México.- Cada año se acumula en los servicios forenses de México un promedio de tres mil cadáveres no identificados, de los cuales un 30 por ciento corresponde a inmigrantes, informó ayer Morris Tidball-Binz, coordinador del área forense del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Todos esos cuerpos, de particulares y migrantes, van a parar a las fosas comunes de cementerios, y algunos terminan en la facultad de medicina de varias universidades.
Ante la ausencia de un sistema nacional de información forense, cuando se encuentra un cadáver en un estado mexicano “no hay forma para que ese hallazgo se conecte con la búsqueda de un desaparecido que realizan las autoridades de otro estado”, sostuvo Tidball-Binz.
“En un diagnóstico de la CICR y otras instituciones se concluyó que hay ciertas deficiencias en cuanto a capacidad de gestión e identificación de cadáveres”, lo que dificulta el trabajo, explicó el experto.
En junio del 2010, en una reunión nacional de directores de Servicios de Médicos Forenses de México se acordó suscribir una propuesta del CICR, que implica crear un protocolo de identificación de cadáveres con criterios únicos, elaborar un banco nacional de cuerpos sin identificar y establecer un sistema en red de búsqueda en tiempo real de desaparecidos y fallecidos.
Según estadísticas, cada año unos 300 mil migrantes, en su mayoría centroamericanos, cruzan el territorio mexicano con la meta de llegar a EE. UU.
Muchos mueren en accidentes, otros pierden la vida a manos de la delincuencia común o del crimen organizado, y algunos fallecen por picaduras de animales ponzoñosos o deshidratación.
“Detrás de cada cadáver hay una familia preocupada, que no ha podido hacer un duelo, ni cerrar ese proceso de angustia”, concluyó Tidball-Binz.
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