I
Los pueblos latinoamericanos estamos hermanados por el común de la
historia, una identidad híbrida resultado de los procesos que hemos
vivido, cuyo núcleo es la esencia primigenia humana. Nuestros pueblos
han sobrevivió a una constante conflagración colonial e imperialista, la
resistencia ha sido su voz que de una u otra forma han mantenido un
sentir propio, ajeno a las pretensiones hegemónicas de los países
imperialistas, aunque ciertamente, también en el seno de nuestras
naciones subsiste un sinfín de formas coloniales que se reflejan en la
vida social y cultural, con nuevas formas de opresión económica y
política: la independencia definitiva de Nuestra América está aún por
llegar.
La Caravana Migratoria que desde Honduras recorre
territorios devastados por el capitalismo, ha evidenciado la carencia de
la vida en la región central de América, así como, la supervivencia de
estructuras culturales como el racismo y la xenofobia, actitudes
reproducidas por diversas capas de la población que repudian el andar de
los inmigrantes centroamericanos, otra vieja estrategia de dominación,
el separar a la población bajo una carga de prejuicios y valores
negativos que dificultan la unidad de todo el pueblo, nos dividen desde
el poder para continuar dominándonos, sin embrago, la conciencia nace en
el seno mismo de esa contradicción ¿si somos seres humanos como no
hacer nuestro el dolor y la necesidad de otros? ¿Si somos los
trabajadores los que construimos la riqueza como no resistir ante la
devastación de nuestras naciones? La solidaridad y unidad de igual forma
se ha expresado, con alimentos, ropa, techo y buena voluntad para los
inmigrantes; justamente todo aquello que les ha sido despojado. Nuestros
pueblos se hermanan en la raíz misma de la existencia, la Caravana en
su paso por Guatemala y México ha encontrado el apoyo de los
desposeídos, de los de abajo, de un lado y del otro, la necesidad se
hace virtud al convertirse en solidaridad y conciencia por la
sobrevivencia humana.
II
Los
derechos humanos básicos les han sido negados, la violencia sistémica
del capitalismo los arrojó de sus hogares, de sus trabajos, de sus
tierras y de su propio pueblo. El dominio imperialista de los Estados
Unidos en la región ha sometido a los gobiernos a un claro servilismo,
el hostigamiento y represión con que el gobierno federal de México ha
recibido y tratado a los inmigrantes es respuesta de la solicitud
expresa de Donald Trump, sus amenazas con rechazar a la Caravana y
someter a los gobiernos que no respondan a sus imposiciones son la
reafirmación de la inhumanidad del régimen imperial.
El
gobierno de los Estados Unidos juega al cinismo, desde la fundación de
los Estados-Nación en Latinoamérica ha intervenido militar y
políticamente sobre la región, imponiendo dictaduras, gobiernos títeres y
derrocando a gobiernos populares mediante golpes de estado, en Honduras
lo hizo en el 2009, derrocando a Manuel Zelaya e instaurando la
simulación de la democracia, algo que todos los países han denunciado,
pero fiel a su política, lo niega y se erige a sí mismo como el juez que
puede juzgar y condenar las acciones, ellos junto a las burguesías
oligarcas aún existentes, condenan a la pobreza y la muerte a millones
de latinoamericanos, al igual que como lo hacen en regiones de Asia,
África y Europa. El imperialismo sigue vivo y continúa amenazando la
existencia humana.
III
El éxodo
centroamericano ha despertado debates aparentemente dormidos, cuestiones
calladas de la realidad regional y mundial; la pobreza generada por la
dominación del imperialismo, la extracción de la riqueza mediante la
sobre-explotación de los seres humanos y la negación en general del
derecho inalienable a una vida digna. Se violentan pactos regionales
como el Convenio Centroamericano de libre movilidad (CA-4) que establece
desde el 2006, un acuerdo entre Guatemala, El Salvador, Honduras y
Nicaragua, para la libre movilidad entre los ciudadanos de esos países
sin restricciones, este acuerdo se ha pisoteado por órdenes de Trump. La
ley del Imperio sobre puesta por las leyes y constituciones de los
pueblos, la falsa democracia amedrenta la libertad de los pobladores,
oprime la libertad de las naciones.
La Caravana Migratoria es
una medida tomada por quienes hoy luchan por sobrevivir, es una forma de
unidad entre los desposeídos, es la toma de conciencia del mal común y
la búsqueda en conjunto de una mejor realidad. El éxodo que se vive es
la expresión del capitalismo latinoamericano, siempre violento y
opresivo, faltó de formas humanas y alejado en la realidad de la
construcción de países regidos por las necesidades de sus pueblos y la
soberanía de las naciones, el éxodo ha dejado sin más caras al
imperialismo norteamericano.
Los pueblos son solidarios entre
sí, el pueblo de México es solidario, siente en el seno de su ser el
padecimiento de otros pueblos, la historia lo muestra, no dejemos nos
roben la memoria ni la conciencia. Extendamos la solidaridad y hagamos
frente a la inhumanidad imperialista ante poniendo la unidad
latinoamericana.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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