Para producir un anillo de oro de 10 gramos se utiliza 1 kilogramo de cianuro, cantidad suficiente para matar a 30.000 personas. El ejemplo es útil para entender el daño medioambiental de la minería a cielo abierto que pretende avanzar en los páramos colombianos.
El ecosistema de páramo es propio de las regiones andinas. Lo comparten Colombia, Ecuador y Perú, y en Centroamérica existen páramos en Costa Rica. Su función, de regulación de los puntos de recarga de los acuíferos y de hábitat de especies endémicas, lo torna de una importancia estratégica para las poblaciones de altura y también de los valles.
En Colombia, el compromiso del gobierno de Juan Manuel Santos de convertir el país en un enclave minero parece poder más que las legislaciones, dado que aunque la normativa prohíbe la minería a cielo abierto en los páramos, la administración de Bogotá considera brindar autorización ambiental a un proyecto de extracción de oro presentado por la GreyStar Resources Ltd., de origen canadiense.
De aprobarse el proyecto, se verá comprometido el suministro de agua potable a unos dos millones de personas asentadas en ciudades como Bucaramanga y Cúcuta, al norte colombiano, entre otros estragos. Ante dicha amenaza, organizaciones colombianas iniciaron una campaña tendiente a denunciar la situación y, mediante misivas a la autoridad ambiental, bloquear la autorización a GreyStar.
“La conservación de los páramos es equivalente a la conservación del agua, la biodiversidad y la lucha contra la crisis climática”, se señala por parte de la articulación de organizaciones que han ventilado el caso internacionalmente, nucleados en la Red Colombiana Frente a la Gran Minería Transnacional, (Reclame).
Negocio jugoso
Según una publicación de Mario Alejandro Valencia, miembro de Reclame, “GreyStar estima que las reservas recuperables de oro en Santurbán suman 9 millones de onzas y las de plata 59 millones. La compañía ha calculado que las regalías que pagaría al país serían de 14.9 millones de dólares al año, unos 224 millones de dólares en 15 años de actividad -sin quitarle las exenciones-, mientras las ventas de oro y plata, a precios de hoy, le generarían ingresos por 14.252 millones de dólares. Es decir que Colombia se quedaría sin el páramo, sin el agua y con menos del 2% del saqueo del oro”.
El investigador, en su reseña, también da cuenta de que la articulación de resistencia a este proyecto, el Comité Pro-Defensa del Páramo de Santurbán ha recolectado 50.000 firmas de rechazo en la ciudad Bucaramanga.
Diversos antecedentes a nivel internacional prohibiendo la explotación minera en base a cianuro -entre ellas la prohibición el pasado 5 de mayo por parte de la Comisión Europea de dicha industria en territorio de la Unión- sirven de antecedente y sustento a los defensores del Páramo de Santurbán.
“En las explotaciones mineras situadas en áreas cercanas a zonas montañosas se talan los montes de altura y se elimina la cubierta fértil del suelo, además de emplear explosivos para hacer añicos las rocas. Gran parte de esas rocas se transportan a los valles adyacentes, donde sepultan y borran los cursos de agua”, explican en sus materiales informativos desde
Y concluyen que lograr detener el proyecto canadiense y lograr el cumplimiento de la normativa ambiental en este caso particular coadyuvaría para lograr detener empresas similares como La Colosa en el departamento de Tolima, Marmato en Caldas y Mandé Norte en Chocó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario