Por Roberto García Hernández *
La
Habana (PL) La insistente campaña de los republicanos sobre los correos
electrónicos "secretos" de la exsecretaria de Estado Hillary Clinton
es, para algunos expertos, una muestra de su temor a las potencialidades
de la precandidata demócrata a las presidenciales de noviembre.
El asunto está bajo investigación del FBI, en medio de una serie de
cuestionamientos por parte líderes de la oposición en el Congreso y
decenas de demandas judiciales para acceder a su correspondencia
electrónica, lo que conforma un tema que aparece de forma intermitente
en los principales medios de prensa del país.
En marzo de 2015 comenzó la controversia al conocerse que Clinton utilizaba exclusivamente su servidor familiar privado para
comunicaciones
propias de sus labores como jefa de la diplomacia, en lugar de usar las
cuentas del Gobierno federal, que garantizan la seguridad de los datos.
Desde entonces, el Departamento de Estado desclasificó unos 33 mil
correos electrónicos que el equipo de Clinton determinó que estaban
relacionados
con asuntos de trabajo, aunque ninguno de ellos era secreto y en su
mayoría fueron escritos por sus asistentes y enviados a ella, de acuerdo
con el sitio digital de la televisora CNN.
Un problema similar
enfrentaron algunos funcionarios de la administración del presidente
George W. Bush (2001-2009), entre ellos su secretario de Estado, Collin
Powell y la asesora de seguridad nacional, Condoleezza Rice, quienes
ahora también están bajo la lupa de los federales, aunque poco se habla
al respecto.
CLINTON, UNA AMENAZA
Como tendencia,
Clinton se mantiene en la preferencia de los electores a nivel nacional,
con alrededor de cuatro puntos por encima
del principal aspirante del partido rojo, Donald Trump, a pesar de algunos altibajos que muestran encuestas en algunos estados.
Sus reveses temporales y las primarias de New Hampshire, para nada significan el fin de su carrera.
Expertos coinciden en que su contrincante por la nominación demócrata,
el senador Bernie Sanders, a pesar de sus ideas progresistas no disfruta
del favor de sectores poderosos que son en realidad quienes deciden los
destinos de Estados Unidos.
De ahí la insistencia de los
republicanos en el asunto de la correspondencia electrónica de Clinton, a
quien todavía perciben como
una amenaza importante.
Clinton aseguró que está absolutamente convencida de que este escándalo sobre el uso de su computadora personal para asuntos
oficiales
no logrará echar por tierra su campaña presidencial y señaló que está
ciento por ciento segura de que el FBI no encontrará nada incorrecto en
la pesquisa que realiza al respecto.
PRIMERO BENGASI, AHORA LOS CORREOS
El
asunto tiene fuertes ribetes políticos, de lo cual se percató el propio
Sanders, quien reiteró su decisión de no utilizar este tema para atacar
a la exsecretaria de Estado, incluso cuando prácticamente sus
consejeros se lo piden todos los días.
El diario The Hill
considera un actor principal en esta carrera presidencial al director
del FBI, James Comey, un republicano designado por Obama, que goza de
prestigio en ambas agrupaciones políticas.
Es la persona que
tiene a su cargo la investigación y en la práctica en sus manos el
destino de Clinton. Pero este tema de los emails no es el primer
intento de ataque de gran envergadura para socavar la imagen de la
exprimera dama y presentar supuestas fallas suyas cuando era la jefa de
la diplomacia norteamericana.
La anterior ocasión fue el caso de
la respuesta del gobierno del presidente Barack Obama al ataque al
consulado estadounidense en
Bengasi, Libia, el 11 de septiembre de
2012, en el cual murieron cuatro funcionarios, entre ellos el embajador
en Trípoli, Christopher Stevens.
El atentado provocó una intensa
campaña por parte del liderazgo republicano, pues sucedió apenas dos
meses antes de los comicios
presidenciales de noviembre de ese año, en el que Obama resultó reelecto.
La oposición acusó al jefe de la Casa Blanca y sus principales asesores
de no tomar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la
instalación diplomática y de falta de gestión para dar una respuesta
oportuna a quienes realizaron el ataque.
Un informe de una
comisión investigadora independiente sobre el incidente concluyó en 2012
que, aunque hubo negligencias por parte del Ejecutivo, antes de la
acción no llegó "ninguna información inmediata y específica" a la
comunidad de inteligencia de que se fuera a producir un incidente de esa
envergadura contra instalaciones norteamericanas.
En esa ocasión, el Departamento de Estado publicó en su sitio en Internet la parte no confidencial del reporte y los mensajes
electrónicos de Clinton a los comités de relaciones exteriores de la Cámara de Representantes y el Senado.
Finalmente, en octubre pasado se deshizo el panel de la Cámara de
Representantes creado por los republicanos para analizar dicho ataque,
después que Clinton declaró durante 11 horas.
Ella respondió a todas las preguntas de los republicanos, quienes reconocieron que no pudieron lograr sus objetivos políticos.
LOS REPUBLICANOS A LA OFENSIVA
El
liderazgo del partido rojo en el Congreso intenta ahora, como pretendió
entonces, aprovechar el tema con fines políticos, señalan directivos de
la campaña demócrata.
Así lo expresó también Clinton durante su
más reciente debate electoral con Sanders en Iowa, donde acusó a los
republicanos de avivar la controversia sobre los emails al igual que lo
hicieron con el escándalo por el caso de Bengasi.
A pesar de las
intenciones políticas que parece tener este asunto, los republicanos
muestran algunas señales de indecisión y no parecen emplearse a fondo
contra la exsenadora por Nueva York, y no es porque no quieran hacerlo.
Algunos achacan esta reticencia a que, al menos por ahora, no disponen de un argumento fuerte para acabar con su vida política.
Quizás muchos dentro del liderazgo republicano se percataron de que
solo podrán seguir adelante con esta maniobra anti-Clinton si los
servicios de seguridad estadounidenses, en particular el FBI, presentan
una acusación con pruebas irrefutables, lo que hasta la fecha no ha
sucedido.
Sin embargo, todo parece indicar que los del partido
rojo harán todo lo posible por mantener vivo en los principales medios
de prensa el tema de los emails de la discordia.
*Jefe de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina.
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