Por Arnoldo Díaz
Contra su vigilancia generalizada, nuestro comunitarismo organizado.
*Para una versión actualizada del texto La inutilidad de la policía, les invitamos a revisar la siguiente liga: http://rupturacolectiva.com/la-inutilidad-de-la-policia
Publicado el 19 de Octubre en Nuestra Voz (SIerra Ventana, Nuevo León):
Contra su vigilancia generalizada, nuestro comunitarismo organizado: Entrevista con Demián Reyes
En un país donde se nos criminaliza
simplemente por existir, la vida de lxs jóvenes se ve amenazada día con
día por las instituciones que juraron protegernos. La policía y la
cárcel son las principales instituciones del sistema para mantener bajo
control a la sociedad y exterminar a aquellxs que representen un peligro
para el orden establecido. La implicación de la policía y el ejército
en las masacres recientes en nuestro país abren la necesidad de repensar
y criticar la visión que tenemos de “los protectores de la paz y el
orden”.
¿Es la policía una institución encargada
de administrar justicia? ¿Qué tipo de justicia? ¿Un mundo sin policía
es posible? ¿Qué podemos hacer para eliminar esta fuerza represiva?
Para resolver estas cuestiones es vital
recurrir y revisar las propuestas críticas generadas en nuestras
ciudades, producciones radicales que se nutren de la práctica y la
teoría. Por esto, reproducimos a continuación una entrevista con el
compañero Demián Reyes, autor del libro “Hermenéutica de las Prisiones”,
el cuál ha sido comentado y discutido en diversos medios anarquistas y
anticapitalistas de México y América Latina.
La entrevista que a continuación les
presentamos tiene como objetivo profundizar en las reflexiones y
propuestas del autor sobre el fragmento del libro antes mencionado, el
cual lleva por título La inutilidad de la policía: Apuntes sobre la historia y el concepto de la policía siendo la edición de Ediciones Ex Nihilo, –que aparece junto al texto de Massimo Passamani La Cárcel y su Mundo: Reflexiones para una sociedad sin jaulas– la referida en éste texto.
El texto puede encontrarse en la siguiente liga: https://exnihilo.noblogs.org/post/2016/09/22/la-inutilidad-de-la-policia-y-reflexiones-para-un-mundo-sin-jaulas/
Uno de los elementos que
considero muy valioso es la crítica que haces al trabajo intelectual que
hasta hoy sigue siendo referente para el estudio del castigo y el
sistema de justicia, por citar tus ejemplos podemos ver esta tendencia
en Foucault, Sartre, Derrida y lo que se ha generado siguiendo sus
reflexiones, las cuales colocan como prioridad la estructura del poder
político y no la aplicación de ésta. ¿Qué implicaciones tiene el partir
del análisis de la política aplicada a las calles?
Antes de comenzar a tirar la crítica
armada –de argumentaciones-, agradezco que los compañeros de Monterrey
eligieran este texto y a su autor para realizar esta entrevista. Estoy
agradecido.
Para tirar la primera piedra, pienso que las implicaciones políticas de Sartre fueron más un símbolo por
ser el portavoz del grupúsculo filosófico de moda en los 60’s y 70’s,
que un ser-activo en la denuncia de esos mecanismos de poder. El
ejemplo que enuncio es más bien a ese amor vigilante y dominante que
predomina en una relación afectiva. En sus mismos cauces, termina
convirtiéndose en un “amor policial”, porque vigila, observa y entrega
reportes cada que hay una problemática en las ‘calles de la pasión o la
infidelidad’. En Derrida es lo mismo pero desde el psicoanálisis.
Los méritos de denunciar desde lo
teorético y alzar, por lo menos, la voz en contra de los sistemas de
poder, es algo que admiro mucho, a comparación de otros ‘giros’ como el
decolonialismo, la teoría crítica, el educacionismo y sus respectivos
autores, que están acumulando diluvios de textos en lugar de una
responsabilidad directa e incidente con los movimientos sociales.
Foucault habla en una entrevista de 1977
sobre que “la justicia está diseñada para que la policía funcione”, es
decir, que la policía antecede a los juzgados. En efecto, hay una informalidad jurídica fuera de lo legislativo en la creación histórica de la policía.
Al inicio de mi ensayo, hablo de una
expresión gráfica –y no tan ilusa- para imaginar el origen de la
policía: un grupo de egos se fusionan (así nace el Estado primitivo), se
hacen con los medios de producción, las herramientas y las tierras, y
convencen a un grupo no tan inteligente de vigilar las nuevas
posesiones, con la orden de usar la fuerza para quien siquiera las pise.
A eso me refiero con la “política” aplicada al momento; no es una
bio-política, simplemente la manera práctica en la que la policía hace
uso de la política y el derecho que son fabricados por los distintos
poderes estatales.
En todos los países que he visitado,
existe la misma sensación de vigilancia e inseguridad cuando, en nuestra
tarea de periodistas o luchadores sociales, hay un grupo de policías,
antimotines o granaderos rondando las calles.
Esa es la política aplicada en las
calles, que posteriormente se maquilla en los juzgados para hacerse
valer como algo ‘formal’. De esta forma, el análisis desde la estructura
se vuelve una quimera, al olvidar la subjetividad inmediata que
representa el policía o el funcionario público en las calles.
Más adelante en el texto,
posicionas la hipótesis del proceso de cambio entre la concepción de
“orden público” del siglo XIX y la conciencia de la práctica policiaca a
través del internet en el siglo XXI. Abusos policiacos y demás horrores
del sistema son ahora contenido viral, pero ¿Cómo identificar cuando la
viralización transgrede la concepción día a día de los sectores más
afectados por las fuerzas de la ley y no solo se quedan atrapados en la
memoria cibernética?
Pienso que existe una conciencia fisurada. Por
una parte, la sociedad le tiene un cierto repudio a la policía por las
prácticas tan cotidianas que nunca nos van a enseñar en la escuela
(¡debería existir una escuela para saber como afrontar el pago de luz,
la hipoteca, el currículum vitae y los intentos de mordida!), como lo
son las infracciones viales –y su terrible ‘corralón’-, su papel en
conflictos del interés privado, etc., y en gran medida también, por los
abusos policiales de sus funcionarios más pedantes, violentos e
inexperimentados para ese puesto.
Sin embargo –y como lo esbozo en la parte de “El paternalismo policial y el ‘derecho privado’”- el
ciudadano sigue dependiente de la policía como guardián del
ordenamiento urbano. Por otra parte, los acontecimientos de Ferguson en
2015, Baltimore 2015 y los más recientes en Charlotte de 2016, todos en
Estados Unidos, muestran la cara más directa de esa violencia policial,
así como videos donde policías detienen a ciclistas, conductores y
artistas en la calle, involucran una conciencia más crítica que el
elemento cibernético de la imagen; las detenciones, toletazos y demás
abusos son formas que la gente ya conoce y son normalizadas para ella.
No es utópico. Hay que ofrecer
alternativas vecinales-barriales y comunitarias para que la gente vigile
sus territorios y barrios. Venga, esto se dará poco a poco.
El concepto que se presenta como
clave para la comprensión de la reflexión anarquista que propones es el
de violencias no-volitivas ¿Podrías explicar que es a lo que llamas
violencia no-volitiva y esbozar herramientas para identificarla?
No es una reflexión anarquista. El
estudio de las dinámicas históricas y las experiencias directas nos
muestran la careta oficial de la violencia institucionalizada con los
grupos porriles, la represión selectiva, el narcotráfico, el
paramilitarismo y los distintos niveles de la policía. No es necesario
adjudicarse tal o cual ideología para entender estos mecanismos.
Los niños olvidados de los banlieusards (suburbios
de las periferias en Francia), como “El Canaca”, han entendido la
violencia policial sin necesidad de leerse un libro de post-anarquismo o
de Pierre Bordieu.
La violencia no-volitiva es
aquella que no deseamos como tal. Gases lacrimógenos, toletes, escudos,
armas, son mas bien herramientas de combate y guerra que financia la
clase al poder. No nacen de nuestra voluntad (como el hecho de que la
gleba y los esclavos se unieran a los ejércitos dorios y atenienes por
llenar su estómago ante la miseria de la esclavitud).
Nuestro nuevo siglo se caracteriza por
la disminución de los movimientos armados y el aumento de la
vulnerabilidad en las protestas sociales. Tan sólo en dos años ya
tuvimos varias masacres en México; Ayotzinapa, Tanhuato, Nochixtlán,
etc. Por tanto, la decisión de emplear en algún momento la autodefensa
(que no deja de ser un acto violento) no es algo que nos pertenezca
logísticamente, sino un último ejercicio de desesperación. “Somos lo que han hecho de nosotros”. Hará falta ahondar en este término desde una lógica más colectiva. Tal vez.
Pones como propuesta palpable de
estas ideas a los esfuerzos de autodefensa de la comunidad Cheran K’eri
y Aquila con la creación de la “ronda comunitaria”, debido a la falta
de información sobre la situación que nos ha llegado al norte te pediría
ilustraras este tema y las diferencias básicas entre la policía del
Estado y la policía comunitaria.
Cherán Kèri es el único territorio que
he pisado y en el que puedo decir: ¡SE PUEDE RESPIRAR LA LIBERTAD! En
abril de 2011, este municipio ubicado en la meseta pur´hépecha logró
expulsar a los grupos criminales, talamontes, policías y partidos
políticos mediante una “insurrección pacífica” -aunque suene
contradictorio- con una enorme movilización de los habitantes, sitiando
el municipio con fogatas –que después serían los espacios de
organización en las esquinas de cada calle de los 4 barrios-. En esos
momentos de tensión, se decidió expropiar las armas y vehículos de la
policía municipal. En la formulación formal del autogobierno comunal, se
decidió que la “ronda comunitaria” (que ha sido una práctica ancestral
desde antes de la Conquista) se encargaría de las labores de seguridad y
“ordenamiento” territorial –entre comillas porque floreciendo la vida
comunitaria mediante este nuevo modelo autonómico, el orden se da entre
todos los habitantes-.
Tengo una anécdota muy ilustradora y
pintoresca al respecto; en uno de los viajes que hicimos de
investigación y documentación a Cherán, se “coló” una brigada de
estudiantes de la UACM San Lorenzo Tezonco. Después de conocer a los
integrantes del Consejo de Bienes Comunales y sus proyectos de
reforestación y tecnologías de cultivo, los chavos se fueron a un bar
por ahí cerca, uno de los pillos ya estaba algo pasado y miembros de la
Ronda lo llevaron al camión diciéndole “ten más cuidado chavo”. Digamos
que la nueva policía SÍ está cuidando en vez de castigar.
Esta nueva policía también funge como
‘guardabosques’ y con innovadoras tácticas de comunicación, se dedican a
apagar los constantes incendios que se dan en lo alto de las montañas
en las épocas de calor. Resguardan las dos entradas que hay en el
municipio.
Finalmente, una de las lecciones
que quedan claras tanto de tu texto como de La Cárcel y su Mundo:
Reflexiones para una sociedad sin jaulas de Massimo Passamani incluido
en esta edición, es que tanto la cárcel como la policía son necesarios
para el desarrollo del capitalismo, por lo que la propuesta radical no
es abolirla en esta sociedad, sino destruir todas las condiciones
sociales que las hacen necesarias. Pero visualizando las necesidades
puntuales de lxs presxs, la criminalización y exterminio que sufren los
sectores más oprimidos de la sociedad, así como la juventud en general,
sumándole la falta de organización y los constantes problemas de la
realidad urbana. ¿Cómo contribuir a la lucha contra la policía y la
cárcel hoy en día?
Vuelvo a la historiografía. Las
prisiones y los parapetos policiales se crearon para defender la
propiedad privada. Mientras menos contribuyamos a reproducir las lógicas
de acumulación, expansión y monopolización de los capitales globales,
menos paternalismo tendremos de las instituciones que conforman al
capitalismo. Tampoco llamo –de forma ilusoria- a la salida del
capitalismo, eso es ridículo en totalidad, y algo que muchas
agrupaciones no han entendido y realizan como una forma de “atacar al
capital”, que mas bien es una hiperautonomización de colaborar
(o soñar con colaborar) entre personas de una misma ideología y no con
los distintos sectores sociales en los que nos ha dividido la hidra
capitalista. Entendamos también que las grandes prisiones y la población
se concentran más en las urbes, porque lo que la agitación social en
estas ha de intensificarse con proyectos de autonomía. Antonis
Drakonakis, un militante anarquista griego hace una crítica muy áspera
en su texto “Organización versus grupo de afinidad: el
proceso de hiperautonomización y las debilidades estructurales de un
colectivo anarquista” sobre este conflicto de metodologías de acción.
Muchos grupos contraculturales le tiran
más a la onda rural, los comunistas y activistas estudiantiles le tiran
mas al clasiquísimo proyecto de la onda obrera y la organización
barrial; nosotros proponemos un unitarismo entre ambas posturas (y un
buen que hacen falta: el comercio popular, la lucha por la vivienda, el
respeto a las disidencias sexuales, el ecologismo, los inmigrantes,
etc.) ¿imaginas si cada escenario social, desde sus subjetividades,
lograra una conciencia anti-paternalista con respecto a la policía y las
prisiones? Además de un movimiento anti-carcelario más potente y
solidario, existirían nuevas formas de vinculación y organización
revolucionaria para acercarnos a la autonomización del territorio, que
es la forma, hasta ahora, más realista de disminuir los ‘crímenes’,
‘delitos’ y los conflictos antagónicos entre clases.
No, no llamamos a reformar desde la
falsa salida de la autonomía. Sí, llamamos a la abolición de la sociedad
de clases y todas sus prisiones dando el primer paso, que es
reconociéndonos como una clase autónoma, independiente y capaz de
revolucionar las jerarquías imperantes; pero ésta no llegará por una
distópica insurrección o una revolución popular, como piensan las
agrupaciones de “rojos y negros”.
¿Algún ejemplo? En un viaje coordinado a Colombia con la agrupación Rebeldía Contrainformativa,
conocimos los cabildos indígenas del Cauca en los que, al igual que
muchos pueblos de Latinoamérica, gestionan su justicia a través de
asambleas y gobernanzas comunitarias. En este caso, las cárceles son mas
bien ‘acompañamientos jurídicos’ que integran tratos humanitarios y
escuelas de armonización, como si habláramos de una escuela de
relaciones humanas, para evitar actos que incomoden a las tres líneas
espirituales de estos pueblos indígenas: 1) yo, 2) la familia y 3) la
comunidad.
¿Y en la ciudad? Es nuestra tarea
revelarlo. Tenemos varias praxis para proponer, pero no queremos
mostrarlas hasta que la ciudad sea un escenario en disputa entre la
autonomía y la extrema alienación política que ha albergado desde su
creación.
Hace poco sufrió agresiones una
corredora en el Bosque de Tlalpan y la primera respuesta del gobierno
federal fue “más policías y cámaras”. Los habitantes publicaron en sus
Facebooks que la respuesta no es más vigilancia, sino más convivencia.
Contra su vigilancia generalizada, nuestro comunitarismo organizado.*Para una versión actualizada del texto La inutilidad de la policía, les invitamos a revisar la siguiente liga: http://rupturacolectiva.com/la-inutilidad-de-la-policia
Publicado el 19 de Octubre en Nuestra Voz (SIerra Ventana, Nuevo León):
Contra su vigilancia generalizada, nuestro comunitarismo organizado: Entrevista con Demián Reyes
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