Adital
Por
Jesús Dávila/ NCM Noticias
El
crecimiento de la deuda durante los primeros quince años de este
siglo es equivalente al cien por ciento de los pagos hechos por
Puerto Rico durante el mismo período, según revelan cifras
oficiales, que muestran una tendencia general de un servicio cada vez
mayor por una deuda que sigue igual o mayor.
Mientras
tanto, hasta ahora han resultado infructuosos los intentos de Puerto
Rico de lograr un proceso de moratoria de pagos y restructuración de
una deuda que el propio Gobierno ha descrito como "impagable”.
No se trata, sin embargo, de una situación única de Puerto Rico, sino de algo estudiado por observadores de los problemas financieros internacionales y que algunos presagian como el anticipo de un nuevo colapso económico global. En las Antillas solamente, Puerto Rico está en el sexto lugar en los países isleños que este año buscan renegociar su deuda y se calcula que por lo menos tres más están ante el peligro cercano de una crisis fiscal.
Para
Puerto Rico, sin embargo, su condición de colonia de Estados Unidos,
le imprime unas características particulares al problema. El
Congreso no le autoriza acogerse a la protección de la ley de
quiebras y los tribunales de EEUU dicen que el territorio carece de
la soberanía necesaria a fin de actuar por su cuenta, por lo que se
invalidó la ley alternativa que aprobó la legislatura insular.
Así
las cosas, la revisión hecha por NCM Noticias de los registros
oficiales del servicio de la deuda, casi en su totalidad con el
mercado de Wall Street, durante los años fiscales 2001 a 2015,
muestra que los pagos ascendieron a casi 51.400 millones de dólares,
mientras que la deuda neta creció algo más de 50.000 millones de
dólares.
De
igual forma, los registros muestran que de 1995 a 2005 el crecimiento
del servicio de la deuda mantuvo un promedio anual de cerca de 2.500
millones de dólares y que en el próximo período de diez años –de
2006 a 2016- el incremento sobrepasó los 4.200 millones anuales. De
hecho, más del 60 por ciento de los pagos hechos en lo que va de
siglo se han producido desde que comenzó la crisis económica en
2006.
Esa
situación guarda cierta semejanza con la repatriación de ganancias
corporativas a EEUU, que se ha incrementado durante este período de
deterioro económico de Puerto Rico.
Al
notificársele sobre el hallazgo, un funcionario dijo en el Palacio
de Santa Catalina que el fenómeno ha estado bajo observación. El
funcionario de la Oficina del Gobernador dijo que el asunto se ha
discutido en reuniones del más alto nivel sobre planificación
económica y estrategia fiscal en las que ha participado.
Lo
que no pudo explicar el funcionario es el motivo para que esa
situación no se informara explícitamente al público, mientras el
debate se ha mantenido de forma casi exclusiva en la acumulación de
la deuda neta admitida, que en el año 2000 era de cerca de 24.800
millones y en 2013 ya rondaba los 72.000 millones de dólares. El
crecimiento sobrepasó el producto nacional bruto en 2012 y ya en
2014 las casas clasificadoras de bonos degradaron el crédito de
Puerto Rico al nivel especulativo conocido como "basura”, con
degradaciones sucesivas que han continuado.
De
la misma forma en que no se atiende el motivo por el cual por más
que se pague no baja la deuda, tampoco ha sido objeto de informes
detallados por el Ejecutivo –y mucho menos, escrutinio legislativo-
el uso que se le ha dado a buena parte de esa deuda emitida. Entre
los pocos informes disponibles está el de cerca de 20.000 millones
de dólares que se indica han sido usados para gastos deficitarios de
operación, que van desde presupuestos descuadrados hasta redimir
cheques sin fondos pagados a suplidores.
Pero
eso deja sin explicación detallada casi 30.000 millones de dicha
deuda neta acumulada en los pasados 15 años. Ahora aparenta que
Puerto Rico toma dinero prestado a EEUU para enviarlo de nuevo al
país acreedor, mientras esta pequeña nación caribeña se queda con
una deuda creciente que le ahoga y le mantiene bajo la tutela de los
inversores conocidos como "buitres”, mote descriptivo de sus
características de depredadores nómadas y aventureros.
La
respuesta del Gobierno ha sido promover medidas draconianas de
empobrecimiento que le valieron más degradación y del tipo
denunciadas en el informe "The New Debt Trap”, de la Debt Jubilee
Campaign, como propiciadoras de más desbalance e insolvencia.
Ante
los aspectos conocidos ya públicamente, los discursos políticos
anticipan una crisis de otra índole.
El
anexionista Partido Nuevo Progresista, principal de oposición,
insiste en que la salida de la crisis depende de incorporar a Puerto
Rico a los EEUU como un estado de la Unión y en el oficialista
Partido Popular Democrático proliferan cada vez más las voces que
piden que se busque negociar cambios en la relación con EEUU. Por su
parte, el presidente ejecutivo del pequeño pero influyente Partido
Independentista Puertorriqueño, Fernando Martín, dijo que "esta
es una crisis que va a tener su manifestación política muy pronto”.
Según
Martín, al estar cerradas las salidas económicas y jurídicas en
EEUU, los diversos actores –inclusive la Casa Blanca- no podrán
evitar por mucho tiempo la búsqueda de una solución política. De
igual forma, aceptó que el impacto potencial de un colapso de Puerto
Rico en la región es un asunto que llama cada vez más la atención
en América Latina.
Por
lo menos desde 2010, el caucus derechista republicano de EEUU "Tea
Party” describió a Puerto Rico como un territorio insular
"fracasado”. A finales del pasado mes de junio, el congresista
Jeff Duncan, republicano de Carolina del Sur, advirtió que se trata
de un peligro de "seguridad pública” y que para poder salvar el
desarrollo económico del régimen autonómico hay que quitarle el
control financiero a la propia institucionalidad política
puertorriqueña.
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