Neoliberalismo ordinario
El endeudamiento de los
hogares chilenos asciende a niveles que revelan una situación
paradójica, por no decir aberrante. El Banco Central, en datos
publicados el día de ayer 19 de abril, informaba que lo que las familias
adeudan al sistema financiero representa el 71,1% de sus ingresos al
cierre del año pasado.
Lo que significa que los chilenos viven con
dinero prestado por los bancos. Y las consecuencias inmediatas al menos
son dos: 1) la precariedad existencial de las familias y 2) el aumento
de las ganancias del sistema financiero nacional e internacional.
Es una tendencia al alza que no disminuye. Aquí se revela uno de los
secretos mejor guardados del “crecimiento” a la neoliberal y su
corolario directo: un factor de “malestar social” latente. Para que la
economía funcione la gente, los asalariados, las llamadas “clases
medias” para consumir y simplemente poder vivir, piden prestado a los
bancos y utilizan las tarjetas de crédito —con cuya introducción, dicho
sea de paso (Bancard) se enriqueció el Presidente Piñera allá por los
80—.
Con este modo de vida fomentado por los modelos capitalistas neoliberales, se pierde aquello considerado como un fetiche por la ideología neoliberal: la libertad de las personas. El mercado financiero, las tarjetas de crédito, la publicidad de los productos de la “modernidad capitalista” (dixit
Carlos Peña) que nos incitan a consumir de manera irreflexiva, nos
imponen sus normas. Una forma bien capitalista de control sobre los
gustos, los comportamientos, las aspiraciones y la subjetividad: la de
esta realidad sociológica programada que es el “homo debitor” o “ciudadano endeudado” según Mauricio Lazzarato.
Estar (ser) y vivir endeudado es casi una condición moderna, un modo de
vida que obliga a hacer cosas que no haríamos si no estuviéramos
amarrados al crédito y a los pagos (privación de libertad). Se teme
hacer huelgas para obtener mejores salarios, se vive en la angustia de
perder el trabajo y se generan patologías propias de una vida opresiva.
Ya sabemos lo del CAE que es endeudarse para pagar los estudios, hecho
que en otras latitudes es impensable. Y lo peor … se eligen gobiernos de
derecha que apuestan al “crecimiento” y a la dictadura de los mercados.
Y en un país como Chile, donde el costo de la vida es uno de los más altos del mundo (los chilenos parecen ignorar que un café espresso
en Santiago es más caro que uno en la turística ciudad canadiense de
Québec), el endeudamiento es casi un reflejo condicionado.
Según los informes “.. el dato representó un alza de 3,7 puntos
porcentuales respecto del 2016, y de acuerdo al propio ente emisor, el
aumento de los préstamos bancarios y un menor dinamismo del ingreso estarían detrás del deterioro en la posición deudora de los hogares”. Como
puede leerse en este informe “neutro” (como lo pretenden los datos de
la macro economía neo clásica) del Banco Central, el endeudamiento se le
atribuye a eso que los economistas neoliberales llaman “un menor
dinamismo del ingreso”, en otras palabras y en lenguaje corriente (en
desuso sin embargo incluso por los sindicatos) esto significa
estancamiento de los salarios, baja de éstos o pérdida del empleo, es decir deterioro general de las condiciones de vida del pueblo chileno.
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