Cada año en México se agolpan en los servicios forenses en promedio unos tres mil cadáveres sin identificar, de los cuales cerca del 30% corresponden a migrantes, afirmó este martes en entrevista con EFE Morris Tidball-Binz, coordinador del rea Forense del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) .
Todos esos cuerpos, de particulares y migrantes, van a parar a las fosas comunes de cementerios y algunos terminan en facultades de medicina de varias universidades.
En México, un país con un sistema de Gobierno federal, existen 32 estados, cada uno de los cuales cuenta con sus propios servicios forenses dotados con mecanismos de operación, lo que dificulta el trabajo coordinado y la identificación de cuerpos, una cifra que crece también por la violencia del crimen organizado, dijo el especialista.
El CICR, con Tidball-Binz a la cabeza, efectuó un diagnóstico en agosto de 2009 del estado de las ciencias forenses en México, en el que participaron múltiples agencias gubernamentales, los distintos servicios médico forenses (Semefo) , la cancillería, el Instituto Nacional de Migración, la Secretaría de Gobernación, varias ONG y académicos, entre otros.
“Esencialmente se concluyó que hay ciertas deficiencias en cuanto a capacidad de gestión e identificación de cadáveres” , y que existe “una extraordinaria compartimentación de instancias que tienen responsabilidad en materia forense” , lo que dificulta el trabajo, explicó el experto.
Ante la ausencia de un sistema nacional de información forense, cuando un cadáver es encontrado en un estado mexicano “no hay forma para que ese hallazgo se conecte con la búsqueda de un desaparecido que realizan las autoridades de otro estado” , sostuvo Tidball-Binz.
A su juicio, lo importante es entender que “detrás de cada cadáver hay una familia preocupada, que no ha podido hacer un duelo, ni cerrar ese proceso de angustia” .
Por estas razones, el CICR planteó a las autoridades mexicanas la necesidad de contar con un sistema único de identificación, registro y búsqueda en tiempo real de personas desaparecidas y de cadáveres.
En junio de 2010, en una reunión nacional de directores de Semefos se acordó suscribir la propuesta del CICR, que implica crear un protocolo de identificación de cadáveres con criterios únicos, elaborar un banco nacional de cuerpos sin identificar y establecer un sistema en red de búsqueda en tiempo real de desaparecidos y fallecidos.
De momento ya se conformó un grupo de trabajo en el Semefo de Ciudad de México, en el que participa el CICR, el cual desarrolló un borrador del protocolo, que toma las mejores prácticas nacionales e internacionales, y cuya versión definitiva debería ser adoptada por todos los servicios médicos forenses del país en 2011.
La adopción del protocolo “le dará a México un posicionamiento de punta porque no existe una práctica igual en ningún país federal en el mundo” , explicó Tidball-Binz.
El borrador ya ha sido empleado en algunos casos, como en la identificación de 15 cadáveres decapitados en la ciudad turística de Acapulco, el pasado 8 de enero.
A juicio del funcionario de la Cruz Roja Internacional, el protocolo, que determina desde la manera en que se debe recoger un cadáver, hasta el modo de asegurar un tratamiento digno de los restos, debe servir sobre todo para mejorar la identificación de migrantes muertos.
Se calcula que, según datos ofrecidos por distintos organismos civiles, cada año alrededor de 300.000 migrantes, en su mayoría centroamericanos, cruzan el territorio mexicano con la meta de llegar a EE.UU.
Muchos mueren en accidentes, otros pierden la vida a manos de la delincuencia común o del crimen organizado, y algunos fallecen por picadas de animales ponzoñosos o deshidratación, entre otros motivos.
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