Por Ana Inés Cibils
Montevideo, Uruguay/AFP
Los dirigentes latinoamericanos que se oponen a la intervención de la coalición internacional en Libia evocaron estos días las intervenciones extranjeras que sufrió la región, un argumento que, según analistas, se explica en parte por sus posiciones ideológicas.
"Estamos hablando de gobiernos que en muchos casos tienen un perfil de izquierda y que además han reivindicado siempre la soberanía y la no intervención como principios básicos de la política internacional", dijo a la AFP el uruguayo Daniel Buquet, Doctor en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-México) y docente del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República de Uruguay.
El politólogo añadió que "América latina es una zona pacífica, padeció intervenciones, en particular de Estados Unidos", y por lo tanto a la región "en general no le vendría bien en ningún caso avalar intervenciones extranjeras".
Destacó, no obstante, que en la región hay una gran cantidad de matices.
El rechazo más fuerte a la intervención en Libia provino del líder cubano Fidel Castro y del presidente venezolano Hugo Chávez, enemigos acérrimos de Estados Unidos.
Castro calificó los bombardeos en Libia, avalados por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, de "guerra fascista" y recordó la historia cubana.
"Hace más de 50 años, cuando Estados Unidos asesinó a más de cien cubanos con la explosión del mercante 'La Coubre', nuestro pueblo proclamó 'Patria o Muerte'. Ha cumplido, y ha estado siempre dispuesto a cumplir su palabra", expresó en un artículo.
Chávez, por su parte, dijo que "el imperio se volvió loco" porque "bombardea para salvar pueblos".
En la misma línea se pronunciaron los mandatarios de Ecuador, Bolivia y Nicaragua, mientras que en Paraguay el presidente Fernando Lugo condenó el ataque indicando que "ningún tipo de violencia es justificada" y defendió la autodeterminación de los pueblos.
Argentina y Uruguay criticaron en general la resolución de los diferendos con bombardeos.
"Cuando uno mira el mundo y observa a los presuntamente civilizados resolver las cuestiones entre países a bombazos, me siento muy orgullosa de ser sudamericana", dijo la presidenta argentina Cristina Kirchner.
Su homólogo uruguayo, José Mujica, aseguró que "para los uruguayos la cuestión de las intervenciones está en los gérmenes más profundos" de su historia nacional.
"Nos parece que como pequeño país nunca podemos reconocerle a ninguna potencia el derecho de intervenir violentamente en ninguna nación en ningún espacio de la Tierra", dijo este ex guerrillero, recalcando que por eso no hace "juicio sobre Gadafi o sobre Hussein o sobre lo que fuere".
Para el analista argentino Jorge Giacobbe, colaborador de la Fundación Konrad Adenauer y miembro de Poder Ciudadano, el capítulo argentino de Transparency International, "hay posiciones frente al conflicto", como la argentina, "que son multicausales y no obedecen a razones simples de analizar, como el rechazo por motivos históricos".
"Las posiciones adoptadas por Argentina son más complejas" y no responden sólo a principios, sentenció Giacobbe, recordando por ejemplo el apoyo de Libia a Argentina en la guerra de las Malvinas.
Más distante, Brasil -que se abstuvo de votar en el Consejo de Seguridad de la ONU la resolución que autorizó el uso de la fuerza en Libia- expresó su "expectativa" de que se implemente lo antes posible un cese del fuego y defendió el diálogo. Su presidenta Dilma Rousseff no ha realizado críticas públicas a la ofensiva aliada contra Gadafi.
En cambio, Chile, Colombia, Perú y Panamá, más próximos a Estados Unidos, respaldaron la resolución de la ONU que permitió las acciones militares en Libia.
El presidente panameño, Ricardo Martinelli, recurrió a la historia, pero en sentido contrario a Castro y Mujica, y comparó el caso libio con la invasión de Panamá por tropas estadounidenses en 1989 para sacar del poder a Manuel Noriega.
"Es lamentable que exista una invasión pero es mucho peor que un presidente masacre a su pueblo", dijo Martinelli.
Para Carlos Romero, politólogo y profesor de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela (UCV), que los presidentes latinoamericanos digan "que se identifican con el pueblo libio porque América Latina también ha sufrido la opresión imperialista es simplemente un instrumento discursivo usado para reforzar sus posiciones".
Para Romero, la posición de los países que se oponen a la intervención "es una reacción de carácter ideológico que se inscribe dentro de las posiciones radicales que han tenido sus gobiernos frente al imperialismo y Estados Unidos".
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