Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme
Residentes observan el sitio de un ataque suicida perpetrado el pasado
18 de julio en Khan Bani Saad, al noreste de Bagdad; los megabancos de
Wall Street han intentado bursatilizar el terrorismo, y ahora los
desastres naturales Foto Reuters
La
patología financierista de la desregulada globalización neoliberal de
la bancocracia de Estados Unidos llevó a que el Pentágono colocase una
oficina bursátil –a cargo del almirante John Poindexter, tránsfuga del
grupo criminal Irán- contras– para cotizar los
previsiblesatentados terroristas, lo cual hubiera sido un excelente negocio, dada la precisión de sus tan acertados
pronósticos.
Cuando se expuso la magnitud de su proyecto macabro, la oficina fue
desmontada y el polémico almirante fue obligado a renunciar (http://goo.gl/C2D0Hu).
Llama la atención la
preocupaciónsamaritana de los misántropos megabancos de Wall Street por los riesgos globales: desde Bank of America Merrill Lynch (BAML) pasando por Citigroup hasta Goldman Sachs, quienes soslayan el superlativo: la letal bomba de los
derivados financieros(http://goo.gl/WJ2kEB).
Dejo de lado el siniestro papel implosivo en Grecia de Goldman Sachs, así como las otras travesuras bursátiles de BAML y Citigroup.
De la fracasada fase previa de la
bursatilización del terrorismodel Pentágono, los megabancos de Wall Street se preparan a bursatilizar las catástrofes globales.
El pasado 2008, a menos de dos meses y medio de la quiebra del banco
Lehman Brothers, que impactó a los mercados globales, Goldman Sachs
convocó –en colaboración con la London School of Economics and
Political Science (LSE) y la Escuela de Administración Guanghua de la
Universidad de Pekín– a una conferencia sobre
Los máximos cinco riesgos: críticas perspectivas sobre la economía global(http://goo.gl/Wrgcq0).
Son muy debatibles los cinco riesgos de corte reduccionista
financierista de Goldman Sachs, uno de los megabancos tan vilipendiados
de Wall Street, por carecer de una holística visión humanista.
Sus cinco paneles:
1) La escasez de los recursos: competencia por el agua, alimentos y
energía en la era del cambio climático. Ya abordé sus hallazgos sobre
la crisis global del agua (http://goo.gl/C2O6Ue);
2) La desigualdad del ingreso: las implicaciones de la exclusión del crecimiento;
3) La integración financiera;
4) El manejo de la transición demográfica; y 5) El proteccionismo creciente: del comercio a las inversiones.
El resumen ejecutivo de Goldman Sachs vaticinaba ya en forma premonitoria, a dos meses de la quiebra de Lehman Brothers, las
presentes (¡supersic!) dificultades de la crisis en los mercados globales de crédito y las disrupciones de los mercados de materias primas.
Los panelistas admitieron que las economías emergentes, como los países del BRICS,
no estaban bien representadas en las instituciones existentes, pese a su
dramático impactoa escala planetaria.
Sobre la
escasez de recursos, a la par, en ese entonces del precio de las materias primas, desde los alimentos hasta la energía,
está(ba) íntimamente vinculado a los déficit de varios años en construir nuevos suministros y sistemas de distribuciónque, además,
reflejan cambios estructurales como el crecimiento poblacional y la creciente demanda per cápita, por lo que los
precios continuarían creciendo. Se calcula(ba) que
800 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria.
Sobre la
desigualdad del ingreso, dentro y entre los países: se ha aminorado debido al desarrollo económico de China e India, cuando
las brechas de los ingresos se han ensanchado en varios países, incluyendo varias economías desarrolladas, detrás de las cuales se encuentran los
cambios tecnológicos y los giros en la creación de empleos. Uno de sus
factores contribuyentesradica en el acceso desigual a la educación, que perturba la estabilidad política.
A mi juicio, los panelistas eludieron el defecto consustancial al
lado oscuro de la globalizaciónfinancierista (http://goo.gl/DAGbjN), que tiende por su naturaleza propia a los oligopolios y luego a los monopolios sectorizados, lo cual empeora con la automatización/robotización que deja de lado a inmensos segmentos de la población global y sin considerar, al final del día, en una visión biosférica, que los supuestos triunfadores acaban suicidándose.
Todavía los panelistas no se enteraban del portentoso libro El capital en el siglo XXI, sobre la desigualdad, del economista francés Thomas Piketty (http://goo.gl/vv3QNU), ni de la excelsa crítica del capitalismo salvaje como
estiércol del diablodel primer Papa jesuita argentino (http://goo.gl/eXviGT).
Sobre la
integración financiera, ni vale la pena detenerse con las recomendaciones que formaron parte de la grave crisis global que se produjo dos meses más tarde con Lehman Brothers y que aún no acaba de resolverse, a grado tal que uno de los temas nodales de la campaña presidencial de Hillary Clinton versa sobre una reforma del
capitalismo salvaje, calificado ahora de
capitalismo trimestral(http://goo.gl/fCIpDX), cuando los megabancos de Wall Street suben artificialmente las acciones mediante recompras gracias a los créditos regalados de la Reserva Federal, pero que no tienen el mínimo impacto en la productividad ni en las inversiones ni en la creación de empleos.
El sicótico financierismo de Wall Street, donde prevalece Goldman
Sachs, no sólo ha desquiciado el planeta, sino que, peor aún, ha
desembocado en un fracking geopolítico entre el G-7, en
franco declive, y el pentapartita BRICS, que desde el punto de vista
geoeconómico, mas no financierista, lleva ganada la partida global.
Sobre la
transición demográficapredomina la mentalidad fiscalista neoliberal del manejo impúdico de los pletóricos fondos de pensiones, trampa mediante la cual los medievales megabancos explotan los ahorros para especular en forma desenfrenada sin la anuencia de los afectados, lo cual constituye una expropiación de facto de los fondos de retiro de los empleados, que ni siquiera son consultados sobre el destino de sus activos.
Es entendible que los panelistas no estuvieran actualizados con los
recientes hallazgos perturbadores de Pew Research sobre la prevalencia
del mundo islámico polígamo y juvenil como la suprema mayoría global,
lo cual redundará en dramáticos giros geopolíticos y geoeconómicos (http://goo.gl/5dfYYo).
Sobre el
creciente proteccionismo, los fracasados del librecambismo desregulado de ayer pretenden perpetuar su modelo disfuncional para mañana: 2015 no es más 2008, cuando se agudizan los estertores de la agónica globalización financierista.
Ya en 2008 la conferencia temía
algunas señales emergentes de nacionalismo económico y otras medidas proteccionistas, cuando nadie practica más la soberanía y el nacionalismo económicos que el propio Estados Unidos, lo cual no es malo ni bueno, sino una de sus características definitorias.
El grave defecto de Goldman Sachs, en colaboración con la LSE –donde
reaparece el blairiano fracasado Anthony Giddens, teórico de la fallida
tercera víafiscalista, que ni fue, ni es, ni será–, es su ultrarreduccionismo financierista.
Como en el deslumbrante Renacimiento, a los misántropos banqueros
usureros/agiotistas/anatocistas tipo Shylock –paradigma de los
mercaderes de Venecia de ayer y de Wall Street hoy– se les combate con
el arma del humanismo y su bien común.
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