El
día jueves 9 de julio en su reunión con los movimientos sociales, el
Papa instó en su alocución a reconocer las nuevas formas de
colonización que se dan a través ya no sólo del espacio económico,
político y cultural sino sobre todo a partir de una penetración
ideológica. Esto implica reconocer que el capitalismo como sistema que
nos deshumaniza no se limita simplemente al ciclo vital de los sujetos
sino que se ha perfeccionado hasta desarrollarse de una forma casi
subrepticia e irreconocible a través de una dominación psicológica que
penetra nuestros pensamientos asegurando la reproducción de una
sociedad que naturaliza la dominación de sujetos dóciles que defienden
los sueños del mercado como si fueran propios. La psicología juega aquí
como en el pasado un papel fundamental en la elaboración del discurso
de la nueva microfísica del poder.
El estudio sobre
cómo aprende el ser humano desde la psicología está estrechamente
relacionado a la implementación de una nueva lógica de dominación que
naturaliza el sometimiento en tanto es a partir de su aprendizaje en el
mundo donde se instala esta lógica. La psicología del aprendizaje ha
evolucionado desde el conductismo experimental que controla la conducta
en base al castigo y/o recompensa, pasando por el constructivismo de un
aprendizaje por etapas, hasta llegar al aprendizaje a partir de la
imitación y donde el modelamiento de la conducta va en función de la
imitación, del seguir a íconos con una carga simbólica importante en la
sociedad (personajes famosos, políticos, académicos artísticos etc.)
para lograr un reconocimiento social. En este sentido la televisión ha
jugado un papel determinante en el modelamiento de la conducta de las
nuevas generaciones instalando patrones de conducta, modas e ideas. Sin
embargo un último estudio sobre las formas neuropsicológicas del
aprendizaje es planteado por el modelo informático procesal que plantea
un manejo más sofisticado de la información a nivel neuronal y en donde
el aprendizaje se va modelando al nivel de la memoria a corto y a largo
plazo.
Las nuevas generaciones van aprendiendo así desde
la infancia patrones de conducta e ideas sobre la felicidad, libertad,
realización personal, etc., que almacenan en su memoria a largo plazo.
De esta manera y sin necesidad de mayor coerción en la adultez el
sujeto solo repetirá hábitos aprendidos y almacenados en su memoria a
largo plazo reactivados en primera instancia por la memoria a corto
plazo a través de un estímulo sensorial (olores, sabores, perfumes,
etc.) que lo retrotraen a la idea de felicidad aprendida y que buscará
realizar en la vida real. De tal forma a pesar que la realidad le diga
lo contrario el sujeto volverá a buscar la forma de realizar “ese sueño
aprendido”, con la consiguiente frustración al no obedecer a la
realidad circundante; como decía Bertolt Brecht hay dos maldiciones en
la vida de un hombre una es no lograr su sueño y la otra lograrlo,
aunque en otro contexto viene al caso sobre todo si pensamos que el
sueño pasa no por el crecimiento de uno mismo sino por la búsqueda de
una felicidad externa y que se ha aprendido bajo una adoctrinamiento
destinado a reproducir el sistema de dominación.
No
otro objetivo tiene la cultura mediática, la proliferación de música
pornográfica que incita al libertinaje sexual en una subversión de la
libertad y la felicidad; asimismo, la propagación de shows para
alcanzar “el sueño prometido”, bailando, cantando, o haciendo cosas
imposibles etc., siempre sobre formatos de arte no para pensar sino
simplemente para repetir movimientos, poses, consignas etc., que
contribuyan a reforzar lo que debe ser el sueño de las personas que
tengan algún don o talento y que buscarán a partir de él un
reconocimiento en una sociedad que los ha vulnerado y hoy más que nunca
los ha denigrado a partir de estas nuevas formas de sometimiento a
través del bullying cibernético, social, familiar, etc.
Actualmente
el uso de las redes sociales y el avance tecnológico que permite a los
países en desarrollo acceder a un celular y el uso de Internet, más que
para lograr una verdadera comunicación plural y diversa entre los
pueblos del mundo o siquiera al interior de las sociedades, sirve para
denigrar la dignidad de la persona y naturalizar la violencia y el
sometimiento del otro en tanto su uso obedece a la publicidad de la
intimidad del sujeto para la burla y el escarnio. Este juego de
defenestrar al otro para sentirse alguien importante es una de las
nuevas formas de penetración ideológica que destruye a quien se
convierte en verdugo como a quien se convierte en víctima en tanto
quien destruye teme ser destruido con las mismas armas como ser humano
imperfecto.
Estas nuevas lógicas de sometimiento apuntan
a reproducir sentimientos de autodestrucción en la persona, la culpa y
la vergüenza en seres humanos preocupados por tapar sus imperfecciones
antes que preocuparse por el futuro de su país. De esta forma las
necesidades de los sujetos se pierden en la búsqueda incansable de la
perfección física, mental o emocional de manera cada vez más
fragmentada individual y no como sociedad. Pero más aún la reproducción
de estas formas de sometimiento prepara sujetos para el sometimiento de
una u otra forma en tanto quien destruye se convierte en autoridad pero
también en sometido frente al otro, con mucha mayor razón si la
autoridad tiene un reconocimiento social, académico, político,
eclesiástico o incluso sanitario que le atribuyen la posibilidad de
someter al otro bajo las mismas condiciones de escarnio y subordinación.
Ahora
bien, ¿qué sucede cuando a este panorama sumamos el contexto socio
económico en el que no ha cambiado la lógica de mayor ganancia al menor
costo y donde por poner un ejemplo el sector de la salud nos muestra
una sociedad cada vez más estresante, más enferma, más deprimida, más
individualista? Como dice el Papa, nos limitaríamos a un diagnóstico
pesimista que no solo no brinda salidas sino que además nos reduce a la
inacción. Frente a esta realidad de imbricadas formas de sometimiento
nos queda por el contrario la esperanza de sujetos que no se sumen a
estas formas de penetración ideológica, que no permitan la
naturalización de esta violencia y de estas nuevas formas de
sometimiento con una nueva lógica de relacionamiento entre los
individuos.
La defenestración del otro que no es otra
cosa que la defenestración de uno mismo, alimenta el círculo vicioso e
irracional de la culpa y la vergüenza de no ser perfectos, naturaliza
el autoritarismo, la violencia el sometimiento sobre la denigración de
la dignidad del ser humano sin dar lugar a la reflexión que una
autoridad no es nombrada como tal para oprimir sino para servir a los
intereses de la sociedad en su conjunto, sea política, eclesiástica,
sanitaria, académica, policial etc., y que el poder no es un privilegio
sino una responsabilidad. Ciertamente ahí donde el sistema se ha
perfeccionado hasta penetrar ideológicamente nuestros pensamientos y
condicionándonos a repetir sus consignas de libertad y de realización
personal es donde el cambio parte de nosotros.
Para
concluir me viene a la memoria una película sobre Margaret Thatcher en
la que la protagonista decía: “mi padre me educó diciendo…vigila tus
pensamientos, porque éstos se convertirán en actos y éstos en hábitos,
aquellos en tu carácter y éste en tu destino”. Sin duda una razón más
para seguir reflexionando no sólo en lo que pensamos sino sobre todo en
el camino que estamos construyendo para nuestros hijos.
http://www.alainet.org/es/articulo/171126
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