Entrevista al escritor y filósofo mexicano Fernando Buen Abad
InvestigActiion

Fernando Buen Abad:
El recuento macabro, monstruoso, expresado en muertes y desapariciones,
es de por si muy incierto. Por un lado, no hay datos oficiales creíbles
acerca de las cifras. Por el otro lado, hay fuentes distintas con
recuentos muy diferentes y metodologías distintas.
Algunas
informaciones, por ejemplo la revista Proceso de México, redondea el
numero de asesinados en alrededor de 120 mil personas, para el periodo
de Felipe Calderón y lo que llevamos de Pena Nieto. Otras cifras hablan
de 22, 25 o 30 mil desaparecidos, según las fuentes. Y luego se habla
de acerca 300 mil personas desplazadas de sus tierras, debido a la
expresión de la lucha territorial del crimen organizado. Por si solas,
las cifras son escandalosas, pero no son suficientemente expresivas
para comprender el nivel del golpe social, anímico y político que eso
ha tenido en el país. Se ha producido un desgarramiento social de
profundidades invaluables.
Ayotzinapa es la máxima expresión
del capitalismo en México. Ahí se condensa toda la perversidad del
modelo neoliberal, expresando una de sus mas claras y brutales
patologías, que es el odio contra los jóvenes, especialmente si esos
jóvenes son críticos, si esos jóvenes se organizan y esos jóvenes son
pobres.
Efectivamente no ha sido un caso aislado, sino que
forma parte de una añeja manía del capitalismo en México, que se repite
en otros países, pero que en México tiene muchos anos. Sin ir muy lejos
en la historia, podemos citar 1968, con la matanza de estudiantes de
Tlatelolco, de la mano del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
En
aquel gobierno participaron muchos de los que hoy todavía siguen siendo
personajes de la vida política en México, en particular los más
entregados a los intereses norteamericanos, así como algunos miembros
del aparato burocrático del PRI (Partido Revolucionario Institucional),
caracterizado por ser un aparato fundamentalmente represor a lo largo
de toda su historia.
Desde 1968 para acá, la agresión contra
los jóvenes estudiantes y universitarios en México, no ha cesado. Y no
tenemos una fuente clara de información, ni oficial ni de otro tipo,
acerca del modelo de agresión y represión contra los jóvenes. Podríamos
ir recorriendo distintos movimientos y expresiones que han sido
acosados y atacados por el gobierno mexicano, incluyendo por supuesto
la agresión y la represión contra jóvenes indígenas y campesinos, que
en México han representado el surgimiento de un protagonismo político
que durante mucho tiempo estuvo fuera del mapa.
Así, en 1994
ese protagonismo se hizo visible con el surgimiento del EZLN en el
Sureste de México. Se trata de un movimiento alimentado principalmente
por jóvenes, que recogen las banderas de Emiliano Zapata, las
actualizan a su manera, y proponen, en un México actual, la perspectiva
de un sujeto social revolucionario, como son los movimientos indígenas
y campesinos, en un país que había firmado el Tratado de Libre Comercio
con Estados Unidos y Canadá.
Ayotzinapa es la prueba palpable
del ataque sistemático del estado contra los jóvenes. Por eso ha habido
una tal respuesta, provocando el hartazgo hacia ese enloquecido paisaje
de impunidad que reina en México, con un gobierno que no solamente no
es capaz de garantizar seguridad ni tranquilidad a la población, sino
que en su lugar garantiza la impunidad, el olvido y la confusión. Y
actualmente, va a dedicarse a comerciar con el dolor del pueblo
mexicano, mediante un proceso electoral. Por supuesto, los 43 -que
queremos vivos- estorban mucho al paisaje de un proyecto político como
el del PRI.
Concretamente, con la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa ¿cómo se articula el tratamiento mediático que ha obtenido este caso con el relato oficial del estado mexicano?
Los llamados "medios de comunicación" -que yo siempre pongo entre
comillas-, deberían llamarse armas de guerra ideológica. El papel que
juegan estas herramientas en México, en particular los monopolios como
Televisa o TeleAzteca, es el de ser unas armas de guerra ideológica
cuyo objetivo fundamental es amedrentar sistemáticamente al pueblo, con
amenazas de todo tipo y creando un clima enrarecido de violencia, de
inestabilidad, apocalíptico. A través de esos "medios" o armas, el
sangriento paisaje provocado por el crimen organizado se vuelve como
una especie de cultura o destino fatal, imponiendo la idea de que en
México el clima apocalíptico es de tal calibre, que entonces ya nada
puede hacerse, ya nada puede cambiarse. Que más vale ser resignado y
sumiso ante esa realidad, que luchar contra ella.
Además de
eso, las armas de guerra ideológica se dedican sistemáticamente a
criminalizar cualquier liderazgo critico que haga frente al establishment
en México. Desprestigian a los lideres, los acusan de cualquier cosa
con toda impunidad y además de eso se dedican a sembrar pruebas falsas,
incluso practican un espionaje ilegal... en fin, son armas que operan
con absoluta impunidad en el escenario de los imaginarios colectivos
para influenciar con mentiras, falsedades y engaños.
Esas
armas de guerra ideológica son absolutamente complacientes con la
corrupción del gobierno mexicano... son nada menos que su alma máter.
La derecha en América Latina ha ido a refugiarse en los medios de
comunicación. Su debilidad y su incompetencia los ha hecho perder el
territorio, y por eso creen que pueden subsanar su pérdida refugiándose
en los aparatos mediáticos, en los grandes monopolios.
El
caso mexicano es la expresión más palmaria de esto, porque ha sido el
propio monopolio televisivo el que ha parido al presidente de México
después de haberlo engendrado en sus entrañas durante muchos anos. Peña
Nieto es una obra acabada de la ingeniería mediática de Televisa, que
lo ha parido para recibir los beneficios que hoy son archiconocidos en
México, por la vía de la corrupción, de las dádivas, del tráfico de
influencia... en fin de un conjunto de corruptelas, que son el sello de
marca de la propia empresa asociada con el gobierno.
Todo
esto obedece a lo que yo llamo el "Plan Cóndor" mediático en América
Latina, en el que aparecen como aliados: el grupo Prisa en España, CNN
de Miami, la cadena Fox, Televisa de México, TeleAzteca, el grupo
Clarín de Argentina, O Globo de Brasil, el Mercurio de Chile, las
colombianas... en fin, todas las cadenas mediáticas, monopólicas, del
continente, que hoy tienen una alianza para producir un discurso cada
vez más ubicuo y a la vez más sincronizado. Es decir, al mismo tiempo y
en todo el continente, se produce el mismo modelo de agresión
mediática, con epicentros simultáneos. Es así como una misma calumnia
se publica en todos lados...
En México pues, se ha logrado
una figura como la de Peña Nieto, que ha sido parida directamente desde
las entrañas de la televisión para estos fines. Por lo tanto, hay en
marcha una operación de guerra ideológica a través de los medios, cuyo
comportamiento es, como dice Michel Collon, el de ser un ariete de los
procesos de dominación y de invasión.
Voces como la tuya
alertan desde hace tiempo acerca de la necesidad de hacer frente a esta
estrategia de guerra mediática, poniendo de relieve el apoyo de los
medios a esas agresiones. Desde tu experiencia en el ámbito de la
enseñanza y el estudio del lenguaje y la comunicación, ¿Cómo crees que
debe desarrollarse y reforzarse la estrategia comunicacional de los
movimientos sociales?
El diagnóstico acerca del comportamiento
del capitalismo, armado con estas herramientas de guerra ideológica, no
es suficiente. No nos alcanza con saber como nos van a matar, o como
nos están agrediendo. Efectivamente, sabemos por ejemplo que ayer,
Ollanta Humala en Perú, ha avisado de que va a recibir en septiembre a
3.200 soldados estadounidenses armados, para que apoyen la lucha contra
el narcotráfico. Eso dijo ayer Ollanta Humala. En América Latina ya
sabemos que eso significa sembrar un foco de violencia en la región,
para convertir a esta zona del planeta en algo parecido a lo que han
provocado en Irak o en Siria. Sabemos que para llegar a eso han tenido
que crear toda una pantalla y un discurso mediáticos, que en Perú
llevan trabajando desde hace ya algunos anos, y que eso ahora justifica
que lleguen esos soldados a ese territorio.
Ahora bien, ¿qué
hacemos nosotros mientras tanto? ¿Qué hacemos cuando estamos atrapados
por un problema de aislamiento comunicacional entre los medios
alternativos y los movimientos sociales? ¿Qué hacemos cuando hay una
gran fuerza mundial en resistencia comunicacional, pero que se
encuentra desarticulada? ¿Qué hacemos cuando hay una emergencia? Como
dice el poeta Jorge Falcone en Argentina: "hay una vigilia de cámaras".
Un despertar del interés fotográfico, audiovisual, cinematográfico,
documentalista, que esta dando testimonio de cosas que antes nunca
habíamos visto, en las luchas de los pueblos de todo el planeta. Y sin
embargo, esa gran cantidad de nuevas fuerzas comunicacionales,
alternativas, revolucionarias e independientes, no logran cohesión ni
unidad.
Hay una urgencia de constituir puentes, redes,
espacios de encuentro, para poder articular movimientos conjuntos. En
América Latina, tengo la seguridad de que los que estamos trabajando en
el campo critico, en el campo revolucionario de la comunicación, somos
muchos más que los que trabajan en las estructuras oligárquicas. Sin
embargo nos derrotan por nuestra propia incapacidad de unirnos. Esto
debe ser resuelto por una profunda autocrítica.
Pero la fase
más compleja, más alarmante, tiene que ver específicamente con el campo
semántico, en el que nosotros no hemos sabido desarrollar nuestra
agenda propia, aunque tengamos razones, argumentos, un montón de temas
de los cuales hablar y desarrollar razonamientos críticos de todo tipo.
Pero aun no hemos logrado construir a partir de eso una agenda política
o geopolítica, que plantee los grandes temas de nuestras luchas, como
los ejes primordiales. Por la demora que hemos tenido en resolver ese
problema, por eso nos han venido derrotando sistemáticamente. "En la
demora está el peligro".
Si nos ganan terreno, y en
particular el terreno semántico, algún día terminarán asesinándonos con
nuestras propias banderas, como ha ocurrido muchas veces en tantas
luchas. Por ejemplo, arrebatándonos palabras como la "austeridad". ¿Qué
otra cosa queremos, sino la propia austeridad ante el derroche, el
cinismo burgués que gasta plata de manera infernal? ¿Qué más
quisiéramos que austeridad para distribuir la riqueza de mejor manera?
Pues ellos usan la palabra precisamente para someternos, ¡e imponernos
la austeridad que ellos quieren para nosotros, no para ellos!
Necesitamos espacios de discusión para no repetir el discurso del
patrón sin darnos cuenta. En algunos pueblos de África, ¡hablar de
democracia significa hablar de lo peor que les ha pasado! Los Estados
Unidos, que afirman ser el gran paradigma de la democracia, es
precisamente donde menos se practica.
La batalla semántica es
un desafío en el que tenemos mucho retraso. Además, debemos hacer una
autocrítica y preguntarnos sistemáticamente si nuestro relato está a la
altura de la Historia que estamos viviendo. Si de veras tenemos las
palabras, la frescura, la creatividad, que supo tener, por ejemplo el
EZLN en su momento inicial. El EZLN supo tener la palabra, incluso la
poesía, que les permitía tocar los corazones y los pensamientos para
producir movilización y unidad. Este aspecto es crucial: nuestra
capacidad de comunicación revolucionaria, alternativa, popular y de
base, debe construir su propia poesía para tocar simultáneamente los
pensamientos y corazones, para entrar en la acción organizada.
Por último ¿Qué resaltarías de la tentativa de golpe de estado que ha tenido lugar este mes de febrero en Venezuela?
Ante
todo, quiero expresar mi solidaridad con Venezuela. Ahí estamos viendo
el ejercicio de todas las agresiones posibles: mediáticas, económicas,
políticas... El presidente Maduro ha hecho un llamado contra la guerra
económica y la guerra mediática. Venezuela es un ejemplo claro de un
territorio que dispone de todas las posibilidades, incluso de discutir
críticamente con las herramientas de comunicación, y donde sin embargo
no se alcanza la unidad que se necesita.
Insisto en que hoy
mas que nunca, hace falta una Cumbre de Presidentes en materia de
comunicación, al igual que tiene lugar la Cumbre de la UNASUR o la del
ALBA, que haya una cumbre en la que se discuta qué vamos a hacer con la
agresión mediática, y como impulsamos la gran revolución comunicacional
que nos hace falta. En solidaridad con los principios de la revolución
y con el Presidente Maduro Venezuela, pero también ante la perspectiva
que estamos viendo en la región. Como decía, Ollanta Humala acaba de
anunciar que aceptara a militares estadounidenses en Perú, y al mismo
tiempo, en México Enrique Pena Nieto presenta una iniciativa de la
Cámara de Senadores, para aceptar que agentes extranjeros transiten
armados por el territorio mexicano.
Es decir, que se esta
configurando una permisividad legalizada de violación a la soberanía de
los pueblos, con un claro mensaje: Perú, México y Colombia son los
países de la Alianza del Pacifico. Y esa Alianza no es mas que una
vanguardia del proyecto del ALCA que quieren resucitar para imponer el
Tratado de Libre Comercio con toda América Latina. Por lo tanto, hay un
claro aviso de hacia donde va el asunto: mediante la agresión
mediática, pero también con la presencia de fuerzas militares armadas
norteamericanas en América Latina. Creo que es un momento fundamental
para frenar eso, creando un consenso internacional de denuncia y de
rechazo a esas iniciativas. Y también fortaleciendo la solidaridad,
especialmente con Venezuela, que es la vanguardia política de América
Latina.
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