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Actualmente,
el cultivo ilegal de aguacate ocupa un área de cerca de 20.000
hectáreas, según datos de la secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente de
Michoacán, estado mexicano donde se encuentran la mayoría de las
plantaciones de la fruta en el país. La mayor parte de esas zonas solían
ser bosques o selvas.
Se
estima que cerca de 600-1.000 hectáreas de bosque son destruidas
anualmente en México para dar lugar al cultivo del aguacate, de acuerdo
con el
Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias
(Inifap).
El
fenómeno se debe al significativo aumento en la demanda por la fruta.
El consumo del aguacate por parte de EEUU —comprador de un 85% de la
producción mexicana— ha aumentado mucho en los últimos años. Si en la
década de los 90 el consumo promedio de los estadounidenses era de 500
gramos, hoy llega a alcanzar los 2,5 kilos, informó BBC.
Para
beneficiarse de la venta del aguacate, muchos productores furtivos
talan o incendian los árboles para utilizar el terreno para las
siembras. La invasión es realizada, en general, de manera gradual, así
que las autoridades del país no siempre logran detectar la deforestación
desde el aire.
Por su parte, la Asociación de Productores y
Empacadores de Aguacate de México (APEAM) advierte que la deforestación
de la vegetación mexicana no puede ser atribuida sólo a los agricultores
de aguacate, ya que la tala clandestina de árboles para la venta es
responsable de destruir a cerca de 1.500 hectáreas de bosques cada año.
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