François Houtart *
Periódico La Jornada
Hace 50 años, un 15 de
febrero, murió en la guerrilla el sacerdote colombiano Camilo Torres
Restrepo. Los eventos contemporáneos deben situarse en una perspectiva
histórica, porque en materias sociales y políticas nada cae del cielo.
Son procesos que tienen su génesis. Un actor como Camilo Torres ha
jugado un papel orientador en la historia de Colombia y vale la pena
reflexionar sobre su importancia en la situación actual. Un libro
publicado en Quito lo recuerda. **
1. El análisis social de Camilo Torres
El tema de la tesis de licenciatura que Camilo presentó en la
Universidad Católica de Lovaina fue la estructura de las clases sociales
en la ciudad de Bogotá. Él utilizó estadísticas para mostrar que no se
trataba solamente de estratos sociales diferentes viviendo en el norte o
en el sur de la ciudad, sino de estructuras construidas según una
lógica de clases, fruto del sistema económico.
Las conversaciones de paz en La Habana tienen como objetivo poner fin
a la lucha armada, lo que es de vital importancia en la coyuntura
actual. Pero no significan el fin de las luchas sociales. La burguesía
colombiana ha sido muy hábil en la utilización de todos los procesos
históricos para reproducir su hegemonía: la independencia, los partidos
conservadores o liberales, la industrialización, la financiarización de
la economía, el servicio del imperialismo y hasta el narcotráfico.
Para Camilo Torres la lucha armada nunca fue un fin en sí mismo, sino
una solución de última instancia, frente al fracaso, en el momento
histórico que vivía, de los otros medios: diálogo, reformas, vía
parlamentaria. El futuro, después de la paz, no será un proceso
tranquilo, sino una continuación de las luchas sociales en el campo, en
las ciudades y en las zonas indígenas; de las reivindicaciones para los
servicios públicos, el acceso a la educación y a la salud, los derechos
de la naturaleza, contra las multinacionales y el imperialismo. La lucha
de clases no es una ideología, sino un hecho social, y en Colombia
tiene un aspecto particularmente agudo.
2. La unión de las fuerzas populares
El éxito de la acción política de Camilo fue reunir varios sectores
de la lucha popular alrededor de un proyecto común, sin abandono de la
identidad de cada uno. Fue un proceso difícil, pero no imposible, y
ahora es indispensable. Las corrientes que se excluyen mutuamente y, a
veces, se combaten de manera más fuerte que contra el enemigo común, es
una debilidad grave de las izquierdas en el mundo y una de las causas
mayores de su ineficacia política. La reconstrucción social, después del
fin del conflicto armado, pedirá un nuevo frente de las fuerzas de
izquierda, como condición de un progreso social.
Camilo creía en la necesidad de un liderazgo en la lucha, pero no
exclusivo ni personalista, sino como un servicio dentro de un proceso
común. El protagonismo individual no era su filosofía y esta enseñanza
es hoy día importante para construir la unión.
Su llamamiento fue para una acción de conjunto y no para una unidad
alrededor de un partido o de una organización pidiendo a todos los demás
ponerse de bajo de su propia hegemonía. Un proceso tal exige desinterés
personal e institucional para buscar el bien común de todos.
El sacerdote Camilo TorresFoto Ap
3. La ética como orientación fundamental
La ética social, para Camilo Torres, tenía varios aspectos. El
primero era la justicia. Para él era inadmisible que ciertos sectores de
la población tuvieran riquezas considerables y otros se quedaran en la
pobreza. Como no se trata de un problema de naturaleza, sino de
construcción social, la exigencia moral de la lucha por la justicia es
un elemento fundamental del pensamiento y la acción.
Otro nivel ético es la manera de cumplir con la lucha. La no
violencia era para Camilo un principio de base, porque significaba el
respeto de la vida. Solamente en circunstancias bien definidas se puede
admitir una resistencia armada de pueblos o de sectores oprimidos:
agotamiento de todos los otros medios y posibilidad real de obtener un
resultado, como fue, por ejemplo, la revolución cubana.
Los medios utilizados en la lucha son también una dimensión de peso.
Camilo Torres sabía muy bien que el no respeto de la ética en el curso
de la lucha no solamente era moralmente inaceptable, sino también
contraproducente.
4. La dimensión de fe cristiana
Cuando Camilo Torres murió, en 1966, la teología de la liberación,
como disciplina propia, no había nacido. Sin embargo, sus bases ya
estaban presentes, es decir, el compromiso de cristianos en las luchas
sociales y revolucionarias, y otra manera de vivir la fe en comunidades.
Camilo Torres fue uno de esos precursores, inspirado en un primer
tiempo por la doctrina social de la Iglesia en su orientación la más
radical: condena de abusos y excesos del capitalismo como fuente de
injusticias. Su búsqueda de los valores del reino de Dios, proclamados
por Jesús en su sociedad de Palestina, llevó a Torres más allá: condena
del capitalismo en su lógica, lo que es la base de la teología de la
liberación en su dimensión de ética social.
Es por ello que Camilo Torres se acercó al análisis marxista, que
permite descubrir los mecanismos de la dominación del capital y de mirar
la sociedad con los ojos de los oprimidos, lo que el Evangelio nos
pide.
Frente a la globalización de la economía mundial bajo el poder del
capitalismo de monopolio, frente a la extensión mundial de la extracción
minera y de los monocultivos, a la destrucción del patrimonio forestal,
la agresión generalizada contra los pueblos indígenas, las políticas de
austeridad para salvar el sistema financiero, una renovación de la
teología de la liberación es más necesaria que nunca y la inspiración de
Camilo Torres puede ayudar a los creyentes a redimensionar su fe en
esta perspectiva.
Estos cuatro ejes son la contribución de Camilo Torres a la
reconstrucción de la sociedad colombiana después de los acuerdos de paz.
* Profesor del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), Quito.
** Javier Giraldo Moreno, sj, François Houtart, Gustavo Pérez Ramírez, Camilo Torres Restrepo y el amor eficaz, ediciones La Tierra, Quito, 2016.
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