Carta Capital
Traducido del portugués para Rebelión por Susana merino |
La
campaña “El Petróleo es Nuestro” iniciada hace más de 60 años, unió a
políticos, movimientos, intelectuales y personalidades de diferentes
corrientes y triunfó gracias a la variedad de sus integrantes. ¿Sería
posible repetir hoy algo parecido en Brasil para enfrentar una ofensiva
conservadora que no se limita a compartir el Presal (1) con compañías
extranjeras sino también a impulsar el ataque, el regreso de la
dictadura, el retroceso en los derechos sociales de los trabajadores?
Quien apueste a que sí prepárese al lanzamiento de una reacción por
ahora llamada Frente Nacional Popular.
El Frente deberá nacer
en junio a partir de un acto público. Entre sus articuladores circula
un proyecto de manifiesto. Aunque el motivo principal sea resistir la
onda conservadora el documento enumera varias propuestas. Se propone la
defensa de la democracia y su profundización mediante la reforma
política, el fortalecimiento de la soberanía nacional contra los
efectos de la crisis de Petrobras, la recuperación del crecimiento con
la distribución de la renta y sin ajuste fiscal, la lucha contra la
desigualdad y el mantenimiento de los derechos de los trabajadores.
Uno
de sus principales mentores es el cienciólogo político y exministro
Roberto Amaral, uno de los fundadores del Partido Socialista Brasileño
y columnista de Carta Capital. Según él se está asistiendo en
el país a una ofensiva de la derecha conservadora como no se veía desde
el Gobierno de Joao Goulart, depuesto por el golpe de 1964. Este
avance, dice Amaral, amenaza las históricas conquistas sociales y solo
puede ser detenido por una unión de fuerzas que no esté limitada a los
partidos, ya que estos son sospechosos para la sociedad, comenzando por
el PT. “Ante esta emergencia reaccionaria los partidos se hallan
atónitos, sin respuestas políticas” afirma. “La salida es un frente de
masas. Hasta para defender las profundas reformas que nuestros
gobiernos no tuvieron siquiera fuerza para intentarlas”.
La
idea comenzó a germinar a partir de inquietudes surgidas inmediatamente
después de la elección presidencial de octubre. El pedido del PSDB a la
Justicia Electoral de realizar una auditoría sobre los votos obtenidos
por Dilma Rousseff provocó aprensiones. Mostró una pista sobre la
dimensión y las ganas del conservadurismo, puestas en evidencia y
claridad por el ataque a la presidente y a favor de la intervención
militar. Esta preocupación acercó a intelectuales, políticos con o sin
funciones, sindicalistas, movimientos sociales y empresarios que
comenzaron a reunirse en forma discreta en Río de Janeiro, Sao Paulo y
Brasilia a partir de noviembre. Y ganó envergadura en un debate
realizado en marzo, en el sindicato de maestros de Río en el que
participaron Amaral y los exministros José Gomes Temporao y Luis Dulci,
el economista Theotonio Dos Santos, el empresario Pedro Celestino y una
serie de académicos.
En abril se mencionó en público por
primera vez con ocasión de una mesa redonda en el Club de Ingeniería,
también en Río, en que se discutía la posibilidad de que la crisis de
Petrobras provocara una invasión del país por parte de petroleras y
empresas extranjeras. El bautismo provisorio sugerido por el líder de
un famoso movimiento social surgió al día siguiente en oportunidad de
un debate similar realizado en el sindicato paulista de ingenieros.
El
presidente del Club de Ingeniería y coordinador de la mesa redonda de
abril, el empresario Francis Bogossian se declaró “enteramente de
acuerdo con la idea del Frente”. Fue por eso que aceptó acoger en la
entidad todos los debates sobre los rumbos del país solo a condición de
que no fueren de carácter partidario. “Vemos nítidamente la existencia
de un movimiento en pro de intereses extranjeros” señala.
El
carácter suprapartidario se verá nítidamente cuando se confirme la
adhesión del economista Luiz Carlos Bresser-Pereira, exministro de FHC
(N. de T. expresidente Fernando Henrique Cardoso) actualmente crítico
opositor y del jurista Claudio Lembo, exgobernador de Sao Paulo. No es
de ahora que ambos atacan la insurgencia reaccionaria.
Según
Bresser Pereira, la distribución de la renta en los gobiernos de Lula y
de Dilma produjo un odio de clase contra el PT por parte de los ricos y
de una “clase media que se volvió, por desgracia, muy conservadora”. Y
que apunta a la terminación del pacto nacional-popular de la era de
Lula. Lembo, que estuvo en abril en el debate del sindicato de
ingenieros, rechaza el “Fuera Dilma” y el clamor por la vuelta de los
militares al poder. "En Brasil está sucediendo una cosa diabólica”
sintetiza.
Uno de los combustibles del Frente es el desgaste del
PT, reconocido hasta por los petistas. No por casualidad el exministro
y exgobernador Tarso Genro se ha convertido en un aliado de esta
propuesta de la primera hora y se ha reunido con frecuencia con Amaral.
“El Frente es fundamental para neutralizar el antipetismo instrumentado
por sectores reaccionarios. Por eso el PT no puede estar solito, tiene
que estar junto a otras fuerzas democráticas y populares”, considera el
diputado Alessandro Molon, otro de los participantes de las
discusiones.
El papel más importante del movimiento, agrega
Molon es enfrentar los retrocesos de la Cámara de Diputados que bajo el
mandato del pemedebista (del PMDB) Eduardo Cunha adoptó una posición
marcadamente retrógrada, incluída la tercerización total del mercado de
trabajo, la revocación del Estatuto del Desarme y la
constitucionalización de las donaciones empresarias a las campañas
electorales. “Los mayores riesgos de retroceso están hoy en la Cámara.
Se han realizado conquistas con las que soñamos, pero la situación de
la Cámara es tan grave, que solo impedir retrocesos será ya una
victoria”. La propuesta del Frente muestra finalmente que un ala
progresista de la sociedad resolvió reaccionar. Ya era hora.
Nota
(1) Presal. Yacimiento hidrocarburífero submarino en las costas de Brasil
No hay comentarios:
Publicar un comentario