Guatemala
Durante la invasión
española, el único indio bueno era el indio muerto. Durante la Colonia y
la República, el único indio bueno era el indio obediente y servil.
Esto evidencia que para la casta opresora, criolla y/o mestiza, el
indígena era, es y será siempre un No Ser. Un no sujeto.
Para los
“ciudadanos plenos” de las bicentenarias repúblicas criollas, el
indígena es bueno y permitido en tanto en cuanto exista como objeto
folclórico casi arqueológico del comercio global posmoderno. En el
momento en que el indígena levante la cerviz para constituirse en
sujeto, la “ciudadanía” de izquierda y derecha lo linchan señalándolo de
delincuente, haragán, maleducado…
El 24 de abril reciente,
decenas de miles de indígenas y campesinos, articulados en el movimiento
social Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), divididos en cuatro
columnas gigantes, como serpientes humanas zigzagueantes, ingresaron al
Parque Central de la castiza ciudad de Guatemala. Corazón del poder
político y económico del país.
La consigna que llevaban era:
“Fuera gobierno, empresarios y militares corruptos. Vamos por el camino
del proceso constituyente plurinacional”.
La presencia de estos
subalternos en proceso de sublevación, incomodó de sobremanera a la
rancia oligarquía chapina ahogada en su corrupción, y al señalado
gobierno cómico que en dos años convirtió al país en un circo de mal
gusto.
No es la primera vez que ocupan el centro de la ciudad,
ni su propuesta es reciente. Los integrantes de CODECA vienen
trabajando, anunciando y articulando centenares de comunidades alrededor
de la idea del proceso constituyente plurinacional desde 2012. Que la
“ciudadanía plena” los haya oído, pero no los haya escuchado, es otro
asunto.
¿Qué es lo que incomoda de CODECA a la corroída oligarquía chapina?
Las
comunidades en resistencia articuladas en CODECA lograron constituirse
prácticamente en y desde todos los diferentes rincones del país en el
movimiento social más contra hegemónico en ideas de cambio y voluntad
organizativa. Hasta en la ciudad capital existe núcleos de CODECA.
Esa
capacidad organizativa envolvente reactiva en la citadinidad el temido
mito de los “indios insurrectos” corriendo de las montañas para
estrangular a la ciudad.
Les da miedo la propuesta del nuevo
pacto social para la creación del Estado Plurinacional. Esta idea les
genera una incertidumbre existencial. La rancia oligarquía y sus
caporales no pueden vivir sin el negocio del Estado nación que saquea a
los pueblos indígenas. Temen perder sus privilegios bicentenarios.
Pánico les genera el sólo hecho de transitar hacia una democracia
participativa. Y, CODECA, día que pasa avanza en dicha propuesta, y
adquiere mayor claridad y profundidad en sus propuestas.
Les da
miedo CODECA porque en 197 años de vida republicana, jamás en Guatemala
los indígenas y campesinos se habían atrevido a crear su propia
organización política para disputar el poder a la oligarquía.
Existieron
partidos políticos de izquierda o de la Premio Nobel Menchú, pero jamás
nacieron de las entrañas de los pueblos. La organización política
Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) es una obra inédita
de las comunidades en resistencia. Y, al parecer, tiene objetivos claros
y distintos.
Les da miedo porque campo y ciudad se unen
alrededor de la propuesta de CODECA, porque aparte de la desganada
indignación citadina, no hay propuestas alternativas de cambios
estructurales para el país. Les da miedo porque este movimiento se mueve
de manera autogestionaria, y sin cooperación internacional. Y, saben
que por la dinámica de funcionamiento de este movimiento no podrán
comprarla u onegizarla (como hicieron con casi la totalidad de las
organizaciones indígenas y campesinas del país).
Les duele
porque CODECA avanza fuera y muy a pesar de los conocimientos y títulos
académicos impartidos en sus universidades de parqueos. Las propuestas
de este movimiento, que ahora despierta el interés de indignados urbanos
y rurales, no salieron de los centros de investigación u academias
hegemónicas. Ni la izquierda política neoliberal tiene injerencia en el
“corpus teórico” de este movimiento.
Le tienen miedo a CODECA
porque este movimiento, a mayor criminalización crece y se fortalece aún
más. Hasta auto definirse como movimiento de defensores de derechos
humanos. A mayor difamación y cerco mediático en su contra, CODECA
reinventa sus propios medios de comunicación y difusión para socializar
sus propuestas.
CODECA, en estos últimos años, en un país en
lúgubre oscuridad (atrofiado por la corrupción), se ha convertido no
sólo en un referente de voluntad colectiva (sujeto colectivo
transformador), sino ante todo en un referente de ideas de cambios
estructurales y profundos a realizar.
Lo que incomoda de sobre
manera a la vetusta oligarquía es tener dinero descomunal y no poder
comprarse a CODECA. Contar con todo el arsenal de medios de información y
agentes de adoctrinamiento, pero no poder readoctrinar a este
movimiento. Contar con todos los medios y mecanismos de dominación
hegemónica y no lograr frenar la voluntad contra hegemónica emergente.
Esto y mucho más incomoda a la oligarquía cleptómana, y a sus
“ciudadanos plenos”.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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