Venezuela, Panamá
Las
sanciones del gobierno panameño contra los dirigentes y algunas
empresas venezolanas arrojaron como resultado dos grandes perdedores y
un gran ganador.
Entre los perdedores están Panamá y
Venezuela. El ganador es EEUU. A la lista de perdedores se pueden
agregar a todos los países latinoamericanos y del Caribe. Desde la
Revolución cubana, EEUU no había logrado romper la unidad de los países
de la región.
En el caso de Panamá el gobierno actual se
deja torcer el brazo por EEUU para atacar políticamente a un país
hermano cuyos jóvenes combatieron juntos en las batallas por la
independencia hace doscientos años bajo el mando del libertador Simón
Bolívar. Además, Venezuela encabezó a los países de la región que se
solidarizaron con las luchas por la soberanía de Panamá en el siglo XX.
El
gobierno panameño debió haber asumido el liderazgo en la búsqueda de
una solución en los diferendos entre EEUU y la patria bolivariana.
Washington teme que va a perder acceso –en algún momento en el futuro–
de los ricos yacimientos de petróleo en el arco del Orinoco. Intentó
darle un golpe de Estado al presidente Hugo Chávez en 2002 y desde que
llegó el mandatario Nicolás Maduro al poder ha tratado por todos los
medios de desplazarlo sin éxito.
En una maniobra que
pareciera tener un fuerte elemento de chantaje, EEUU logró que Panamá
tomara medidas contra Venezuela. El contenido de las sanciones
económicas encubre un objetivo político. Según la agencia de noticias
del gobierno español, EFE, “EEUU instó a otros países en el hemisferio a
imitar las medidas de Panamá” contra Venezuela.
Panamá
publicó una lista de 55 venezolanos - entre ellos al presidente Maduro -
y 16 empresas, que considera riesgos para la seguridad. Ya lo había
hecho Washington. Según el gobierno panameño, se supone que Maduro y los
otros en la lista son un "alto riesgo en materia de blanqueo de
capitales, financiamiento del terrorismo y financiamiento de la
proliferación de armas de destrucción masiva". La resolución suscrita
por el gobierno del presidente Varela se cae de su peso cuando plantea
que Maduro y sus colaboradores financian el terrorismo y armas de
destrucción masiva. Debieron ser más originales e imaginativos.
El
Departamento de Estado en Washington reaccionó inmediatamente apoyando
las medidas: "Aplaudimos el anuncio de Panamá... y respaldará otros
esfuerzos en la región para combatir” al gobierno bolivariano de
Venezuela. Washington no se quedó corto en dar a conocer sus intenciones
al “instar a otros países en el hemisferio a imitar las medidas de
Panamá”.
El gobierno venezolano anunció, por su parte,
medidas de reciprocidad que afectan al gobierno panameño y a importantes
empresas que tienen negocios con Venezuela. “Suspendió por 90 días
prorrogables las actividades económicas en Venezuela de varios
funcionarios panameños, incluyendo al presidente Varela, a la
vicepresidente y canciller, Isabel de Saint Malo, así como 46 empresas
del país”. Entre éstas a la línea aérea COPA y varios concesionarios de
la Zona Libre de Colón (la segunda zona franca del mundo).
La
maniobra de EEUU no sorprendió a los panameños ya que hace poco hizo
que el gobierno le declarara la guerra al Estado Islámico, entidad
autoproclamada de los sunitas en Irak. También Panamá ha votado contra
Palestina y a favor de Israel en las Naciones Unidas. Desde principios
del siglo XXI, Panamá ha vuelto a servir de trampolín del Comando Sur de
EEUU para sus operaciones militares en la región.
Mañana
se inaugura la Cumbre de las Américas, en Lima, donde se reunirán los
presidentes que pretenden lograr una mayoría para condenar al gobierno
bolivariano de Venezuela. El conflicto creado por el gobierno panameño
forma parte de la estrategia de EEUU para aislar aún más a Caracas.
La
agenda de Lima debería comenzar por plantear cómo reforzar la unidad
latinoamericana. Igualmente, temas como la autodeterminación, los
derechos humanos y la democracia. La unidad asegura – según lo planteara
Justo Arosemena - la no intervención de potencias extranjeras en los
asuntos internos de la región y de cada país latinoamericano. El
enfrentamiento creado artificialmente entre dos gobiernos
latinoamericanos - como es el caso de Panamá y Venezuela - debe
evitarse. En este caso fue cuidadosamente planeado y promovido por un
gobierno extra-regional. La Cumbre de Lima es el lugar ideal para
examinar y condenar la intervención de EEUU en los asuntos internos de
dos países hermanos.
12 de abril de 2018
- Marco A. Gandásegui,
hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador
asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA)
https://www.alainet.org/es/articulo/192205
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