Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
El presidente de China, Xi Jinpingn, durante la visita a su homólogo de
EU, Barack Obama, en la Casa Blanca, en febrero de 2012, en el contexto
del debate sobre el nuevo orden económico mundialFoto : Xinhua
Nunca será suficiente
enfatizar la prospectiva sobre el nuevo orden mundial en los próximos
10 años del mandarín Xi, durante el 95 aniversario de la fundación del
Partido Comunista Chino:
el mundo se encuentra al borde de cambios radicales, contemplamos cómo la Unión Europea (UE) se está desmoronando (sic) y la economía de Estados Unidos se está colapsando (sic). Esto concluirá en un nuevo orden mundial que a lo sumo durará 10 años, cuando “Rusia y China puedan formar una alianza ante la cual la OTAN será impotente (https://goo.gl/1Frhkx)”.
Del lado anglosajón, es más resonante el clamor sobre el
fin de la globalización, de lo que no se enteran, o no les conviene, sus aldeanos turiferarios en Latinoamérica.
Martin Jacques (MJ) –autor del visionario libro Cuando China gobierne el mundo: el fin del mundo occidental y el nacimiento de un nuevo orden mundial (https://goo.gl/mkukW3)”– explaya
la muerte (sic) del neoliberalismoglobal y “la crisis de la política occidental (https://goo.gl/AkGkZE)”. A su juicio,
la economía occidental se ha estancado y ahora se acerca a su década perdida sin fin a la vista. Aduce que
el periodo más dinámico del crecimiento occidental de la posguerra fue en el fin de la guerra y al inicio de la década de los 70, la era del capitalismo de bienestar social y keynesianismo, cuando la tasa de crecimiento era el doble del periodo neoliberal (Nota: del thatcherismo/reaganomics) desde 1980 hasta el presente.
Para MJ,
la característica más desastrosa, de lejos, del periodo neoliberal ha sido el inmenso crecimiento de la desigualdad, lo cual coincide con las conclusiones del economista galo Thomas Piketty. Enuncia que
amplios sectores de la población, tanto en EU como en Gran Bretaña, se encuentran ahora en rebelión, que
ha paralizado a la élite gobernantecuando los
neoliberales y monetaristas están en retirada. Hoy la
desigualdad se encuentra en el pináculo de la agenda política, en sincronía con el
nacionalismo económico.
El
laureado Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, acaba de sentenciar
la “muerte de la globalización (…), escuela dominante del pensamiento
(sic) económico en occidente, del FMI y el Banco Mundial (BM) en los
pasados 30 años (https://goo.gl/PvBsfu)”.
Fue
cuando inquirí: “más allá del ultrarreduccionismo economicista y/o
financierista, carente de visión geoestratégica, ¿qué sigue, cuando se
despliega la desglobalización en pleno caos global geopolítico debido a
la decadencia de EU y su fallido orden unipolar? ¿
Economía mixtade libre mercado con control estatal (sumado hoy del
control ciudadano cibernético)? ¿Preponderancia de la economía real sobre el pernicioso financierismo de las burbujas especulativas de las plazas de Wall Street y la City? ¿Neokeynesianismo con re-regulación?
¿Proteccionismo regionalizado
en los diferentes bloques económicos bajo la férula geopolítica de las
esferas de influencia del nuevo (des)orden tripolar EU/Rusia/China?
¿Regionalismos de libre comercio y proteccionismos regionalizados en los
diferentes bloques económicos, si es que no se balcanizan en el camino,
bajo la férula geopolítica de las respectivas esferas de influencia
tripolar?
Queda pendiente el devenir de la hegemonía unipolar del dólar (http://goo.gl/wvCU55),
paradójicamente omnipotente en la fase del caos global, que no refleja
el imperante híbrido mundo multipolar ni el nuevo (des)orden tripolar de
EU/Rusia/China, cuando estas dos últimas superpotencias apuestan a la
desdolarización global y al resurgimiento del oro, acompasados de la
internacionalización de la divisa china en ascenso”.
En un
reciente seminario, el Center for China and Globalization (CCG), con
sede en Pekín, y el Centro Estratégico de Estudios Internacionales
(CSIS, por sus siglas en inglés), con sede en Washington, Long Yongtu
(LY), anterior negociador del ingreso de China a la OMC, abogó en forma
implícita por un
G-2meramente geoeconómico de China/EU para la “gobernanza económica global (https://goo.gl/1cjG7Z)”. Nada que ver con el tramposo “G-2 geoestratégico (https://goo.gl/NOEMFf)” de Zbigniew Brzezinski (ZB), ex asesor de Seguridad Nacional de Carter e íntimo de Obama (que rechazó China), con el fin de repartirse el pastel global sin Rusia ni la UE. Ya ZB había retrocedido cuando pregonó hace poco un asombroso
realineamiento, con el coralario implícito de una
tripolaridadde EU/Rusia/China (https://goo.gl/dgNb6n).
Según LY, China y EU,
con diferentes fases de desarrollo, tienen la habilidad para ayudar a forjar las guías económicas internacionales, cuando
el comercio internacional, el cambio climático y el comercio electrónico han emergido en las décadas recientes sin claros precedentes o reglas. Reconoce que
China se ha beneficiado mucho de haber entrado a la OMC y no tiene intención de cambiarla, por lo que
el resto del mundo debe estar tranquilo.
Diserta que la
nueva ruta de la seda (one belt; one road: OBOR, por sus siglas en inglés)y el AIIB (Asian Infraestructura Investment Bank) fueron
iniciados por China y, más que un desafío, son complementarios al existente sistema financiero global, ya que
las presentes instituciones financieras internacionales, que incluyen el BM y el ADB (Asia Development Bank) no pueden suplir las demandas en infraestructura.
Scott Kennedy, vicedirector de la cátedra
Freeman en estudios chinos en el CSIS, arguye que China no tiene
objetivos de empezar desde cero, sino que más bien jerarquiza el
concepto de
inclusión armónica.
He Yafei, anterior viceministro de Relaciones Exteriores de China, juzga que con
el TPP (Trans Pacific Parthnership), dominado por EU, Washington desea instalar su propio círculoy
evitar tener a China para que influya en sus reglas.
En un seminario anterior en Pekín, su think tank CCG abordó los “desafíos de la desglobalización (https://goo.gl/LgkMFu)” y sus tendencias en el mundo: el Brexit; el trumpismo en EU, con el
americanismopara sustituir la globalización, y el retorno del proteccionismo comercial y la exclusividad del TTIP y el TPP.
Según LY,
la OMC no puede más en forma efectiva colocar las reglas del comercio internacional, por lo que los acuerdos comerciales regionales (sic), como el RCEP (Regional Comprehensive Economic Partnership) son benéficos para empujar adelante la globalización, que deberá ser más
económicaque
financierista, como abordó la cumbre del G-20 en Hangzhou.
Para Huo Jianguo, alto funcionario del Ministerio de Comercio,
desde el punto de vista económico, los países desarrollados empujados por la globalización elevaron el nivel de su estructura industrial de una manufactura-céntrica a un enfoque de servicios. Pero hoy
la gobernanza global se ha retrasado detrás del rápido desarrollo del comercio y las inversiones globales, lo cual puede ser paliado por el multilateralismo.
Admite que
un problema de los acuerdos comerciales regionales, con el beneficio de innovación de sus reglas, es que pueden llevar a alianzas políticas y militares con consecuencias negativas.
La desglobalización y los regionalismos son reflejo del nuevo orden tripolar global.
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