Por Isabel Soto Mayedo
Guatemala,
21 abr (PL) Miles de personas convergen en la Marcha por el Agua, la
Madre Tierra, el Territorio y la Vida, que hoy llegará a la capital de
Guatemala para sensibilizar del riesgo a la biodiversidad en este país.
Mujeres indígenas con sus hijos a las espaldas, abuelas, ancianos,
jóvenes y niños de diferentes edades, así como activistas noruegos,
estadounidenses y de otros países, integran el grupo que también aboga
por el respeto a los derechos humanos y a su paso por cada localidad
encuentra el respaldo popular.
Desde su salida de Tecún Umán, en
el occidente, la caravana que viene por la vertiente sur tuvo la
acogida de quienes entienden la necesidad de frenar la desidia estatal
ante los desmanes de finqueros, industriales y dueños de negocios
inmobiliarios que hacen uso y abuso de los ríos en desmedro de las
comunidades, comprobó Prensa Latina.
En Palín, municipio situado
a unos 40 kilómetros de la capital, en el departamento sureño de
Escuintla, los vecinos salieron a recibir a los marchistas organizados
por la Asamblea Social y Popular (ASP), junto a estudiantes de colegios
uniformados y miembros de distintas organizaciones comunitarias.
La gran ceiba que cubre al parque central de la localidad sirvió de
testigo del agotamiento de los recién llegados y del calor humano conque
los compensaron sus anfitriones, quienes garantizaron almuerzo y otras
provisiones para continuar el viaje hasta el cercano Amatitlán.
Dirigentes de la organización civil Utz chepÂ� relataron que desde el
día anterior elaboraron los tamales de maíz y el sopón que sirvieron
para recuperar fuerzas a este movimiento por preservar la vida contra el
desafío del cambio climático y de los malos manejos de los bienes
comunes en Guatemala.
"Estas personas constataron durante la
marcha la degradación de cada uno de los repositorios de agua, pero
muchos vienen de comunidades donde no pueden acceder a esta por el
desvío de los ríos para monocultivos de caña, palma africana y otros",
explicó el director ejecutivo de la agrupación Víctor López Illescas.
"Los límites se perdieron hace rato. Mientras indígenas y campesinos
procuran preservar los bosques y los cauces, porque son parte de sus
vidas, a otros poco les importa garantizar que el agua llegue al mar
para cumplir su ciclo natural y esto está provocando una crisis
humanitaria en esta región", abundó.
"Sin dudas debe haber
regulaciones para el uso del agua para el consumo humano, y luego para
las actividades económicas, pero aquí la ecuación está al revés y ya no
hay mínimos posibles", enfatizó.
"Son unos pocos los que están
llevándolo todo y dejándonos sin nada, sin agua, sin bosques, sin
familias, sin vida, porque para nosotros el agua lo es todo y ya no nos
dejan ni para regar nuestros cultivos", afirmó Clemente Somotay, del
pueblo maya quiché de Momostenango, en el occidental Totonicapán.
También cinco estadounidenses del Guatemala Solidarity Project, con
sede en Michigan, manifestaron su preocupación durante el diálogo con
Prensa Latina por las señales evidentes de secamiento de numerosos
afluentes y de contaminación de sus reducidas aguas.
Mientras
integrantes del Comité de Unidad Campesina (CUC) insistieron en que este
problema es cada vez más generalizado y por ello hacen falta acciones
urgentes desde el Estado, porque la ley fundamental de la república ya
permite parar de forma legal a los detractores del medio ambiente.
Para la lideresa de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala,
Rosalina Tuyuc, todo esto explica por qué "esta marcha debe ser cosa de
todas las guatemaltecas y guatemaltecos, para que un día nuestra agua
vuelva a ser para la vida y no para las empresas".
Esa
convicción es la que anima a muchos a sumarse a la Marcha por el Agua,
la Madre Tierra, el Territorio y la Vida, que inició desde el 11 de
abril y concluirá este viernes en esta capital probablemente con miles
de personas más en sus filas.
Un Tribunal de Conciencia, en el
parque central de la ciudad, será el colofón de este movimiento que por
primera vez adquiere carácter nacional y pone en claro la aspiración de
un pueblo a revertir un estado de hecho que lo condena a la pobreza y
mantiene en riesgo permanente su subsistencia. |
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