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lunes, 18 de mayo de 2015

Ayotzinapa jurídico-financiero: pestífera privatización/extranjerización bancaria en México


Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme

Suena increíble que haya sido un eminente jurista, Francisco Ibarra Palafox ( https://goo.gl/5SxYA2 ), quien haya publicado un libro histórico, amén de ser el único en su género, pese al cataclismo que alumbró, sobre La privatización bancaria en México ( http://goo.gl/7spOiy ), tarea obligada que correspondía a los ausentes economistas, en especial a los nigromantes neoliberales del ITAM, carentes de autocrítica.

Perturban los obstáculos inenarrables que enfrentó Francisco Ibarra Palafox de parte de la Secretaría de Hacienda ( https://goo.gl/uSQ6Az ), en ese entonces bajo control del itamita Agustín Carstens, que rechazó la consulta de documentos e informó de su inexistencia ya que habían transcurrido 18 años desde su generación.

Se desprende que, con la imposición neoliberal, México padece la dictadura de la piratería financierista con simulación democrática.

Francisco Ibarra Palafox recurrió al Ifai para emplazar a la Secretaría de Hacienda a la exhumación de los documentos, a lo cual también se negó, por lo que el autor interpuso un amparo hasta que a finales de 2009 le fueron entregadas casi 12 mil (¡supersic!) fotocopias, con muchos faltantes y nombres (¿comprometedores?) tachados.

Esta sola hazaña titánica de filantropía jurídica cotiza la obra, ya que exhibe la falta de transparencia del proceso que arrojó casi 13 mil millones de dólares de ingresos: 63 por ciento de todas las privatizaciones hasta 1994 (Telmex constituyó 29 por ciento).

Ante la ausencia notable de un medieval Congreso disfuncional, si son tan benéficas las privatizaciones, no se entiende entonces la razón por la cual sus panegiristas oculten los datos.

Francisco Ibarra Palafox comenta que si en Francia una privatización análoga tomó 16 años (sic), en México fue manoseada en forma expedita en sólo 13 meses (¡supersic!).

¿Cuál era la prisa para pisotear constitucionalidad, legalidad, transparencia y rendición de cuentas?

Coloca a la polémica elección de 1988 como una de las causas primordiales de la precipitada privatización, cuando el PAN y sus empresarios afines –mediante un pacto secreto en casa del empresario Juan Sánchez Navarro– exigieron la entrega de la banca estatal para legitimar la elección.

Moraleja retrospectiva: un megafraude electoral conlleva a un megafraude financiero.
A mi juicio, el clandestino y fatídico pacto secreto de 1988 desembocó en el espurio Pacto por México de 2012, cuando la privatización bancaria confluyó con su similar energética.

En la página 61 desnuda a toda la cohorte de la corte en turno de intelectuales mexicanos (sic), los legitimadores congénitos de siempre de la narco-clepto-plutocracia imperante, a favor de la privatización bancaria: los mismos, con la salvedad de los ya muertos, que apoyaron la siguiente privatización energética 21 años más tarde.

Los dados bancarios estaban cargados a partir de la contratación de asesores externos: CS First Boston, Ciemex-Wefa, Booz Allen y McKinsey, estos dos últimos, presuntos despachos paralelos de la CIA. Todavía no existían Wilson Center ni IMCO ni CIDAC ni Rosental & Asociados. Sus estudios nunca fueron conocidos por la opinión pública.

El autor remarca la opacidad respecto de la calidad de la cartera crediticia de los bancos, lo que generó la expansión crediticia más explosiva en la historia financiera de México y benefició a los favoritos transexenales de casabolsistas/neobanqueros: desde el polémico tuxpeño Roberto Hernández, pasando por Madariaga Lomelí (acusado de lavado por el rotativo español La Vanguardia) hasta el convicto tabasqueño Cabal Peniche (cuyo fraude costó una fortuna al erario: http://goo.gl/eIr0Az ). ¡Un “ Ayotzinapa jurídico-financiero”!

Al mismo tiempo que se privatizaba con una plétora de connotados bandidos de cuello blanco –evasores del fisco con bendición gubernamental de Pedro Aspe, Guillermo Ortiz y Francisco Gil-Díaz, que condonaron sus adeudos con cargo (¡supersic!) al erario–, se plantaban las semillas de la grave crisis financiera de 1995 que facilitó la extranjerización de la banca.

Foto
El ex secretario de Hacienda Agustín CarstensFoto Francisco Olvera

La quiebra (¿deliberada?) de la banca privatizada alcanzó su punto culminante con su extranjerización: ¿el objetivo final?

De los varios presentadores que hemos comentado la obra en la UNAM –desde el Instituto de Investigaciones Jurídicas hasta la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales–, me llamó la atención la ponencia de Diego Valadés, debido a su sapiencia constitucionalista y a su anterior investidura como procurador general de la República, quien coloca el momento jurídico del México neoliberal en similitud al año 1215 de Juan Sin Tierra en Inglaterra y sus barones insaciables. Me recordó el momento de Estados Unidos en 1870 con sus plutócratas cleptómanos ( The robber barons; http://goo.gl/y1izLG ).

Diego Valadés concreta que se construyeron todos los elementos para la tormenta inmejorable que tuvimos en el año 94, la tormenta perfecta ( https://goo.gl/FsIzca ).

El libro multidisciplinario de Francisco Ibarra Palafox trae un disco compacto donde se encuentran materiales inéditos, además de dos anexos luminosos: las Razones (ratio) financieras e indicadores cuantitativos de los 18 bancos privatizados y la estrujante Lista de las personas que participaron en la desincorporación bancaria y que se traslapan sin rubor.
El Anexo 5 expone las Fusiones, adquisiciones y extranjerización bancaria en 12 años ( https://goo.gl/7YqNjM ) cuando los 12 bancos se redujeron a seis megabancos: uno mexicano y cinco foráneos.

El libro presenta 30 fotos memorables donde resaltan los actores desparpajados de la cataclísmica privatización, quienes no han detenido su fogosidad privatizadora: desde Javier Lozano (en su fase priísta, antes de saltar al PAN, como edecán de Ortiz Martínez), pasando por Carlos Ruiz Sacristán (quien no cesa sus andanzas cleptomaniacas en Sempra Energy y en OHL), hasta el itamita Pedro Aspe, quien, con el clan Bailleres y el Grupo Protego/Evercore Partnership, se despachó con la cuchara grande de la privatización energética ( http://goo.gl/QjxFsY ). ¿Su gratificación por la privatización/extranjerización bancaria?

La privatización bancaria y su trasnacionalización durante 12 años aciagos abrió las puertas del infierno para que en los siguientes 12 años se hubiese traducido en La muerte de Pemex y el suicidio de México ( http://goo.gl/DNRczW ) para ser fagocitado al irrendentismo de NorthCom/North America.

El autor nos debe un libro similar de rigurosa investigación sobre el rescate bancario del pestífero Fobaproa/IPAB, cuyo adeudo se sigue pagando hasta la fecha, cuando los 13 mil millones de dólares del remate bancario resultaron precariamente insignificantes para su propio socorro ulterior: 20 por ciento del PIB de 1995, según su salvavidas Zedillo. ¡Mayor al rescate de Estados Unidos de 2008!

La privatización bancaria no fue buen negocio para México y detonó su perdición soberana.
De allí que todas las privatizaciones en México, con bendición de Estados Unidos, sean sinónimo de la piratería financierista de la imperante narco-clepto-plutocracia.
¿La privatización del agua y su fracking letal constituirán el último clavo en el féretro de lo queda de México, hoy totalmente desmantelado?

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