Desde 1860 hasta 1996, cerca de 150 mil niños indígenas fueron
arrancados de sus familias y obligados a ir a estas escuelas religiosas
El pasado 31 de marzo concluyeron las audiencias de la Comisión de Verdad y Reconciliación en Canadá que creó el gobierno federal para revelar la dolorosa y compleja historia de los internados indígenas en los que más de cuatro mil niños de los pueblos originarios perdieron la vida.
Desde mediados del siglo XIX hasta el cierre del último pensionado en 1996, cerca de 150 mil niños indígenas y mestizos fueron arrancados literalmente de sus familias y obligados a ir a estas escuelas religiosas.
En las audiencias los sobrevivientes recordaron que tenían constantemente hambre, que eran golpeados, azotados y abusados sexualmente. Muchos murieron a causa de enfermedades o de causas misteriosas y otros tantos se suicidaron. “Matar al indio en el niño“, era propósito de estas instituciones.
La Comisión de Verdad y Reconciliación fue creada en 2008 y a lo largo de estos años recopiló más de 6 mil 500 testimonios de víctimas de abuso por parte de la iglesia y el gobierno quien destinó 60 millones de dólares para establecer el balance histórico de esta tragedia. Dicha Comisión presentará su informe final en junio de 2015.
Sin embargo el testimonio en las audiencias no puede ser utilizado para una investigación criminal. Los perpetradores no podrán ser nombrados, y la Comisión no dispondrá ninguna autoridad judicial.
Por otro lado, una semana antes de que concluyera la investigación el jefe de Consejo Mushkegowuk, exigió el despido de lo abogados del gobierno debido a que retenían la información de los internados.
De hecho, la Comisión se enfrentó a menudo con el gobierno federal llegando incluso a los tribunales. Los jueces criticaban al gobierno por no presentar las pruebas que tenían y la cual no se incluyó en el informe final.
En un caso , los sobrevivientes de una escuela residencial en Ontario acusaron que fueron obligados por el personal a sentarse en una silla eléctrica y ni el gobierno y ni la iglesia declararon al respecto. Es más, la representación eclesiástica estuvo ausente durante todo el proceso.
Poco después de asumir el cargo de primer ministro, Stephen Harper, ofreció una disculpa en 2008 por la serie de abusos que el Estado ejerció sobre los niños indígenas.
Pero diversas organizaciones ponen en duda que el proceso ayude reivindicar a lo pueblos indígenas que además suman otras demandas como la tenencia de la tierra y casos de feminicidios y desapariciones.
En su testimonio, Martha Marsden , una ex estudiante de un internado en Alberta describió el proceso de descomposición social que producían las escuelas. “Cuando salí del internado, cuando finalmente se cerró, regresé a mi comunidad compuesta por 95% de alcohólicos. Así es como nuestros padres reaccionaron al hecho de que sus niños les fueron arrancados de los brazos.”
Desde mediados del siglo XIX hasta el cierre del último pensionado en 1996, cerca de 150 mil niños indígenas y mestizos fueron arrancados literalmente de sus familias y obligados a ir a estas escuelas religiosas.
En las audiencias los sobrevivientes recordaron que tenían constantemente hambre, que eran golpeados, azotados y abusados sexualmente. Muchos murieron a causa de enfermedades o de causas misteriosas y otros tantos se suicidaron. “Matar al indio en el niño“, era propósito de estas instituciones.
La Comisión de Verdad y Reconciliación fue creada en 2008 y a lo largo de estos años recopiló más de 6 mil 500 testimonios de víctimas de abuso por parte de la iglesia y el gobierno quien destinó 60 millones de dólares para establecer el balance histórico de esta tragedia. Dicha Comisión presentará su informe final en junio de 2015.
Sin embargo el testimonio en las audiencias no puede ser utilizado para una investigación criminal. Los perpetradores no podrán ser nombrados, y la Comisión no dispondrá ninguna autoridad judicial.
Por otro lado, una semana antes de que concluyera la investigación el jefe de Consejo Mushkegowuk, exigió el despido de lo abogados del gobierno debido a que retenían la información de los internados.
De hecho, la Comisión se enfrentó a menudo con el gobierno federal llegando incluso a los tribunales. Los jueces criticaban al gobierno por no presentar las pruebas que tenían y la cual no se incluyó en el informe final.
En un caso , los sobrevivientes de una escuela residencial en Ontario acusaron que fueron obligados por el personal a sentarse en una silla eléctrica y ni el gobierno y ni la iglesia declararon al respecto. Es más, la representación eclesiástica estuvo ausente durante todo el proceso.
Poco después de asumir el cargo de primer ministro, Stephen Harper, ofreció una disculpa en 2008 por la serie de abusos que el Estado ejerció sobre los niños indígenas.
Pero diversas organizaciones ponen en duda que el proceso ayude reivindicar a lo pueblos indígenas que además suman otras demandas como la tenencia de la tierra y casos de feminicidios y desapariciones.
En su testimonio, Martha Marsden , una ex estudiante de un internado en Alberta describió el proceso de descomposición social que producían las escuelas. “Cuando salí del internado, cuando finalmente se cerró, regresé a mi comunidad compuesta por 95% de alcohólicos. Así es como nuestros padres reaccionaron al hecho de que sus niños les fueron arrancados de los brazos.”
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