Rebelión
Adital
Por Carlos Borrero
No debe subestimarse el significado del recientemente
divulgado plan del Pentágono de llevar a cabo unos simulacros militares en
Puerto Rico bajo el nombre "Operación Respuesta Borinqueña” a mediados del mes
en curso. Bajo el pretexto de la necesidad de preparar para una catástrofe
natural, el imperialismo estadounidense cínicamente prepara una serie de
maniobras militares en Puerto Rico en las que participarán más de mil militares
de Puerto Rico, las guardias nacionales de los estados de West Virginia,
Washington, Tennessee, Vermont y Nebraska, además de observadores
internacionales de Honduras y República Dominicana.i
Este despliegue militar no representa un fenómeno aislado.
Es la extensión de una política de creciente militarización de la sociedad
estadounidense a su colonia en anticipación de la intensificación del
descontento popular. En los últimos años varios simulacros militares similares
basados en escenarios de ‘guerra urbana’ han tenido lugar en ciudades
estadounidenses como Houston, Miami y St. Paul-Minneapolis. Estos simulacros
han incluido el despliegue de aeronaves militares, tales como helicópteros
Blackhawk además de paracaidistas fuertemente armados en áreas residenciales.
Hace unos años, Barack Obama añadió una pieza clave a la arquitectura ‘legal’
para esta militarización de la sociedad estadounidense con la firma de la Ley
de Autorización de Defensa Nacional de 2012, que esencialmente derogó lo que
quedaba de la Ley Posse Comitatus la cual hacía ilegal el despliegue de fuerzas
militares en suelo estadounidense durante tiempos de ‘paz’. De esta manera este
Premio Nobel de la Paz le ha dado continuidad a la política militarista de la
anterior administración republicana de Bush, tanto fuera como dentro del
territorio estadounidense.
Otro componente crítico de esta militarización de la
sociedad estadounidense en los últimos años ha sido el suministro de equipo
militar a las fuerzas policiacas urbanas a través del Departamento de Seguridad
Nacional (Department of Homeland Security). La brutal represión desatada contra
los manifestantes en Ferguson, Missouri el año pasado, así como las recientes
revelaciones del periódico The Guardian del mantenimiento de "cárceles
secretas" – sitios negros como el de Homan Square - por la policía de
Chicago en las que se han llevado a cabo la tortura de civilesii son sólo dos
ejemplos patentes de esta tendencia.
En la época del declive histórico de su sistema, la única
solución propuesta por los capitalistas es la guerra, tanto en contra de las
masas obreras dentro de las fronteras nacionales como en contra de sus rivales
en el extranjero. De hecho, el fenómeno de ejercicios militares ‘internos’ es
consistente con las recomendaciones presentadas en un estudio reciente del
Pentágono en que se advierte sobre la necesidad de revisar su doctrina militar
en preparación para la eventualidad de futuras intervenciones del ejército
estadounidense en los grandes centros urbanos. Según los teóricos castrenses
del Pentágono, las crises sociales y económicas se agudizan en las llamadas
‘megaciudades’ las cuales describen como 'placas de Petri’ para el
radicalismo.iii La incipiente ola de resistencia obrera, como evidencian las
recientes huelgas de los estibadores y los trabajadores de las refinerías en
EEUU, además de las protestas masivas de las comunidades obreras compuestas por
las llamadas ‘minorías raciales’ sujetas a la brutalidad policiaca, parecen ser
sólo el comienzo de una nueva fase de intensificada lucha de clases en los
centros del imperialismo que tiene muy preocupados a los estrategas de la clase
dominante. A pesar de toda la retórica al contrario, los estrategas del
capitalismo estadounidense saben que no son inmunes al tipo de convulsión
social que ha sacudido recientemente a otros países como Grecia y Ucrania .
Las condiciones objetivas para la oposición popular al
sistema se han vuelto particularmente agudas en Puerto Rico. El desempleo
estructural masivo además del estancamiento económico a lo largo de 8 años han
puesto de relieve la completa bancarrota de las soluciones económicas impuestas
por los capitalistas y sus acólitos en la colonia. En un informe reciente de La
Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU se destaca que durante el 2014 Puerto
Rico registró el nivel de participación laboral más bajo de los últimos 22
años, una reducción de 37.000 personas empleadas. Se sabe que esta prolongada
crisis del desempleo ha provocado durante los últimos años un éxodo masivo de
puertorriqueños de la isla, muchos altamente capacitados, en lo que sólo puede
describirse como una fuga de cerebros. Todo esto sucede en el contexto de una
deuda pública que asciende $70 mil millones, lo que representa casi 70% del
producto interno bruto, que ha servido de pretexto para una campaña de
austeridad contra las masas trabajadoras puertorriqueños. Y para garantizar el
flujo continuo de la riqueza a los parásitos financieros de Wall Street y sus
socios menores dentro de la colonia, los administradores coloniales proponen
descaradamente un aumento en el impuesto al consumo como parte de lo que
cínicamente llaman una reforma contributiva.
Este panorama de crisis social y económica provoca cada vez
más el cuestionamiento popular de todas las instituciones políticas en la
colonia. Como tal, estos simulacros militares representan una política de
intimidación psicológica realizada en anticipación de una nueva ola de
protestas populares ante el desmoronamiento de la sociedad colonial. Para el
imperialismo estadounidense y sus defensores en la colonia, es necesario tratar
de asegurar que cualquier cambio político que ocurra dentro de la colonia se
lleve a cabo bajo términos aceptables para ellos.
No obstante, los ejercicios castrenses planificados para
Puerto Rico no sólo deben entenderse en el contexto de una respuesta a la
profundización de la crisis social interna, sino también como una imperativa
imperialista dentro del cuadro de una agudización de conflictos geopolíticos.
Sin duda, el reciente acercamiento entre Washington y La Habana así como la
campaña desestabilizadora llevada a cabo en Venezuela forman parte de la misma
estrategia de la clase dominante estadounidense de reafirmar su hegemonía
hemisférica ante la amenaza de rivales como China.
Existe en la reciente historia de Puerto Rico un importante
precedente para la oposición popular al militarismo estadounidense con la lucha
para sacar a la marina de Vieques. La tarea de hacer una evaluación de los
aciertos y desaciertos de esta experiencia ahora les cae sobre los hombros de
los elementos más comprometidos con las masas obreras cuya capacidad de
precipitar la reorganización de la resistencia además de la solidaridad
proletaria internacional en oposición a esta embestida imperialista se hace más
urgente que nunca.
Notas:
i http://www.primerahora.com/noticias/puerto-rico/nota/anuncianmasivosimulacromilitarenpuertorico-1069556/
ii http://www.theguardian.com/us-news/2015/feb/27/chicago-abusive-confinment-homan-square
iii http://usarmy.vo.llnwd.net/e2/c/downloads/351235.pdf
Fuente: Rebelión
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