Fallo judicial en tiempo récord
La decisión del tribunal brasileño se toma sin pruebas, dice el PT
▲ Simpatizantes del ex presidente Lula da Silva se manifestaron ayer en Curitiba.
Río De Janeiro. La verdad es que no hubo sorpresa, pero
no por esperada la decisión del Tribunal Superior Electoral –y la forma
en que fue emitida– sobre la candidatura presidencial de Lula da Silva
dejó de causar impacto en Brasil: al ex mandatario, favorito absoluto en
todos los sondeos electorales, le fue impugnada su postulación. Más
aún: le está prohibido participar por radio y televisión como apoyo en
la propaganda oficial de los partidos políticos. Ahora le queda recurrir
a las dos últimas instancias máximas: el Superior Tribunal de Justicia y
el Supremo Tribunal Federal.
Otra opción será cumplir rigurosamente lo determinado la noche del
viernes: retirar su candidatura y legitimar en su lugar el nombre del ex
ministro de su gobierno y ex alcalde de San Pablo, Fernando Haddad, que
tendría como postulante a la vicepresidencia a Manuela D’Ávila, del
Partido Comunista do Brasil, tradicional aliado del PT.
El cuarto –y determinante– voto de los siete integrantes del Tribunal
Superior Electoral ha sido emitido por Admar Gonzaga, nombrado por
Michel Temer y quien cuenta en su currículum con la denuncia de agresión
efectuada por su entonces esposa. Tal denuncia ha sido respaldada por
la Procuraduría General de la República.
El voto de Gonzaga se dio a las 11:15 de la noche, horario de
Brasilia, en una sesión que a esas alturas ya duraba más de ocho horas.
Más impresionante en todo caso fue la celeridad con que el caso de Lula
da Silva fue juzgado.
El jueves, faltando poco para la media noche en Brasilia y estando
por llegar a su fin el plazo legal, la defensa del ex presidente
presentó, ante el Tribunal Superior Electoral, sus argumentos contra los
pedidos de impugnación del registro de la candidatura de Lula da Silva.
A las nueve y media de la noche la presidenta del TSE, Rosa Weber,
quien además integra la Corte Suprema, divulgó la pauta de la reunión
extraordinaria convocada para la tarde del viernes.
Normalmente el TSE reúne su pleno en sesiones que ocurren los martes y
jueves. Es algo absolutamente excepcional que haya sido convocada una
reunión en viernes, día dedicado por los magistrados al ocio. En la
pauta divulgada, el caso de Lula no aparecía.
La mañana del viernes se transmitieron por radio y televisión abierta
los primeros espots del PT con la imagen de Lula. La destituida
presidenta Dilma Rousseff, candidata al Senado por el estado de Minas
Gerais, exhibió una grabación en la que Lula la elogiaba.
Para sorpresa general, poco después del mediodía fue divulgada la
nueva pauta de la sesión extraordinaria del Tribunal Superior Electoral.
Además del examen del registro de otros dos candidatos, aparecía la de
los pedidos de impugnación de la candidatura de Lula.
Con eso se supo que el relator del caso, Luis Roberto Barroso, había
logrado leer, en poco más de 12 horas, las 180 páginas presentadas por
la defensa del ex presidente. Entre la medianoche y la una de la tarde
se examinaron todos los argumentos. No es la primera vez que acusaciones
contra Lula son decididas en tiempo olímpico.
De nada sirvieron las campañas encabezadas por juristas y
personalidades de todo el mundo exigiendo justicia para el ex
presidente. Tampoco el comunicado de la Comisión de Derechos Humanos de
la ONU fue acatado, pese a que Brasil es signatario del acuerdo que
determina que las recomendaciones del órgano sean acatadas.
Allegados al ex mandatario admitieron, tan pronto fue emitido el
cuarto y fulminante voto contrario a Lula, que el resultado era
esperado.
El último voto ha sido de la presidenta del TSE, quien, en sus
decisiones en la instancia máxima de justicia, el Supremo Tribunal
Federal, se destaca por asegurar que vota contra sus convicciones con
tal de no contrariar al colegiado.
Analistas reiteran que el resultado de la noche del viernes refuerza
la sensación de que la justicia es veloz cuando se trata de perjudicar
al ex presidente, y extremamente lenta cuando existe la perspectiva de
beneficiarlo. Y que cuando se trata de Lula, esa justicia deja de
curvarse frente al imperio de la ley y de la Constitución para
arrodillarse frente al reino de la política.
Quedó confirmado que el golpe institucional de 2016 que destituyó a
Rousseff tenía como verdadero y más concreto objetivo impedir que Lula
volviera a la presidencia.
Queda por ver cuánto de sus intenciones de voto –los sondeos más
recientes indican que supera la suma de todos sus adversarios– ganará el
nuevo candidato. La tendencia del PT será reiterar que el ex presidente
fue condenado en dos instancias, que actuaron como un coro musical, sin
que apareciera una prueba en su contra.
Foto Afp
Eric Nepomuceno
Especial Para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 1º de septiembre de 2018, p. 22
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