La Jornada
El libro América Latina y el capitalismo global: una perspectiva crítica de la globalización,
de William I. Robinson, se inscribe en los estudios sobre la
globalización, específicamente la teoría del capitalismo global, que
desarrolla basada en tres elementos: producción trasnacional, clase
capitalista trasnacional y Estado trasnacional, la cual aplica para
explorar y revelar los cambios trascendentes que ha sufrido América
Latina en las últimas décadas. Para el autor, “la globalización es la
dinámica subyacente que impulsa los procesos sociales, políticos,
económicos, culturales e ideológicos alrededor del mundo del siglo XXI. A
medida que cada nación y región es integrada dentro de las estructuras y
procesos trasnacionales emergentes, han surgido –en América Latina y
otros lugares– nuevas estructuras económicas, políticas y sociales. Hay
una nueva configuración del poder global que se manifiesta en cada
nación y cuyos tentáculos bajan hasta el nivel de comunidad. Cada
individuo, cada nación, cada región están siendo incorporados a los
procesos trasnacionales que han socavado las autonomías y
provincialismos anteriores. Esto hace que sea imposible abordar temas
locales –si no es que incluso cualquier asunto de importancia social,
política o intelectual– al margen del contexto global”.
Coincido plenamente con el llamado de Robinson a los intelectuales a
ejercer una opción preferencial por la mayoría en la sociedad global. Intelectuales “capaces de proporcionar a las mayorías populares estos conocimientos teóricos como insumos para sus luchas en el mundo real por desarrollar relaciones sociales alternativas y una lógica social alternativa […] En otras palabras, los estudios críticos de la globalización tienen que ser capaces de inspirar la acción emancipadora, de reunir a múltiples corrientes en el desarrollo de programas que integren la teoría y la práctica”.
Robinson expone su enfoque particular de la globalización como una
etapa cualitativamente nueva en la historia del capitalismo mundial.
Para este autor, “la crisis capitalista mundial que comenzó en la década
de los 70 es generalmente identificada como el punto de inflexión para
la globalización, y […] marca la transición a una nueva etapa
trasnacional en el sistema […] Las nuevas élites globales y los
capitalistas trasnacionales se dedicaron a desmantelar los distintos
modelos asociados con el capitalismo nacional corporativo y a construir
un nuevo régimen de acumulación global ‘flexible’. A grandes rasgos, el
keynesianismo fue sustituido por las políticas monetaristas, la
desregulación y un enfoque de ‘oferta’ […] que incluía una gravación
fiscal regresiva y nuevos incentivos al capital. El compromiso de clase
fordista fue sustituido por una nueva relación capital-trabajo basada en
la desindicalización, el trabajo flexible y la desregulación de las
condiciones laborales. Y en la reproducción social, el contrato social
del bienestar fue sustituido por la austeridad social y las leyes del
mercado.”
Las aportaciones de Robinson para el análisis crítico de esta nueva
etapa del capitalismo son tantas que me limito a exponer sólo las que me
parecen cruciales para entender su perspectiva; entre éstas, enumerar
los cambios fundamentales en el sistema: 1] el aumento del capital
verdaderamente trasnacional y un nuevo sistema globalmente integrado de
producción y finanzas, 2] la trasnacionalización de las clases y el
surgimiento de una clase capitalista trasnacional como clase hegemónica
en todo el mundo, 3] el surgimiento de un aparato de estado
trasnacional, 4] nuevas relaciones de poder y desigualdad en la sociedad
global. Temática fundamental que también aclara Robinson gira en torno a
que la globalización no significa el fin del Estado-nación, sino su
trasformación en estados nacionales neoliberales, que sirven a la
acumulación de capital global sobre la local. Señala que estos estados
realizan tres servicios esenciales:
1] adoptar políticas fiscales y monetarias que garanticen la estabilidad macroeconómica, 2] proporcionar la infraestructura básica necesaria para la actividad económica global (puertos y aeropuertos, redes de comunicación, sistemas educativos, etc.), y 3] proveer el orden social, es decir, estabilidad, lo que requiere de instrumentos que mantengan el control social, aparatos coercitivos e ideológicos.Según Robinson, las instituciones trasnacionales intentan coordinar el capitalismo global e imponer la dominación capitalista más allá de las fronteras nacionales. Conceptualiza el aparato de Estado Trasnacional [ETN]
como una red informal compuesta por las instituciones políticas y económicas inter y supranacionales, junto con los aparatos de Estados nacionales que han sido penetrados y transformados por las fuerzas trasnacionales, y que todavía no han adquirido (y tal vez nunca lo hagan) una forma centralizada. La tesis del autor sobre el Estado trasnacional implica un triple argumento:
1] La globalización económica tiene su contraparte en la formación trasnacional de clase y el surgimiento de un ETN que es traído a la existencia para funcionar como autoridad colectiva de una clase dominante global. 2] El Estado-nación no retiene la primacía ni desaparece, pero es transformado y absorbido por esta estructura más grande del ETN. 3] Este ETN emergente institucionaliza la nueva relación de clase entre el capital global y el trabajo global, o las nuevas relaciones de clase y las prácticas sociales del capitalismo global. Muy importante es la aclaración de que
si bien es cierto que el poder y la autonomía del Estado-nación se han reducido en relación con las estructuras de poder trasnacionales, esta imagen es un poco engañosa, ya que estas estructuras de poder trasnacionales están localizadas dentro de cada país, constituidas por fuerzas sociales concretas que son material y políticamente parte del bloque de poder trasnacional emergente. Asimismo, advierte:
una de las contradicciones fundamentales del sistema capitalista global es la que se da entre la globalización de la economía y un sistema político basado en el Estado-nación. El aparato de ETN es incipiente e incapaz de regular el capitalismo global o de corregir muchas de sus tendencias a la crisis.
Obra excepcional e imprescindible para conocer la realidad de Nuestra América.
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