Por Isabel Soto Mayedo *
Guatemala
(PL) La oxigenación del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) a
partir de la actualización de sus instituciones y estatutos, así como
de la racionalización de los gastos, es considerada un imperativo por
parte de Costa Rica.
Durante una conferencia magistral, pronunciada en la estatal
Universidad de San Carlos de Guatemala, el presidente de Costa Rica,
Luis Guillermo Solís, insistió en la urgencia de propiciar el
aggiornamiento o reacomodo a los nuevos tiempos de ese mecanismo de
integración y sentó las pautas para concretar ese proceso.
"Hoy
nuestra región no está más cerca de la integración de lo que lo estaba
hace 15 años y, peor aún, podría encontrarse en una fase regresiva,
alejándose del objetivo fijado en aquel momento", declaró. Para el
reconocido historiador y politólogo costarricense, la superación del
marasmo, parálisis y desaliento en el ámbito del SICA sólo será posible
cuando todos sus miembros asuman que los tiempos cambiaron y concuerden
en la necesidad del refrescamiento, actualización y relanzamiento del
sistema.
Además de Costa Rica forman parte de ese instrumento
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá, Belice y República
Dominicana.
Casi dos décadas después de la creación del ente
regional, el 13 de diciembre de 1991, mediante la suscripción del
Protocolo a la Carta de la Organización de Estados Centroamericanos o
Protocolo de Tegucigalpa, no caben las aspiraciones unionistas basadas
en visiones militaristas y anexionistas, opinó.
Hay que
recuperar la unidad en la diversidad con un SICA reconstruido y
fortalecido, remarcó y en ese sentido instó a los estados miembros
cumplir con lo que calificó como su principal obligación: mejorar las
condiciones de vida y de educación del pueblo.
Sólo de ese modo
será posible alcanzar "el horizonte de esperanza, paz, prosperidad y
felicidad a los que los pueblos aspiran", aseveró.
En
correspondencia con esa visión, sugirió que el trabajo mancomunado por
la reversión progresiva de la situación de infantes, mujeres,
adolescentes, ancianos, indígenas y afrodescendientes en el área, puede
ser un punto de partida para avanzar hacia el restablecimiento de la
salud del SICA.
Otro elemento a considerar desde esa perspectiva
es procurar la coordinación y aceptación de una postura internacional
frente al cambio climático desde Centroamérica, una de las regiones más
impactadas por esta problemática en el mundo, recomendó.
La
integración centroamericana atraviesa una fase regresiva, después de
haber mostrado un horizonte muy promisorio hace tres lustros, reflexionó
Solís, quien poco antes de ser investido como gobernante aseguró que
por encima de todo es y será un catedrático universitario.
Con
base en las herramientas teóricas ganadas con una licenciatura en
Historia (Universidad de Costa Rica), una maestría en Ciencias Políticas
y Sociología (Tulane, Estados Unidos), y una pasantía como investigador
por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, detalló los
factores que a su juicio mellan el arraigo, la credibilidad y el avance
del SICA.
Primero: la debilidad institucional, la
descoordinación y la deficiente capacidad operativa del sistema, de sus
órganos y de sus entidades especializadas, que limitaron hasta ahora la
operatividad de la secretaría general.
Segundo: la poca
efectividad de conducción, construcción de consensos y seguimiento de
los acuerdos aprobados, de los cuales algunos están pendientes de
ejecución mientras otros ni siquiera se cumplen.
"¿Cómo se puede
justificar la existencia de un sistema cuyas resoluciones carecen de
toda relevancia o cuyos Estados no los acatan?", cuestionó el también
exjefe de Gabinete del ministro de Relaciones Exteriores y Culto durante
la primera administración de Ã"scar Arias Sánchez (1986-1990).
Acto seguido mencionó como tercer síntoma de la fragilidad del SICA las
asimetrías estructurales de todos los países, lo cual provoca que cada
uno de estos desarrolle por separado sus políticas sociales, culturales,
de seguridad o justicia.
Esto pesa gravemente sobre la
posibilidad de alcanzar una integración más eficaz y perfecta, remarcó e
hizo notar como cuarto lunar que ensombrece la obra integradora la
caducidad del Protocolo de Tegucigalpa.
Buena parte de ese
documento se ha visto superado y por ende está desactualizado, de ahí la
importancia de emprender un proceso de discusión y reconsideración
completa de la integración, argumentó.
Por último, apuntó la
necesidad de definir una posición común centroamericana en aspectos
medulares como el cambio climático, los desastres asociados a este, el
terrorismo o las multinacionales.
"Esta es una oportunidad única
para dar un golpe de timón que devuelva la fuerza y el sentido de la
integración", dijo el gobernante, poco antes de concluir sus
"Reflexiones en torno a Guatemala, Costa Rica y la integración
centroamericana".
RETORNO DE COSTA RICA A MESA POLÍTICA DEL SICA
En
el ámbito de un encuentro con la prensa en Guatemala, tras un
intercambio sobre estos temas con su homólogo Jimmy Morales, Solís
manifestó su confianza en el pronto reingreso de Costa Rica a la mesa
política del SICA tras su salida en una reunión celebrada en El Salvador
el 18 de diciembre de 2015.
"Nada me gustaría más que esa
perspectiva de una Centroamérica junta que se exprese pronto en una
restitución completa de la participación política de Costa Rica en el
SICA", señaló.
No obstante, advirtió que la participación plena
de Costa Rica en ese foro requiere "pensar seriamente los desafíos de la
región y emprenderlos desde la integración con un espíritu efectivo,
eficaz que responda a las necesidades de los pueblos".
"La
unidad no solo debe ser una expresión territorial, sino que debe
expresarse claramente en acciones positivas como las que el presidente
Morales y yo queremos emprender del progreso mayor de Centroamérica",
recalcó.
Mas acotó que "ello requiere que nos pongamos a pensar
en cuáles son los desafíos que Centroamérica enfrenta y cómo debemos
emprenderlos, desde la integración, con un espíritu efectivo, eficaz,
que responda a las necesidades de nuestros pueblos y sus aspiraciones de
unidad". Estas ideas fueron expresadas de forma indistinta por Solís
en ocasiones anteriores y todo parece indicar que cuentan con el
respaldo de sus pares de Guatemala y Honduras, Juan Orlando Hernández,
concuerdan analistas.
De hecho, Solís arrojó luz sobre las
eventuales posiciones coincidentes entre Guatemala y Costa Rica, y
significó el hecho de que ambas "comparten un espacio geopolítico en el
que jalonan la integración".
"Las dos naciones tienen una
responsabilidad muy importante en convertirse en motores de desarrollo
regional centroamericano", indicó, en la misma medida en que adelantó
planes de reforzar la conectividad entre estos por aire, mar y tierra;
así como las inversiones e intercambio comercial.
Como muestra
del buen estado de las relaciones bilaterales, Solís fue investido
Embajador de la Paz de Guatemala por Morales en una ceremonia celebrada
el 18 de febrero en el capitalino Palacio Nacional de la Cultura.
A propósito de ese nombramiento el visitante protagonizó la tradicional
ceremonia del Cambio de la Rosa, concebida para mantener la memoria del
espíritu que posibilitó la rúbrica del Acuerdo de Paz Firme y Duradera
entre el Gobierno y la guerrilla guatemaltecos, el 29 de diciembre de
1996.
Ese documento marcó el fin de la guerra civil en este
país, que dejó un saldo de más de 200 mil personas muertas y 45 mil
desaparecidas, según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH,
1999) de la Organización de Naciones Unidas.
El presidente de
Costa Rica realiza una visita a Guatemala del 18 al 20 de febrero
marcada por una perspectiva integracionista y el deseo de fortalecer las
relaciones bolaterales.
*Corresponsal de Prensa Latina en Guatemala.
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