Los restos del obispo Samuel Ruiz, defensor de los indígenas y mediador entre el gobierno mexicano y la guerrilla zapatista, son velados en medio del fervor popular en la catedral de San Cristóbal de las Casas (Chiapas), donde fue pastor por 40 años.
El cuerpo de Ruiz, fallecido el lunes en la capital mexicana por una neumonía a los 86 años, será homenajeado en la catedral de San Cristóbal hasta el miércoles, para que representantes de las comunidades campesinas originarias de Chiapas, uno de los estados más pobres de México, puedan llegar para despedirle.
Miles de personas, la mayoría indígenas, ya han acudido a la catedral católica para homenajear a quien conocían como 'Jtatic' (padre en lengua tzotzil), por los esfuerzos durante décadas de Ruiz, representante de la Teología de la Liberación, para protegerlos y fomentar su desarrollo.
"La semilla que sembró en Chiapas ya es un árbol grande y produce muchos frutos", leyeron miembros de la Asociación Civil Las Abejas, deudos de víctimas de la matanza de 45 personas en la comunidad zapatista de Acteal en 1997.
El féretro de Ruiz será introducido el miércoles en una cripta de la catedral de San Cristóbal en la que también se encuentran los restos de Fray Bartolomé de las Casas, el obispo español recordado también por su defensa de los indios en los siglos XV y XVI.
Ruiz fue desde la década de los 70 la voz más visible de la corriente izquierdista de la Teología de la Liberación entre las autoridades eclesiásticas mexicanas, lo cual, junto a su participación en el conflicto zapatista en Chiapas de 1994, le llevó a ser tachado de "obispo rojo" e "instrumento del Subcomandante Marcos" por sectores conservadores.
El obispo apoyó los reclamos de la insurrección armada del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) -salud, alimentación, tierra o justicia- pero siempre puntualizó que no compartía el uso de las armas para que se hicieran escuchar.
Con la mediación del obispo, las partes alcanzaron un acuerdo en 1996 para la atención de las demandas del grupo rebelde liderado por Marcos, quien denunció luego el incumplimiento del gobierno sin llegar nunca a desmovilizarse, aunque desde entonces no realiza actividad armada alguna.
Samuel Ruiz "ejerció su misión desde una Iglesia al servicio del mundo, no de una Iglesia al servicio de sí misma, que se protege, guarda silencio y hace arreglos con el poder. Fue un hombre libre", le definió Raúl Vera, el obispo de Saltillo (norte) y también activista en favor de los derechos humanos en México.
Todo el espectro político mexicano, incluido el presidente Felipe Calderón (Partido Acción Nacional, conservador), e incluso la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, de visita en México, lamentaron la muerte de Ruiz.
El obispo emérito de San Cristóbal, premio Simón Bolívar de la Unesco en 2000, vivía desde 1999 en Querétaro (centro) donde oficiaba una misa semanal e impulsaba su Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, el más prestigioso de Chiapas.
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