Eric Nepomuceno
Un veterano analista
político de la capital brasileña dice que si se juntaran todos los
parlamentarios que han tenido hijos fuera del matrimonio habría quorum
suficiente para reformular toda la Constitución.
Hay cierta exageración en la frase: no hay indicios de que dos
tercios del Congreso ostenten en su currículo semejante pasaje. Pero hay
antecedentes claros, empezando por el senador Renan Calheiros, actual
presidente del Senado y del Congreso y principal soporte de la
presidenta Dilma Rousseff en el ámbito parlamentario.
Hace unos nueve años, Calheiros ocupaba exactamente los mismos
puestos de ahora. Renunció cuando se supo que había tenido un hijo con
una periodista, y una constructora con contratos con el gobierno se
encargaba de la pensión mensual del niño. Para no tener su mandato
impugnado, el noble parlamentario prefirió renunciar al mando de la
casa.
La ex amante, a su vez, recibió recursos suficientes para mudarse a
otra ciudad, y un jugoso contrato para exhibir en detalle sus atributos
más visibles en la revista Playboy. Nunca más se supo de ella.
Ahora, un nuevo escándalo involucrando a un poderoso salta al ruedo y
agita las redes sociales. La periodista Mirian Dutra decidió volver del
pasado y revelar, en detalle, su historia con el ex presidente Fernando
Henrique Cardoso, que también incluye un hijo, que hoy tiene 25 años, y
ayuda financiera prestada por una empresa que tenía contratos públicos.
Si a lo largo de su larga carrera política Renan Calheiros coleccionó
una serie de denuncias por actitudes irregulares, Fernando Henrique
Cardoso siempre supo mantener una postura de hidalgo inmaculado, pese a
su fama de galanteador. Su historia con Mirian Dutra, una opaca
periodista de la poderosísima Tv Globo, era archiconocida en el ámbito
político, pero a no ser por una crónica publicada en una revista
alternativa de poca tirada, jamás se hizo pública. El affaire duró de 1985 a 1991, cuando nació Tomás.
A aquellas alturas, Cardoso ganaba espacio en el escenario político
brasileño. La noticia de un hijo fuera de su sólido matrimonio con la
antropóloga Ruth Cardoso era, por razones obvias, un inconveniente a ser
evitado a todo costo.
Mirian Dutra fue nombrada corresponsal en Lisboa por la Globo. Luego
de algún tiempo, la transfirieron para Londres, pero había un pequeño
inconveniente: ella no hablaba inglés. La despacharon entonces para
España. No para la capital, como sería natural, pero para Barcelona.
A lo largo de 24 años no quedó registro digno de mención de su
trayectoria como corresponsal. Al contrario: se cuentan con los dedos de
una sola mano sus apariciones en la pantalla más poderosa de
Latinoamérica.
Nada de eso, vale repetir, fue secreto a lo largo de todos
esos años. Hasta que ahora, el pasado diciembre, algún burócrata quiso
agradar a los patrones promoviendo un fuerte recorte de gastos en la
Globo. Entre los cesados estaba la ex amante de Cardoso que,
inconformada, decidió hablar.
Para empezar, relató que, siendo senador, Cardoso la obligó a
practicarse dos abortos, en un país donde abortar está prohibido por
ley. Cuando se negó a interrumpir el tercer embarazo, Cardoso estalló en
furia. Se armó, entonces, el
esquema de desapariciónde la amante y su hijo. El director de periodismo de la Globo, Alberico Souza Cruz, se encargó de despacharla lejos. Pasado un tiempito, fue contemplado con la concesión pública de un canal regional de televisión en su estado natal.
Algunos años después, como el sueldo de la corresponsal que poco o
nada aparecía en la pantalla era insuficiente para el nivel de vida a
que ella aspiraba, surgió un oportuno contrato con la Brasif, que tenía
la concesión, en régimen de monopolio, de todas las tiendas libres de
impuestos –las free shop– de los aeropuertos brasileños. A
cambio de 3 mil dólares mensuales, la ardua labor de Mirian Dutra sería
enviar informes mensuales sobre los free shops españoles. Ella dice que además de no enviar un único informe, nunca más volvió a pisar un solo free shop.
Dice también que en 2001, cuando enfrentó una grave crisis, la Globo fue prontamente socorrida por la banca estatal.
Sobre la existencia de dos pruebas de ADN realizadas sin que ella
supiera, que indican que Tomás no es hijo de Cardoso, contesta con una
frase corta:
Toda mujer sabe quién es el padre de su hijo.
Cuenta cómo hubo una especie de complot entre Cardoso y todos los
medios de comunicación para mantenerla en lo que dice fue un exilio, y
así sepultar su historia y la de su hijo. Que, a propósito, ganó de
Cardoso becas de estudio en Estados Unidos, además de un departamento en
Barcelona, pese a, al menos en teoría, no ser efectivamente su hijo.
Cardoso, sin perder sus aires de hidalgo propagador de la moral, se
dice indignado por la explotación pública de un tema que se restringe a
su vida privada. Sobre las afirmaciones de su ex amante, ni una palabra.
Montada en el resentimiento, Mirian Dutra dice que seguirá hablando: quiere mostrar quién es realmente Cardoso, el
príncipe de los sociólogos. Quiere mostrar que hay mucho más de público que de privado en su historia. Algo logró: el pasado viernes, la Policía Federal anunció que investigará el caso.
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