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En el país se manifiestan abiertamente dos posicionesencontradas. Una conservadora que pretende llevar a la ciudadanía por el lado de mantener la institucionalidad y la otra que pide un cambio profundo y ejemplar. La primera la defienden los que pretenden que, aunque hay corrupción, ésta es selectiva culpándose solo a algunos personajes específicos, entre ellos, la vicepresidenta, algunos funcionarios menores, prófugos unos y otros en la cárcel, esperando juicio y sentencia y algunos pequeños empresarios con delitos de contrabando de bajo cuño con respecto al de los grandes evasores y contrabandistas. Sobreellos, se propicia que caiga todo el peso de la ley para que estos sean los chivos expiatorios de esta crisis sistémica.
La segunda iniciativa, que pide reformas de fondo ya que han entendido sus impulsores que el sistema es el podrido y por tanto se necesita amarrar las manos a políticos y grandes empresarios que se han enriquecido descomunalmente utilizando su posición para influenciar en esas transas, por lo que no se desea que se llegue las elecciones a menos de propiciar un cambio que permita frenar las ambiciones de los mismos que han producido con sus corruptelas esta debacle institucional.
Los intereses de clase han ido alejando las posturas que al principio caminaban paralelas contra la corrupción. Precisamente, porque el CACIF es el que encabeza, seguido de los sectores más conservadores de la sociedad, el planteamiento de que si bien hay corrupción las medidas tomadas son suficientes. Mientras que los sectores más aguerridos plantean que aquí apenas empieza la purga de los corruptos donde se incluyen a toda la casta política que ha dilapidado los recursos del Estado en un claro contubernio con la clase empresarial y oligárquica donde la cúpula militar también forma parte activa en este latrocinio. No solo desde la sangría del erario estatal en sí, sino utilizando sumisma estructura para forjar negocios ilegales y de lesa humanidad como el narcotráfico, la trata de blancas e ilegales, de niños y de armas. La mayoría de funcionarios no escapan de este cáncer corrupto que se extiende a nivel social.
Por ello, es fundamental concretar las reformas del Estado que la sociedad en mayoría marchante ha planteado. De lo contario, se estará estableciendo un seguro estallido a corto plazo, pues dejando intocable este sistema putrefacto pronto los gusanos volverán a reproducirse en medio de sus estructuras y querrán más, envalentonados con la pobre respuesta de quienes teniendo la oportunidad en sus manosde lograr avances significativos, no han tenido los arrestos suficientes para llevarlos a cabo.
Carlos Maldonado
DPI 1922889891001
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