Doha,
17 abr (PL) Pocos temas de la economía mundial son objeto de tanto
debate, pronósticos y especulaciones como el precio del petróleo, acerca
del cual importantes productores debatieron hoy aquí sin llegar a un
acuerdo para congelar sus niveles extractivos.
En efecto, representantes de la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP) y de grandes productores como Rusia, se reunieron el
domingo en esta capital, a fin de acordar una congelación de sus
respectivos volúmenes de bombeo de crudo a los existentes en enero, a
fin de estimular los precios, que declinaron en un 70 por ciento desde
mediados de junio de 2014.
Aunque la reunión, a la que no acudió
Irán, discurrió no exenta de discrepancias y sin llegarse a un
acuerdo, concluyó con el optimismo en el grueso de los más de 10 países
participantes, en que este pueda adoptarse en junio.
Al margen
de sus resultados, actualmente la mayoría de los países productores y
exportadores de oro negro- e incluso algunos importadores-
representantes de grandes transnacionales del sector y organismos
internacionales financieros muestran preocupación por el declive de las
cotizaciones y se preguntan cada vez más si realmente convienen bajos
precios del petróleo.
Alrededor de un tercio de las empresas
petroleras en el mundo podrían quebrar debido al desplome en los precios
del crudo, estimó en un informe la firma auditora y consultora
Deloitte.
Existe un alto riesgo de que la situación financiera
empeore, pues el bajo precio de las materias primas complica el acceso a
capital y la capacidad empresarial para reducir el endeudamiento,
agregó.
Canadá, los exportadores latinoamericanos de crudo, y
los de África y del Medio Oriente, Rusia y estados norteamericanos como
el de Texas se han quejado en más de una ocasión de la tendencia
declinante del valor del barril, que bajó de unos 100 dólares hasta
menos de 30.
Para muchos expertos el abaratamiento del petróleo
no es la cura contra todos los males económicos, especialmente si las
cotizaciones se reducen de forma demasiado drástica, como la que ha
acontecido.
Coinciden en un grupo de factores negativos
derivados del derrumbe, entre los que destacan como problema principal
la inestabilidad geopolítica que provoca. Estados que dependen de las
ventas de hidrocarburos pueden empujar el sistema económico y político
mundial al abismo de la recesión.
Por ejemplo, países petroleros
en conflicto y con una situación difícil, como Iraq, Libia y Nigeria,
recibirán menos beneficios presupuestarios en la medida en que más se
depriman los precios del hidrocarburo, y puede darse el caso que la
disminución de las cotizaciones de lugar a una escalada de violencia.
No sólo esas naciones sino muchas más no están preparadas para
sobrevivir a los bajos precios del petróleo, por lo que para mantener un
presupuesto equilibrado necesitan cotizaciones por encima de 70 dólares
el barril como mínimo.
Además, en general no se puede
reconstruir la economía en un contexto de petróleo barato y actualmente
es difícil predecir cómo evolucionará el precio del petróleo a largo
plazo.
Organismos multilaterales como el Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional, que defendían la merma de los precios
cuando estaban a 100 dólares el barril, ahora mencionan las bajas
cotizaciones de esa y otras materias primas como un importante elemento
que afecta el despegue de la maltrecha economía global.
Asimismo
y en lo que nadie discrepa es que los precios deprimidos desestimulan
las inversiones en exploración y explotación de hidrocarburos, lo cual
por consiguiente, limita el hallazgo de nuevos yacimientos y una mayor
producción.
Además, muchos interesados en energía renovable
prefieren aplazar el emprendimiento de proyectos, mientras que los
hidrocarburos estén a precios muy asequibles. |
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