Pedro Echeverría V.
1. En 2006 los sectores derechistas consideraban en México al presidente brasileño Luiz Inacio Lula como pacifista y al presidente venezolano Chávez como violento y, por tanto, dijeron y repitieron hasta el cansancio que López Obrador se parecía al segundo. Hoy esos mismos fascistoides de México odian al presidente venezolano Maduro, pero apoyan al golpista y asesino gobierno de Michel Temer por haber echado del poder brasileño a Dilma Rouseft y haber encarcelado a Lula mediante acusaciones inventadas. Para la derecha mexicana y mundial el asunto es claro: nada con la socialdemocracia electoral y menos con la izquierda.
2. Lula, desde la cárcel declaró ayer que si sale de ella será presidente; eso me recuerda en 2005 a López Obrador quien estuvo a punto de ser encarcelado por el fascista Fox con una falsa acusación; pero no se fue a la cárcel porque el gobierno del PAN tuvo miedo al movimiento de masas que comenzaba a rebasar al gobierno. Por ello pienso que Lula saldrá de la cárcel en unos días por el gran movimiento de masas y es casi seguro que se quede con la Presidencia. Pero ya veremos. Así que Lula y AMLO tienen mucho parecido en grados de radicalidad política y por el movimiento de masas que está tras ellos; pero, ¿serán más bravos los brasileños que los mexicanos?
3. Partido de los Trabajadores (partido dos Trabalhadores). Es un partido político de izquierda brasileño y uno de los más importantes del país. Desde 2002 fue el partido en el poder del gobierno tras el ascenso de su líder fundador, Inácio Lula da Silva, y se ha mantenido gobernando desde entonces, luego del ascenso en 2011 de Dilma Rousseff a la presidencia de Brasil. El PT surgió del sindicalismo espontáneo de obreros de San Paolo de 1980. Desde su fundación, representa la defensa del socialismo como forma de organización social. Morena en México surgió en 2016 y no se ha declarado ni de izquierda ni de los trabajadores.
4. Obvio México y Brasil, junto con Argentina, han sido los hermanos mayores de América por su número de habitantes, su extensión territorial y el tamaño de su economía; hasta hace cuatro años estos dos países (Brasil y Argentina) haciendo unidad con los presidentes Chávez de Venezuela, Morales de Bolivia, Correa del Ecuador, con los presidentes Ortega de Nicaragua y Mujica de Uruguay, tenían una fuerza muy notable de Sudamérica y el mundo. Pero con la intervención imperialista de los EEUU, subió una funesta derecha en Argentina, en Chile, en Perú, Brasil, Ecuador y todo se ha caído para beneficio de los sectores reaccionarios de la derecha y el imperio.
5. Desde Bolivia, Venezuela y Cuba, los gobiernos se han pronunciado en apoyo irrestricto al preso Lula y en muchos otros países la sociedad civil y brasileños se están manifestando en apoyo a Lula Da Silva. López Obrador –quien en 2005 pasó por parecido hecho debería declararse en defensa del popular preso política brasileño- tendrá que guardar silencio para evitar que los medios de información (la TV en primer lugar) abran una campaña negativa aprovechando la ignorancia de la población. Y ésta es, la compra o falsificación de la conciencia del pueblo, lo peor que hay que combatir. ¿Cuándo lograremos erradicar de la mente del pueblo la basura ideológica de la TV, radio, prensa?
6. López Obrador no está a salvo de la venganza o cualquier hecho que la clase dominante pudiera inventarle para evitar que llegue a la Presidencia. El asunto del aeropuerto y las llamadas “reformas estructurales”, en particular el petróleo, afectan enormes intereses. Son problemas de inversión económica, pero mucho más de profunda corrupción de los inversionistas que integran los grupos que se esconden. Ello me lleva a pensar que lo más importante de una Presidencia de López Obrador no sería sus obras materiales, sino que salga a la luz toda la basura escondida en esta putrefacta sociedad capitalista y conocer más a quienes se esconden bajo ella. Esto es: el desarrollo de la conciencia crítica del pueblo. (9/IV/18)
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