Por Emilio Marín*
Buenos
Aires (PL) El martes cerró Ramón Labañino, un hombre entero, preso
durante 16 años en cárceles de Estados Unidos, su visita a Argentina. El
"delito" de él y otros cuatro jóvenes fue monitorear a grupos
violentos en el imperio para prevenir atentados terroristas contra Cuba.
Nació en La Habana en 1963 y se graduó como licenciado en Economía en
la Universidad de esa capital. El 12 de setiembre de 1998, cuando tenía
35 años, fue detenido por la policía de Miami y el FBI, acusado de
integrar "una red de espías cubanos".
Aunque la jueza Lenard no
tenía pruebas, pues no fueron secuestrados documentos ni armas que
probaran los graves cargos, los Cinco Cubanos fueron sentenciados a un
total de siete cadenas perpetuas y 77 años de prisión en total.
A
Labañino le tocó una cadena perpetua y 18 años de prisión. A Gerardo
Hernández, dos perpetuas y 15 años de prisión. A Antonio Guerrero,
cadena perpetua más 10 años. A Fernando González, 19 años; y a René
González, 15 años.
Ironizando sobre lo draconiano de esas
condenas, Ramón decía el lunes en una conferencia de prensa en la
embajada de Cuba, que la justicia norteamericana y su servicio
penitenciario habían querido destruirlos. Que murieran en prisión.
"Gerardo tenía que morir dos veces, nacer una tercera vez y entonces
purgar otros 15 años detrás de los barrotes", dijo. Y aunque esa
pesadilla no fue completa, haber estado preso 16 años, los primeros 7
meses en el "hueco", en aislamiento total las 24 horas del día, no fue
nada fácil.
El rostro hoy feliz, pero curtido por el sufrimiento
de ese tiempo, de Elizabeth Palmeiro, esposa de Labañino, sentada a su
lado y dando sus opiniones a los cronistas, es una demostración de que
como personas y familia sufrieron mucho, pero pasaron la prueba.
Y aunque el tiempo perdido no puede recuperarse, como dijo el
visitante, están viviendo a "full". Pasaron por Uruguay y llegaron a
Argentina para agradecer a las organizaciones sociales y políticas
solidarias con la causa de los Cinco y de Cuba.
CLARÍN NO ESTABA
A las 10 y media de la mañana no cabía nadie más en la sala del primer
piso de Virrey del Pino 1810, donde funciona la embajada. La secretaria
de prensa dueña de casa, Beatriz Parra González, fue presentando a los
colegas, entre los cuales estaban Carolina Silvestre (Telesur), Gustavo
Veiga (Página/12), María Torrellas (Resumen Latinoamericano), Alberto
Mas (Cuba-Información) y Martín Hacthoun (Prensa Latina).
También se encontraban Jimena Riveros (Hamartia), Héctor Bernardo
(2016), Lidia Fagale (Utpba), Martín Piqué (Tiempo Argentino), Rubén
Zaccaro (De Cuba traigo un cantar) y representantes de Barricada TV,
Radio Gráfica, Garganta Poderosa y este cronista, entre otros.
Resultó evidente que para el monopolio Clarín y otros medios
hegemónicos, la noticia de que un héroe de Cuba estuviera en el país por
primera vez, luego de su liberación, no importaba.
Si se
hubiera tratado de Hilda Molina o algún otro cubano contrario a la
Revolución, habrían estado en la primera fila. Periodismo
"independiente", que le dicen, y que gira en la órbita dependiente de la
SIP, con sede en Miami, el lugar donde apresaron a Ramón y sus
compañeros.
En el tiempo en que los condenaron a tan altas
penas, diciembre de 2001, y éstas fueron ratificadas, 2005, La Florida
estaba gobernada por Jeb Bush y el presidente era George W, una marca
dinástica anticomunista.
BOMBAS CONTRA CUBA
Como en una
conferencia de prensa no se puede monopolizar la palabra, el cronista
no alcanzó a preguntarle a Ramón si las detenciones de 1998 fueron
determinadas por el clima terrorista que había contra Cuba, luego que en
1997 un turista italiano, Fabio Di Celmo, muriera por una bomba en un
hotel habanero. El artefacto fue puesto por un centroamericano pagado
por la mafia cubano-americana del terrorista Luis Posada Carriles.
Desde el triunfo de la revolución en 1959, la Patria de José Martí
sufrió atentados de todo tipo, invasión de Playa Girón, más de 600
intentos de asesinar a Fidel Castro, siembra de dengue hemorrágico, etc.
Todo en el marco del bloqueo económico y comercial más prolongado del
que se tenga memoria, que aún perdura en lo esencial, pese a la visita
del simpático Barack Obama a La Habana, como recordó Ramón ante una
pregunta de Resumen Latinoamericano.
Quiere decir que esos Cinco
Cubanos no fueron a EE.UU. a espiar a la General Motors ni al FBI ni al
Tesoro ni a la NASA. Querían prevenir atentados terroristas contra su
país, y el gobierno de Fidel Castro informó que gracias a su data había
podido neutralizar 170 intentos de atentados en la isla.
Cuando
las autoridades cubanas informaron al entonces presidente Bill Clinton
que desde territorio estadounidense se preparaban acciones terroristas,
el FBI y la CIA terminaron deteniendo a las víctimas y no a los
victimarios. Gabriel García Márquez llevó al Departamento de Estado la
documentación cubana que probaba la conspiración terrorista desde USA,
pero al final los que terminaron presos fueron los antiterroristas.
PRUEBA DURÍSIMA
Este cronista preguntó sobre el sistema judicial y penitenciario
norteamericano, a la luz de la experiencia de haberla sufrido 16 años.
Es que René González salió en libertad en 2012 y Fernando González en
2013, pero Ramón, Gerardo y Antonio recién lo hicieron el 17 de
diciembre de 2014, cuando el cambio de táctica de Obama hacia Cuba, que
se profundizó en su viaje del 21 y 22 de marzo pasado.
Respondió: "el aparato judicial y carcelario norteamericano sirve a los
poderosos para disciplinar y escarmentar a los sectores populares,
pobres, afroamericanos y en su momento militantes revolucionarios como
los Black Panters, Malcom X, etc."
Agregó que pudieron conocer
casos de Panteras Negras, independentistas de Puerto Rico y aún de
zapatistas que están presos en EE UU. A propósito, en estos días cumplió
40 años de prisión Leonard Peltier, un líder indígena americano, preso
político de ese sistema capitalista.
Con la población carcelaria
los Cinco tuvieron una buena relación personal y política,
intercambiando información, pasando libros y revistas, debatiendo con
esos presos. Todo eso los fortaleció políticamente. La mayor fortaleza
les venía de saber que Cuba se preocupaba por ellos y reclamaba su
liberación, que contaban con el amor de sus familias y que en el mundo
se iba conociendo la historia de los Cinco.
Por ejemplo, en el
año 2005 hubo un pronunciamiento de diez premios Nobel a favor de su
libertad: Adolfo Pérez Esquivel (Argentina), Wole Soyinka (Nigeria),
Zhores Alferov (Bielorrusia), Nadine Gordimer (Sudáfrica), Günter Grass
(Alemania), Darío Fo (Italia), Mairead Maguirre (Irlanda), José
Samarago (Portugal), José Ramos Horta (Timor) y Rigoberta Menchú
(Guatemala).
Para tener una dimensión humana del sufrimiento de
los Cinco, cabe agregar que dos de ellos no pudieron ser visitados por
sus esposas, porque EE UU no les dio visas para ingreso. René estuvo 14
años sin esa visita y Gerardo lo sufrió por 16 años.
MILITANTES CONVENCIDOS
Ramón contó que al momento de la detención, el FBI quiso cooptarlos
para colaborar con el imperio y que acusaran a Cuba. Se negaron y cayó
sobre ellos el castigo del "hueco" y las alevosas penas carcelarias. Sin
embargo, no pudieron quebrarlos en esa larga prisión y menos aún hoy,
cuando han recuperado la libertad y sienten que han ganado esa pelea tan
desigual en tierra ajena, donde jugaban de visitantes.
El
colega de Garganta Poderosa, le preguntó por su reencuentro con Fidel.
Dijo que habían quedado impactados por la sencillez, humildad y ganas de
atenderlos, del Comandante en Jefe. Que para romper el hielo, lo
primero que les preguntó fue si en la prisión había muchos mosquitos.
Quien preguntaba también había estado preso en Isla de Pinos, tras el
Asalto al Moncada.
Cuando culminó la reunión con Fidel, Ramón se
volvió y le preguntó: "¿Qué podemos hacer los Cinco ahora?". El hombre
sabio reflexionó y respondió: "Sean científicos". Como él es economista,
René aviador, Antonio ingeniero y Gerardo y Fernando son licenciados en
Ciencias Políticas, es claro que no les había pedido que se graduaran.
Les estaba solicitando que en sus respectivos trabajos trabajen con
rigurosidad científica, con modernas tecnologías, calidad y cálculo
milimétrico, y actúen en el momento preciso.
Esa preocupación
fidelista por lo científico puede tener que ver con la nueva situación
tras la visita de Obama. El imperio ha cambiado de métodos pero no el
objetivo de derrocar la revolución cubana. Ahora alienta a los
emprendedores y sector privado de la economía, fundan ONG, habrá
inversiones y centenares de miles de turistas, apología del consumismo y
contrabando ideológico.
"No queremos ser sus amiguitos,
solamente queremos ser buenos vecinos", expresó Ramón, pero los malos
vecinos no cejan en querer barrer al molesto socialismo a 90 millas. El
expreso citó a Silvio Rodríguez, en que "somos culturalmente
invulnerables, pero políticamente nos podrían absorber".
Para
que no los absorban, los líderes históricos, a días del VII Congreso del
PCC, buscando la continuidad de la revolución en nuevas generaciones,
les piden que sean mejores. Que sean rojos, pero también expertos o
científicos. Ramón está cursando materias y va a rendir para científico.
No está arrepentido de haber husmeado en las entrañas del monstruo y el
alto costo humano que pagó. Quiere ser científico porque entendió que
es clave y encima se lo pidió el Maestro.
* Colaborador de Prensa Latina en Argentina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario