, individualista, indolente,
indiferente, en conclusión un fenómeno cercenador de la soberanía en
todos los ámbitos de la sociedad.
CINCO
El disciplinamiento social está presente en la referencia puntual de las reflexiones de Byung-Chul Han a "la sociedad del rendimiento"
devenida con la flexibilización laboral, sepulturera del mundo del
trabajo en el Siglo XX y trajo la innovación en el campo laboral y por
consiguiente en la subjetividad del trabajador.
La idea
principal del paradigma de la sociedad del rendimiento era y permanece
como prioridad, disciplinar al actor para borrar de su conciencia las
reglas existentes en el mundo del trabajo y pasivamente las trasladara
al mundo de vida sin revelar su esencia de imposición, sino una suerte
de auto-sometimiento, donde el trabajador no percibe, tampoco detecta ni
observa el poder, su obnubilación es de tal magnitud que no distingue
el sentido de sus actos, mucho menos el dominio violento y dominante
sobre su humanidad.
El primer paso fue desubjetivar al sujeto,
esto es, evitar que no estuviese sujeto a nadie visible ante él, el
segundo, fragmentarlo, aislarlo y desplazarlo del lugar de poder y
control de su papel de actor y fabricante de su propia historia, donde
no fuese arquitecto y obrero de su presente y, por tanto, decidiera a
pensar su propio pasado y proyectos futuros desde otra perspectiva.
alejadas de la modernidad del Siglo XX y con un perfil más
individualista, consumidor, auto-empleador, competitivo, sin lazos
social ni ideología, con desdén y desprecio a todo aquello proveniente
de la pobreza y el descuido y ante todo buscando la perfección de su
personalidad diseñada ante el espejo de la globalización y el éxito
personal.
Una vez elaborada la plataforma de dominio del actor,
lo instrumentó como medida coactiva y coercitiva en el subconsciente
sin mediación de fuerza, esto es, con una serie de pautas
comportamentales le dibujaron el camino hacia el éxito personal, cuya
finalidad sería el pedestal del reconocimiento social demandante de su
ego porque al estar aislado, solo y sin vínculos sociales, solamente las
redes virtuales, la necesidad de reconocimiento fue su sed, anhelo y
deseo endémico, como si fuese una enfermedad de codicia indisoluble ante
las críticas y los reclamos familiares.
La apetencia por el
triunfo y las ansias de exterminar al oponente o competidor en la
carrera hacia el pináculo de la bonanza y el estrellato le obnubiló la
mente y poco o nada pudo percibir del toldo atalayador y sus hilos
extensores en forma de tentáculos atrapadores de conciencia y cuerpo
hasta despojarlo de su capacidad de decidir y mansamente ejercitar su
libertad cumpliendo con lo establecido, o sea, la libertad sometida
donde los actos del actor atentan contra sí mismo.
Los
dispositivos del auto control del tiempo para pagar las tarjetas, llegar
justo a tiempo al centro de trabajo o estudios, las convocatorias en
líneas, los acceso vehiculares a vías y rutas, la asistencia anticipada y
puntual en los aeropuertos, terminales de autobuses, colectivos,
horarios estrictos de escuelas, almacenes, centros comerciales,
farmacias y otros sitios de consumo o de atención a clientes, en fin, la
vida del actor de la sociedad del rendimiento quedó bajo los grilletes
del tiempo impuesto desde el poder, lo instalaron pero su conciencia aun
no lo capta.
Otra acepción son las metas laborales, el horario
tiene significancia al ingresar pero no al salir, borran las 8 horas
habituales de la jornada de trabajo y la salida es extensiva aun fuera
del sitio donde realiza su faena remunerativa. Cumplir objetivos,
competir con sus colegas, asistir a capacitación continua, leer manuales
de procedimientos, los catálogos de certificaciones empresariales,
rebasar topes de venta, registrar nuevos clientes, escribir con mayor
continuidad, asistir a eventos, atender la telefonía celular las cuales
son más de dos por personas, ingresar a la carrera de las compensaciones
para atender las nuevas adquisiciones de auto nuevo, hipotecas,
colegios privados, membrecías al club, viajes de vacaciones, optimizar
el tiempo hasta estrangular el sistema de salud, deteriorar su
resistencia y quedar en situación lastimosa en aras de incrementar sus
ingresos, consumir lo ofertado por el mercado, endeudarse para mantener
el ascenso hacia la cúspide sin garantizar el empleo obtenido ni su
perdurabilidad, las contingencias en la órbita empresarial muchas veces
provoca los despidos y son cotidianidades inatajables.
SEIS
Finalmente, el actor obediente está coaccionado por sí mismo a través del deber, "tener que hacer"
las cosas porque así ha constituido y fortalecido un patrón de conducta
ante las redes sociales, el trabajo, los compromisos de amplio abanico
de pagos, cobros, trámites, traslados y reuniones, toda una gama de
actividades asimiladas dócilmente pero causantes de perturbaciones
emocionales, psíquicas y enfermizas; en la mayoría de las veces este
modelo provoca padecimientos costosos o con grandes dificultades para
ser atendidas sin dejar de trabajar y vivir bajo el paraguas de la
violencia invisible en la sociedad del agobio eterno.
Los
dispositivos adicionales al disciplinamiento son el miedo, los temores y
la angustia los perseguidores y/o acosadores del actor de manera
constante, aunque no son ficticio los ingredientes de la guirnalda
mortificadora, sí torturan la psique hasta convertirlo en un ser
paranoico ante la ola de inseguridad, robos, asaltos, secuestros entre
otras expresiones de vulnerabilidad social. Atrapado en la red del
agobio hace uso de la libertad y busca desesperadamente huir, hallar la
solución ante la persecución anímica y es así como gestiona, busca y
haya un lugar seguro y son las privadas, coto residenciales, con
circuitos de seguridad, alambrados eléctricos, cámaras de vigilancia,
policías en los accesos; a su vez agencian una salida a sus ingresos con
el auto-empleo, auto explotarse para cubrir las demandas de sus
expectativas y vivir seguro, violentado su esencia y su intimidad. La
libertad es el imperativo de rendir más, ganar lo suficiente, abandona
el lugar de explotación pero lo cambia por la auto explotación,
explotarse a sí mismo hasta extinguirse. Afirma Byung-Chul Han, "en ese
sentido, la violencia y la libertad son lo mismo. La violencia se dirige
a uno mismo, el explotador es el explotado".
Bibliografía
Han, Byung-Chul, 2014, Psicopolítica, Editorial Herder, España.
2016, Topología de la violencia
2016, La sociedad de la transparecia
2017, La expulsión de lo distinto
2017, La sociedad del cansancio
2018, Sobre el poder
Robinson Salazar Pérez. Red Investigadores Latinoamericanos por la Democracia y la Paz
No hay comentarios:
Publicar un comentario