Muchas
verdades alucinantes vi por mi paso por estas legendarias tierras
mayas. Desde indomestizos ilustrados amantes de Europa y Norteamérica,
aunque jamás salieron del país, hasta lujosas estatuas de españoles/as
que son paseadas en hombros, por días enteros, paralizando ciudades
completas, por centenares de penitentes creyentes. Lo hacen porque la
prensa nacional les dice que lo hagan.
El pasado 26 de
octubre, ante el reiterado anuncio mediático de bloqueo de caminos a
nivel nacional (muy a pesar que indígenas y campesinos habían renegado
dicha acción), salí a recorrer por las carreteras principales del país.
No encontré ni un solo punto de bloqueo. Eso sí, los caminos estaban
patrullados por agentes de la Policía Nacional Civil, en busca de
indígenas y campesinos “haraganes” movilizados. Entonces supe que hasta
el Estado es víctima de la prensa canalla
La desgracia de
esta prensa mentirosa, no es tanto lo que dice o lo que cobra por
vociferar, sino que diferentes estratos sociales de guatemaltecos asumen
sus mentiras como verdades. Sí, aunque Ud. no lo crea. Gente de clase
media, profesional o no, cree las mentiras envenenadas de estos ruines
como ciertas. Ni hablar de los estratos populares.
Hace
unos meses atrás, entrevisté a un reportero de Prensa Libre sobre las
difamaciones contra el movimiento social CODECA que publicó en dicho
medio. La respuesta del empobrecido obrero reportero fue: “Esa partecita
de la nota lo aumentó mi jefe editor. Yo no lo puse”. Su jefe canalla,
jamás se atrevió a responder a los correos que le escribí.
Ciudades
como Antigua Guatemala, Guatemala ciudad, y otras, durante los tiempos
de Cuaresma y Semana Santa, son intransitables. Centenares de
acongojados creyentes bloquean calles y avenidas cargando en hombros
estatuas religiosas, sin que nadie proteste por las pérdidas económicas
que les ocasionan. ¿Saben por qué? Porque son bloqueos de caminos en
nombre de Dios, convocadas y capitalizadas por la prensa canalla, y sus
financistas.
Sobre el último paro nacional movilizado de
indígenas y campesinos, La Prensa, El Periódico, Nuestro Diario, La Hora
(prensa escrita), las radios corporativas y canales de televisión,
desinformaron y desprestigiaron hasta el cansancio a indígenas y
campesinos movilizados de CODECA. Incluso falsificaron copia de
documento oficial del gobierno de Noruega para calumniar a esta
organización sobre financiamientos inexistentes. ¿Por qué descargaron
tanta artillería contra un movimiento indígena campesino?
Sin
embargo, estos mismos medios, en coro, junto a la Embajada
Norteamericana, convocaron y engrandecieron las protestas callejeras del
pasado año, disque contra la corrupción. Convocaron al paro nacional
movilizado, con bloqueo de caminos en el interior, el 27 de agosto del
2015, con la finalidad de destituir al ex gobernante Otto Pérez Molina
que les hacía competencia en el negocio de la corrupción (el chivo
expiatorio de los corruptos mayores).
La prensa abyecta
intentó e intenta acribillar a CODECA porque este movimiento
indocampesina no obedece a los dictámenes de los patrones de la finca
Guatemala. No es el movimiento ideológicamente cualificado para ellos.
No es el adorno folclórico que desearían tener en sus sets de
televisión.
Les asusta porque CODECA continúa, y
continuará, en las calles impulsando y exigiendo transformaciones
estructurales de fondo en esta República que no pudo ser. Les preocupa
la consigna: “Que se vayan todos”. Porque si sus patrones corruptos
caen, también caerán o se suicidarán los corruptos gerentes de la prensa
canalla.
Lo positivo de este sistemático ataque mediático
hacia este movimiento indocampesino, no es sólo el búmeran que genera
en una parte de su audiencia. Sino que está obligando a indígenas y
campesinos organizados, con bajo grado de escolaridad, a convertirse en
ciberactivistas en y desde las redes sociales para mostrar sus luchas.
En
la actualidad, en gran medida, todo lo que se muestra de las acciones
colectivas simultaneas de movimientos indocampesinas en el interior del
país no es tanto trabajo de la prensa del estómago, sino esfuerzo de
comunicadores comunitarios.
En este sentido, aunque en
Guatemala no podemos decir con Albert Camus que: “Un país vale lo que
vale su prensa”, sí podemos decir: “feliz culpa de quienes desprestigian
y aplican el cerco mediático a los insumisos movimientos sociales”. Nos
están obligando a democratizar las verdades por otros medios.
http://www.alainet.org/es/articulo/181311
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