Entrevista a Ricardo Antunes, sociólogo del trabajo brasilero
M.H.:
A mediados de junio se convocó al V congreso del PT y allí Lula señaló:
“Hace diez años que anuncian la muerte del PT y seguimos aquí,
golpeados, pero vivos” ¿Cuánto hay de cierto en esta afirmación?
R.A.:
Esta afirmación de Lula es parcialmente verdadera y parcialmente falsa
porque está claro que el PT no murió, hoy es un partido del orden, que
hace la gran política de las clases dominantes, por otra parte vive una
crisis muy profunda y estas semanas han sido las más críticas del
gobierno de Dilma porque ha aumentado la distancia y la tensión que
mencioné hace unas semanas entre la Presidenta, Lula y el PT.
Hay un avance en el intento de impeachment
(procesamiento parlamentario) contra Dilma, por lo tanto, el actual PT
no es ni una sombra de lo que fuera en los años 80 cuando era un
partido de izquierda con mucha fuerza popular. Es verdad también que el
PT es, como los otros partidos, un partido que hace política para las
clases dominantes y a través de la corrupción hace las alianzas que
necesita para mantenerse en el poder.
Esa es la situación del
PT en general, pero yo insisto en que es más crítica en relación a
Dilma. Ayer se reunió con su gabinete para decir que no va a renunciar,
que no va a abandonar el poder y que no aceptará el impeachment, pero la situación se presenta muy difícil.
M.H.: Quiero volver sobre Lula, porque también en el V Congreso acusó
al gobierno de estar mudo, dijo que el gabinete es una desgracia,
tratando como se dice en el fútbol, de desmarcarse. ¿A qué responde
esta postura del líder del PT?
R.A.: Primero hay
una clara tensión personal y política entre Lula y Dilma. Lula intenta
influenciar las medidas de Dilma, ella lo escucha pero hace lo que
piensa que tiene que hacer y empieza a crecer la división entre lo que
piensa cada uno de ellos. Hay un problema, Dilma es resultado de la
creación de Lula, y sabe que si el gobierno de Dilma fracasa él también
fracasará, en este contexto intenta una jugada de riesgo, que para mí
no va a tener mayores resultados, distanciándose para preservar la
posibilidad de candidatearse a Presidente en el 2018.
Si el
gobierno de Dilma fracasa y Lula está junto con ella, fracasará también
la posibilidad de su candidatura, si él empieza a hacerle críticas, a
distanciarse, cree que eso puede significar el recupero al menos en
parte de la popularidad que tenía hace 6 años con el 80% de aceptación,
pero hoy su fuerza política bajó mucho. Entonces, Lula se encuentra en
una doble situación, por un lado de empezar a criticar a Dilma y, por
otro, preservarla, pero intentando lograr cierta autonomía para ser una
alternativa en las elecciones generales de 2018.
M.H.:
¿Cómo evaluás la visita de Dilma a los Estados Unidos? ¿La ha
fortalecido en el frente interno o, por el contrario, no influye en lo
absoluto?
R.A.: Influye muy poco, porque la
gestión de Dilma con Estados Unidos no tiene conexión directa con los
escándalos de corrupción que cada vez involucran más al PT. Claro que
por ahora no hay condiciones para involucrarla, pero Dilma sufre en
este momento tres formas de oposición muy complicadas, una es en el
Senado y la Cámara de Diputados, en el que hoy es mayoría el PMDB, un
partido pantanoso que ahora está con Dilma, mañana con Neves y así, o
sea, es el partido del centro que se acomoda a cualquier situación,
pero ahora es liderado por Eduardo Cunha, Presidente de la Cámara de
Diputados, que es claramente de derecha pero muy calificado, aunque
también está siendo acusado de corrupción. Ese es el primer foco de
oposición a Dilma.
El segundo punto es la denuncia que tiene
Dilma en el Tribunal Superior Electoral de que recibió recursos de la
corrupción de Petrobrás, por supuesto que si consiguen pruebas
convincentes y categóricas de esto, el Tribunal no tiene otra cosa que
hacer más que decretar la destitución de Dilma y su Vice y nombrar por
la Constitución como Presidente al Titular de la Cámara que mencioné
antes, y llamar a elecciones.
Dilma está sufriendo también
una investigación de los Tribunales que analizan los gastos del
gobierno para saber si son correctos, legales o no. Son tres los
frentes institucionales y legales de análisis profundo del gobierno de
Dilma. Ella tiene hoy el 9% de la aceptación de la población, un nivel
muy bajo y su base que es el PT está muy dividida, por lo tanto, su
situación es muy complicada, es muy crítica y, por otro lado, los
sectores golpistas de la oposición, no planean un golpe militar
tradicional, pero están preparando un golpe parlamentario, o sea, ir
por la destitución de Dilma y determinar una nueva elección para dentro
de 3 meses.
Aécio Neves del PSDB y el PMDB piensan que esta
situación en el que el PT y Dilma se encuentran en el fondo del pozo,
es una oportunidad para la victoria de Aécio Neves o del PMDB.
Las pruebas presentadas por los empresarios encarcelados pueden afectar a Lula
Además, José Dirceu, que fue Jefe de Gabinete de Lula y debió renunciar
por el escándalo de las mensualidades (mensalao) , tiene una
investigación más profunda que parece indicar que la posibilidad de
prisión para él es cada vez más próxima y también Lula, que no está
siendo investigado, pero sufre la presión de muchos de los empresarios
dueños de las grandes empresas de construcción civil que están en la
cárcel y para no ser condenados a penas muy largas están presentando
pruebas que pueden afectarlo, para reducir de 20 a 5 años su tiempo en
prisión. Es una situación completamente crítica ante la que el PT se
encuentra paralizado.
M.H.: Dilma lanzó hoy un plan contra
el desempleo que consiste en la reducción de la jornada laboral y del
salario ¿Qué comentario nos podés hacer al respecto?
R.A.:
Dos cosas, primero hay una posibilidad de reducción hasta un 30% de la
jornada de trabajo con la consecuente reducción del 30% del salario.
Pero el gobierno repone una parte pagando el 15%, de modo que los
trabajadores tendrán una pérdida salarial del 15%, esa es la propuesta
y no repercute en todos los asalariados, sino en aquéllos que ganan
menos de 7.000 reales, que sería algo así como U$S 2.000. Es una medida
paliativa, porque si bien no
están definidas las ramas empresariales en las que será implementada,
probablemente sea en la automovilística, entre otras, hay sindicatos
que apoyan la medida, inclusive de izquierda que son de oposición, y no
quieren la reducción de los empleos, por lo tanto, es una medida contra
el desempleo pero es coyuntural.
La crisis de desempleo que
hay hoy en Brasil es estructural y la medida de Dilma tiene una validez
por 6 meses pudiéndose ampliar por otros 6 más, o sea, un año y no hay
ningún indicio de que la situación de crisis brasileña sea resuelta en
ese tiempo. Por lo tanto, pienso que es un intento sin grandes
posibilidades y una vez más los empresarios tendrán parte de los
salarios pagos por el gobierno, pero los trabajadores son los únicos
que efectivamente salen perdiendo, porque todos los trabajadores que
ganan menos de U$S 2.000 perderán un 15%. La respuesta que queda es,
después de ese lapso no tienen ninguna seguridad. Por cierto los
salarios van a bajar en las ramas industriales en un momento en que
nuestra inflación es muy alta, o sea, es una medida que no es una
salida que pueda sacar al gobierno de la crisis. Es como dar una
aspirina para una enfermedad terminal.
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