Por: Patricia Barba Ávila
"Felicitaciones a Grecia...Es una gran victoria contra el terrorismo financiero del Fondo Monetario Internacional". Nicolás Maduro Moros
"El porvenir de la nación y la solución de sus problemas no pueden seguir dependiendo del interés egoísta de una docena de financieros, de los fríos cálculos sobre ganancias que tracen en sus despachos de aire acondicionado diez o doce magnates. El país no puede seguir de rodillas". Fidel Castro Ruz
En el contexto de acontecimientos tan relevantes como la independencia de los Estados Unidos y de Venezuela, por una parte, y el contundente NO que más del 60% del pueblo griego votó contra la Troika, por la otra, es que se hace imprescindible un análisis de lo que significa ser independiente y, por ende, soberano.
Este 4 de julio, en los Estados Unidos, tanto la clase política como la población celebran, más por tradición que por una conciencia plena y un conocimiento profundo de su historia, la independencia de ese país. Sin embargo, pese a que, efectivamente, de 1775 a 1783 las 13 colonias británicas en América (el Continente) lograron independizarse del dominio del Imperio Británico, el devenir histórico no condujo al poder real del pueblo en su totalidad, ya que siguieron existiendo esclavos y clases sociales, junto con la conformación paulatina de una plutocracia que sigue siendo la que decide el futuro de la inmensa mayoría de la población de ese y otros países.
Es decir, difícilmente se podría afirmar que el pueblo norteamericano, en su totalidad, es genuinamente independiente en lo que respecta a las decisiones que su gobierno adopta. Casos evidentes han sido las invasiones y guerras provocadas contra pueblos como el vietnamita, contra las cuales decenas de personas se manifestaron y fueron salvajemente reprimidas, así como los millonarios rescates bancarios decididos por el gobierno del "demócrata" Barack Obama, en cruel contraste con los recortes a la seguridad social y otros beneficios de orden público, que recibieron el rechazo del Movimiento "Occupy Wall Street", igualmente reprimido.
Por otra parte, en lo que respecta a su sistema electoral, es curioso cómo un importante número de estadounidenses vive bajo el engaño de una democracia ilusoria en la que son golpeteados de manera inmisericorde por la mediocracia corporativa que es capaz de venderles candidatos a presidentes y gobernadores como se vende una botella de Coca-Cola o una bolsa de papas fritas, junto con la idea de que son "la nación más poderosa de la Tierra" aunque existan miles de desamparados que carecen de techo, empleo, atención médica, y la enorme mayoría viva totalmente endeudada.
Desde el espectro político opuesto, tenemos la celebración del 204 aniversario de la independencia venezolana que, al igual que otras naciones latinoamericanas, significó poner fin al control que el Imperio Español ejercía sobre los habitantes de las colonias en el continente americano. Por largo tiempo, dicha victoria se vio escamoteada debido a que los pueblos sólo cambiaron de amo al quedar bajo el dominio de las grandes corporaciones mayoritariamente norteamericanas que ligadas con las clases pudientes locales, iniciaron una suerte de neocolonización en jóvenes naciones como México, Cuba, Venezuela, Colombia, Chile, Ecuador, Perú, etc. Y es aquí donde la reconquista de la independencia de Venezuela toma una importancia fundamental, ya que a partir de 1999, con la asunción a la Presidencia del país del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, esta hermana nación inició el camino hacia la consolidación de su soberanía económica, política y financiera.
Y, para fortuna de millones de habitantes de la Gran Patria Latinoamericana con la que soñó el Libertador Simón Bolívar, otros países han seguido la ruta que las revoluciones cubana y venezolana marcaron: Ecuador, con el brillante y sostenido liderazgo de Rafael Correa; Bolivia, con el triunfo reiterado del primer gran estadista indígena del siglo XXI: Evo Morales Ayma; Nicaragua, con la consolidación de la Revolución Sandinista y, en menor medida pero con políticas en beneficio de sus pueblos, Argentina bajo Néstor Kirschner y Cristina Fernández, por una parte y, por la otra, Uruguay bajo presidentes como José Mújica y su sucesor, Tabaré Vázquez.
Y ahora, con lo ocurrido en Grecia, donde el Primer Ministro Alexis Tsipras sometió a consulta la decisión de rechazar o aceptar las imposiciones del Fondo Monetario Internacional (también conocido como El Fondo Más Infame), el pueblo griego dio un paso de verdadera soberanía y dignidad, al votar el NO rotundo a las infames presiones fondomonetaristas. Sin lugar a dudas, se puede decir que fueron independientes al no sujetarse a ningún otro interés que no fuese el propio. Huelga decir que la deuda que reclama la Troika del sufrido país helénico, es absolutamente inmoral e insostenible, pues fue generada de manera artificiosa merced de políticas que destruyeron la economía de esa nación --y muchas otras en distintos continentes--, obligando a gobiernos títeres a solicitar "rescates" a una auténtica cueva de ladrones y usureros elegantemente llamados "banqueros", con el abyecto modelo de saqueo a gran escala consistente en despojar para luego prestar a la víctima el mismo dinero que le fue robado!
Es decir, si bien es cierto que las clases pudientes y los comerciantes de un gran número de naciones lograron conquistar su independencia del tutelaje de los imperios europeos en el Siglo XVIII, no se puede hablar de independencia en el sentido más estricto del término, pues no es posible ser independiente cuando se padece miseria y el futuro de millones de seres humanos está sujeto a la voluntad de una reducida plutocracia. Tal como lo dijo el inmortal Eduardo Galeano al criticar las cartas magnas de algunos países al afirmar que "las constituciones fueron la prueba más evidente de que lo conquistado fue una libertad de comercio. En realidad, la independencia sigue siendo para nosotros una tarea por hacer". En este punto, habría que decir que la independencia con la que un ser humano o una comunidad piensa y actúa es, en gran medida, resultante de un sistema educativo óptimo que enseña a dilucidar, analizar y derivar las mejores decisiones en beneficio tanto individual como colectivo.
Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes. Jorge Bucay
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