"Es grave que se conspire contra la libertad y la voluntad que tiene el pueblo para elegir al nuevo presidente", dijo en torno a un plan político y mediático en su contra que, según denuncias periodísticas, involucra al Ejecutivo, servicios de inteligencia, empresarios y medios de prensa.
El candidato del bloque progresista Gana Perú, que el 5 de junio enfrentará a la del grupo conservador Fuerza 2011 en una segunda vuelta electoral, señaló que el gobierno, empresarios y medios de comunicación apoyan a su rival.
Censuró en particular los gastos de esos medios para contratar elementos que lo ataquen, en alusión al presentador de televisión Jaime Bayly que cada semana lanza cargos contra Humala en un canal local.
De otro lado, Fujimori acusó a Humala de estar detrás de un incidente en que la caravana que encabezaba en la localidad de Satipo, en la región central de Junín, fue objeto del lanzamiento de piedras y huevos.
Gana Perú negó tener nada que ver con el incidente y diversos medios de prensa no involucrados en la campaña contra Humala plantearon sospechas de que el incidente haya sido provocado por el propio fujimorismo.
Las versiones señalan que entre una decena de detenidos tras los disturbios, figura Freddy Peña, un trabajador del municipio local, cuyo alcalde es fujimorista y su personal trabajó en la organización de la visita de la aspirante.
El diario La República plantea que el incidente pudo haber sido urdido para victimizar a la candidata y señala que personal de seguridad de Fujimori golpeó a periodistas que registraban lo ocurrido.
"Nuestra agrupación es contraria a todo tipo de violencia e invoca a la población y a los grupos activistas independientes a que se expresen en forma pacífica, y bajo un estricto respeto hacia las personas, evitando acciones violentas", manifestó Gana Perú en un comunicado.
El congresista de esa agrupación Daniel Abugattás dijo estar seguro que fue una especie de autoatentado para presentar a la candidata como víctima.
Recordó que en 2000 el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), para desvirtuar una movilización en su contra, mandó agentes a provocar disturbios y prender fuego a un banco estatal, donde murieron seis vigilantes.
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