Andrés Figueroa Cornejo
Adital
1.
No tiene casi ninguna importancia que la Presidenta Bachelet se
precipite inexorablemente cuesta abajo en las encuestas (68% de
desaprobación según la consulta Adimark, mes de junio 2015). Ni que
el sistema de partidos políticos dominante, Nueva Mayoría y Alianza
por Chile, sea aprobado en su gestión apenas por un 15% de los
consultados por la misma encuesta y en el mismo mes. ¿Por qué?
Porque en la presente fase de la mundialización capitalista, de sus
crisis y contradicciones internas, la democracia burguesa y liberal,
como se conoció hasta los años 60 y 70 del siglo XX, ya no existe.
De hecho, la corrupción generalizada del capitalismo y del sistema
de partidos políticos chileno, en particular, es apenas una de las
manifestaciones del ocaso de la democracia liberal, por una, y del
control del gran capital sobre las viejas formas de representación
electoral en cualquiera de sus niveles, por otra. Lo nuevo es que las
grandes mayorías ya lo saben, independientemente de la incapacidad
del movimiento popular descoyuntado de hacerle frente de manera
políticamente eficiente.
Foto: untinternacional.org
Lo único que existe son, por un lado, grandes polos capitalistas centrales, concentrados y en disputa, fuerzas e intereses, desplegándose y replegándose en la totalidad del sistema-mundo, y economías periféricas y dependientes por el otro. El movimiento real del capitalismo se resuelve en su propia condición dictatorial. No por placer, sino que por necesidad histórica. Ni siquiera las formas de la antigua socialdemocracia tienen sitio en la guerra del capital hacia la configuración de monopolios condensados, como lo demostró la eventual restructuración de la deuda griega con más austeridad para el pueblo helénico.
2.
Chile, México, Colombia, Perú y otras economías por venir, son los
enclaves dependientes de la ofensiva geopolítica del imperialismo
norteamericano en el continente y que por ahora se llama Alianza del
Pacífico. Se nombra como ‘ofensiva’ del imperialismo
norteamericano no porque el imperio haya estado a la defensiva alguna
vez. Sucede que la gran ola de insubordinación popular y
autoconsciente de los pueblos de América Latina entre los 50 y
comienzo de los 70 del siglo pasado ralentizó y llenó de obstáculos
la mencionada ofensiva.
Sin
embargo, en la ‘integración conflictiva’ capitalista entre China
y Usamérica, y sus respectivas órbitas, Chile, al mismo tiempo,
resume en un solo momento, los intereses del Estado del capitalismo
burocrático chino y los intereses del Estado corporativo
norteamericano.
De
manera simultánea, la Eurozona está pronta a consagrar el Tratado
de Libre Comercio (TTIP, por sus siglas en inglés) con EE.UU. Tanto
la Alianza del Pacífico como el TTIP, forman parte de una sola
estrategia de la Casa Blanca de aseguramiento de mercados, poder y
hegemonía sobre sus subordinados históricos luego de la Segunda
Guerra Mundial. Dentro de la misma dinámica de integración
conflictiva entre China y EE.UU., la Eurozona (aprovechando el
abaratamiento en tiempo y costos generales devenidos del transporte
ferroviario euro-asiático) y la propia economía norteamericana son
las principales importadoras de mercancías chinas, sin contar la
propiedad de China de la deuda de EE.UU. en la forma de la tenencia
de una cantidad sustantiva de sus bonos del Tesoro.
3.
(Bachelet es al sistema político de Chile, lo que Obama al sistema
político norteamericano. Con la única diferencia respecto del
Partido Demócrata de Obama, de que la Nueva Mayoría de Chile
contiene al Partido Demócrata Cristiano en su seno. Es como si el
Partido Demócrata de Obama tuviera en su interior a una costilla del
Partido Republicano. Por ello, por ejemplo, en cuanto se aprobó el
matrimonio igualitario entre personas del mismo género en EE.UU., a
los pocos días el Ejecutivo chileno presentó un proyecto similar al
Legislativo. Empero y de inmediato, el Partido Democristiano se negó
a su tratamiento, al igual que ocurrió con el proyecto de aborto
legal. En resumen, y sobre los derechos civiles de carácter liberal,
la Nueva Mayoría está a la derecha del Partido Demócrata de Obama.
Pese a que Bachelet y buena parte de sus mentores, como el ex
Presidente Ricardo Lagos Escobar y el ex secretario general de la
OEA, José Miguel Insulza, han sido y son representantes leales de
los intereses del Pentágono en la silla donde se sienten. Aquí es
preciso considerar la forma y condiciones nacionales que originaron
la coalición político-partidista que participó en el pacto
interburgués hacia fines de los 80 del siglo que pasó y que abrió
el actual período de gobiernos civiles. Al respecto, en el presente
es un despropósito propagandístico del borde izquierdo de la Nueva
Mayoría intentar hacer creer a la opinión pública de que esa
componenda se trata de una suerte de Frente Popular del siglo XXI. No
es la cuota progresista de la Nueva Mayoría la que la hegemoniza.
Por el contrario. Ahora mismo es la Nueva Mayoría la que
subsume-derechizando a su costado progresista. Y sin entrar siquiera
al debate sobre la imposibilidad histórica de reeditar sin contexto
el nacional-desarrollismo que marcó la economía del país entre
fines de los años 30 hasta el gobierno de la Unidad Popular de
Salvador Allende.)
4.
¿Cómo se expresa la integración conflictiva entre China y Estados
Unidos en Chile? El 25 de mayo de 2015, el primer ministro chino Li
Kegiang, cerró su viaje oficial de objetivos geoeconómicos por
Brasil, Colombia y Perú, precisamente en Chile, y con un giro
distinto y no contradictorio con el Tratado de Libre Comercio en
vigencia desde el 2006 (firmado el 2005 por el Presidente Ricardo
Lagos y realizado durante el primer gobierno de Bachelet). La
mandataria chilena y la autoridad del gigante asiático anunciaron el
establecimiento en Chile del primer banco de liquidación en Renminbi
(RMB o yuan) en América Latina a través del banco chino de
Construcción, uno de los principales de esa potencia. En la ocasión,
el actual ministro de Relaciones Exteriores andino, Heraldo Muñoz,
señaló que "La idea es que haya una globalización de la moneda
china y la globalización de la moneda china requiere de ciertas
plataformas (…) Chile se va a transformar en un centro financiero
para China para la liquidación de sus monedas”.
Anteriormente,
los Bancos Centrales de Chile y China rubricaron un acuerdo sobre el
uso de swap (transacciones de moneda a futuro) de sus monedas
locales, que contempló un monto máximo de 22.000 millones de yuanes
o (unos 3.600 millones de dólares). Además, China anunció un
aporte de 50.000 millones de yuanes (USD 8.000 millones) para que
inversionistas institucionales extranjeros puedan invertir
directamente en el mercado de valores chileno.
Si
China invierte bajo la lógica de las ventajas comparativas y la
deslocalización productiva en la industria y los commodities en
Brasil; en Chile, desde igual paradigma, invierte en el ámbito
financiero. Simplemente, China intensifica y aprovecha la ya
instalada división internacional del trabajo de acuerdo a las
distintas regiones del mundo en donde establece sus negocios.
Lo
anterior da cuenta de los modos complementarios a través de los
cuales se desenvuelve la repartición en tiempo real de los mercados
entre los capitales combinados de los centros neurálgicos del
devenir capitalista. A este tipo de fenómenos algunos expertos lo
han denominado "cambio de época”, "multipolaridad”, etc. Sin
embargo, es imprescindible recordar que China, Rusia, EE.UU., Japón,
India, Alemania, Francia, por numerar a algunos, son Estados
capitalistas que sostienen su influencia en su armadura nuclear. En
este sentido, la nueva época se parece mucho más a un complejo en
tránsito e inestable, de dentelladas gananciales y de distribución
del botín-mundo en términos geográficos, económicos y
político-militares, que a una modificación que redunde por algún
lado en beneficio para la humanidad. La multipolaridad se manifiesta
como una serie de combates intercapitalistas e interimperialistas
donde los pueblos del mundo todavía no logran conquistar la calidad
de actores protagónicos. Allí está Medio Oriente, África,
Ucrania, la lucha por controlar la zona comercial del Pacífico,
Grecia. He aquí los campos provisionales de la barbarie capitalista
en medio del rediseño planetario del mapa de la sobreexplotación,
la esclavitud, la expoliación, la destrucción de la naturaleza, el
extractivismo, el narcicismo lumpen-burgués y el fetiche de la
ganancia a cualquier costo por parte de la minoría dominante.
5.
Debido a la mundialización capitalista, a la celeridad vertiginosa
producida, entre otros factores, por la revolución de la industria
informática, no existe posibilidad de intentar explicar los
fenómenos económicos y la crisis integral del capitalismo sino de
manera extraordinariamente provisoria. Así como los mercados
bursátiles se caracterizan por su volatibilidad multicausal, así
también cualquier análisis en general, y en Chile, en particular,
es eminentemente transitorio. El propio sistema lingüístico, con su
linealidad forzosa, limita tanto la interpretación de la realidad de
estratos dimensionales complejos, como el establecimiento de
tendencias. En este sentido, el pensamiento emancipador, la
constelación de saberes en busca de una aproximación frágil a la
verdad desde los intereses del pueblo trabajador y la mayoría
social, impone al anticapitalismo un esfuerzo superlativo. Lo que
llaman "aportes multidisciplinarios”, no es más que la exigencia
a los intelectuales orgánicos de los dominados/as a plantearse el
desafío sin final de acercarse a la totalidad del conocimiento
históricamente acumulado.
Si
la actual fase del capitalismo y el estado de la lucha de clases en
Chile y en el mundo (o relaciones de fuerza locales y planetarias),
marcada primero por la condición chilena de economía dependiente,
se caracteriza por la hegemonía del capital financiero sobre el
conjunto de momentos que hacen la reproducción capitalista, ella
sólo puede intervincularse con la tendencia a la baja de la tasa de
ganancia del capital. Y la tendencia a la baja de la rentabilidad
está asociada a largos ciclos donde el capital constante (tecnología
de punta, robótica y maquinaria) tiende a eliminar el trabajo humano
(capital variable), el artífice de la producción de valor y, por
ende, de plusvalor o excedente socialmente producido que es apropiado
de manera privada por el capitalista.
¿Pero
quiénes son capaces de invertir en la adquisición de la tecnología
de punta si no las grandes transnacionales oligopólicas de los
capitalismos centrales? En este sentido, los países periféricos
funcionan como contra-fuerzas de la tendencia a la baja de la tasa de
la ganancia mediante las deudas públicas y privadas impagables a los
organismos globales del crédito y sus condicionamientos políticos y
económicos; la súper-explotación del trabajo humano; la
flexibilidad laboral; el saqueo extractivista y la destrucción de
biodiversidad y recursos naturales finitos; el intercambio asimétrico
de mercancías, servicios y capitales. Del mismo modo, los países
dependientes se tornan mercados para consumir la sobreproducción del
capital concentrado y tutelar. Históricamente, ha sido la densidad
de la lucha de clases la que ha obligado a procesos de mayor
redistribución del plusvalor. Sin conflicto consistente y de alta
frecuencia desde los trabajadores/as y los pueblos y en contra del
gran capital, en un continuo dinámico de avances y retrocesos, así
como en su politización premeditada (o la franca lucha por el poder
político), entonces la totalidad sistémica, su recuperación y
ampliación, solamente tiene como frontera a sus reyertas "por
arriba”.
Las
inversiones del gran capital en Chile (con o sin fachada "nacional”)
no ofrecen más empleo. De hecho, replican con superior barbarismo la
destrucción y depreciación del trabajo debido a las leyes propias
del aperturismo económico dependiente y la obsecuencia del rentismo
de importantes fracciones del empresariado local. Esas inversiones,
en concreto, desplazan comunidades, consumen el agua que posibilita
la vida humana y ecosistémica, desforestan y castigan en especial, y
con respaldo del Estado chileno (fuerzas policiales y militares,
leyes y burocracia), junto a las bandas fascistas de origen
paramilitar y a pago por el latifundismo, a la humanidad y al
territorio mapuche en resistencia.
Otro
caso es el de los grandes grupos económicos y de capitales
combinados y diversificados chilenos (como los Luksic, Matte,
Angelini, Claro, Piñera, Saieh) que operan no sólo disputando el
mercado interno, sino que expanden sus intereses en el resto del
continente y más allá, vía inversiones directas, participaciones
accionarias y reciclando sus beneficios en el campo bursátil.
Lo
cierto, es que las crisis en los nudos cardinales del capital mundial
se viralizan con mayor daño e impacto en las economías periféricas,
como la chilena.
6.
El 6 de julio de 2015, el ministro de Hacienda Rodrigo Valdés señaló
que el crecimiento del país a fin de año, a diferencia del
proyectado 3.6%, sólo alcanzaría al 2.5%. De acuerdo a estimaciones
de analistas del empresariado, el Indicador Mensual de la Actividad
Económica anualizado (Imacec), el crecimiento se promediaría a la
baja del anunciado por Valdés. Es preciso recordar que en el último
cambio de gabinete de la administración de la Nueva Mayoría, los
nombres que marcaron con indiscutible claridad la determinación de
Bachelet de fortalecer sus puntales más liberales en materia
económica fueron las nominaciones del DC Jorge Burgos
(ultraconservador y anticomunista acérrimo) en la cartera del
Interior y del ex funcionario del FMI y tecnócrata, Rodrigo Valdés
en Hacienda. Este último es uno de los precandidatos presidenciales
aún no proclamados oficialmente por los intereses empresariales,
pero paulatinamente propagandizado por sus medios de comunicación,
como el Diario Financiero y El Mercurio, entre otros. En el
enrarecido panorama del sistema político dominante debido al
escándalo de la corrupción, ya se lucen en el mismo sentido varios
ex presidentes (Lagos, Piñera, Frei Ruiz-Tagle), el ex secretario
general de la OEA, José Miguel Insulza, el ministro de Relaciones
Exteriores, Heraldo Muñoz, y uno que otro peregrino cuyas eventuales
promesas también riman con el continuismo.
El
cambio de gabinete de Bachelet tuvo dos objetivos inmediatos: ofrecer
las garantías de que no existiría ninguna modificación en "las
reglas del juego” para el capitalismo de vanguardia en Chile y que,
por tanto, no habría ni siquiera reformas bonsái ni políticas
redistributivas que mellaran alguna fracción de sus ganancias; y que
formalmente estaba dispuesta a cambiar ministros y miembros del
Ejecutivo ligados a la corrupción (menos a ella misma, por cierto).
Ambas finalidades se han perfeccionado y extendido desde las
rotaciones ministeriales del 11 de mayo de 2015. La administración
Bachelet ya mutó y/o desplazó hacia el tiempo del nunca jamás las
reformas comprometidas en su programa presidencial. De hecho, el
ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, declaró al Financial Times
que "Sin crecimiento será imposible implementar programa de
reformas".
Y
en la actualidad, ante la crisis de la baja estructural de las
inversiones privadas, pobremente compensadas con un fuerte programa
de apalancamiento e inversión de capital estatal sobre todo en la
gran minería y en programas de obras públicas, ya se
reestablecieron las clásicas medidas para tentar a la inversión
capitalista bajo sus condiciones antipopulares conocidas en el país
desde mediados de los 70 del siglo XX.
Sin
embargo, la inversión del gran capital concentrado en temporada de
crisis, por una parte se recoge, fusiona y refugia en las bolsas del
casino especulativo mientras pasa la mala racha, y por otro lado,
busca economías periféricas más baratas todavía y que le otorga
réditos más inmediatos. Como se enunció en este mismo artículo,
quienes mandan en la actual fase del capitalismo no son los gobiernos
de turno de un país en particular, sino que las grandes
corporaciones transnacionales que hasta el momento controlan el
sistema-mundo.
En
el mapa de las expresiones de la crisis en Chile, durante el
trimestre móvil marzo-mayo de este año, el desempleo se incrementó
en 0.5 puntos, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE),
el cual mide la cesantía mediante encuestas engañosas, sin
importarle la calidad del trabajo, su frecuencia, relaciones
contractuales y condiciones laborales. Las cifras arrojaron un
desempleo de un 6.6%, donde los hombres alcanzaron un 5.7% y las
mujeres casi un 8%, confirmando, una vez más, la feminización de la
pobreza. Naturalmente que los guarismos del INE son dibujados desde
arriba y sobre la base de metodologías mañosas y subordinadas a los
intereses de clase que representa la componenda en el Ejecutivo. Lo
cierto es que todos los días se multiplican los despidos en todas
las industrias y áreas del país, siendo las más graves las de la
gran minería pública y privada, el retailer o grandes cadenas
comerciales de venta al detalle, y la industria manufacturera. Los
modos de la polifuncionalidad y flexibilidad laboral hegemónicas
obran como contenedores de un desempleo desbocado. Sin embargo lo
anterior, se sufre una ampliación creciente del trabajo a cuenta
propia y ciertos grifos crediticios que colaboran con su
desenvolvimiento. Se trata de la proliferación de diminutas unidades
de trabajo donde gobierna la autoexplotación, la subcontratación y
el empleo precario. Una suerte de economía de subsistencia y
subsidiada por la deuda que, desde hace décadas, forma parte
necesaria del encadenamiento en la producción de valor y utilidades
para los capitales gigantes que se mueven a sus anchas en Chile.
Como
si fuera poco, a la consabida baja general de los precios de los
commodities o materias primas demandadas por la órbita de las
economías vertebrales del planeta (que en el país golpea duro al
cobre y sus minerales asociados, a la madera, la fruta y el pescado),
la llamada "desaceleración económica” chilena padece de un
nuevo garrotazo mundial: la caída en curso de las principales bolsas
chinas. Hasta el momento, el apalancamiento del Estado chino, junto a
una batería de medidas, parece amainar sus efectos transitoriamente.
No obstante, la mundialización capitalista se caracteriza por la
contaminación acelerada de la totalidad del movimiento del capital.
Hasta ahora, la única certeza es que China ya no crecerá este año
al 7% proyectado. Ello, junto al fortalecimiento del dólar,
significa una renovada debacle en los precios de los commodities en
Chile, fundamento de una economía basada en la exportación de
bienes y servicios, el extractivismo, y en una nueva burguesía
chilena súper concentrada que obtiene sus mayores rentas en su
deslocalización, la especulación con los ahorros forzosos de las
Administradoras de Fondos de Pensiones privadas (AFP), la industria
de la deuda y en la gestión financiera, como destacó hace unas
semanas el secretario ejecutivo de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, el
mismo que apuntó a Chile como al país con la peor distribución del
ingreso de los 34 Estados que componen esa institución regentada por
el imperialismo norteamericano, Alemania y Francia.
Materiales
de futuros artículos serán las relaciones de fuerza mundiales y
nacionales entre el movimiento popular planetario y chileno (o
situación de la lucha de clases) y el capital transnacional; la
negación de la cúpula de la iglesia chilena de acuerdo a los
paradigmas instalados por el papa Francisco en su encíclica Laudato
si respecto de la crisis cierta de sobrevivencia para la humanidad
que comportan el cambio climático, la falta de agua y de soberanía
alimentaria, la ecología y el papel del capital financiero; las
formas de la alienación y del fetichismo en Chile; y la ejecución
concreta de prácticas cada vez más recurrentes de criminalización
y represión contra los jóvenes y trabajadores/as en lucha, al
ambientalismo consecuente y contra la resistencia mapuche por parte
del capitalista Estado chileno.
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