El ministro para la Comunicación y la Información de Venezuela,
Luis José Marcano, aporta su visión sobre la compleja etapa que vive el
país y la región. Admite el fracaso de las políticas comunicacionales y
la urgencia de reinventar el discurso del gobierno bolivariano.
Un mes exacto después de la bofetada electoral del 6 de diciembre, a
Luis José Marcano le tocó asumir un reto espinoso: sumarse al tren
ministerial en el momento más turbulento que atraviesa la revolución
bolivariana. Oriundo del estado Anzoátegui y sin carrera política
previa, se puso el traje de ministro para la Comunicación y la
Información luego de varios años como periodista en los medios públicos.
En esta entrevista, Marcano analiza el complejo escenario político en
Venezuela y asume la necesidad de rectificar las estrategias
comunicacionales que se han venido implementando. Admite que “hay un
agotamiento del discurso de la revolución” y que es necesaria “una
integración real con los medios comunitarios y alternativos”.
– ¿Cuáles son los principales elementos para analizar y entender la etapa que atraviesa Venezuela?
– Hay varias cosas que están marcando la dinámica de lo que sucede
hoy en nuestro país. Una tiene que ver con la caída significativa del
precio del petróleo, que tiene un gran impacto en nuestra economía. Por
otro lado, están los mecanismos a través de los cuales sectores
empresariales, dentro y fuera del país, vienen arreciando su ataque
contra la estabilidad del país, la estabilidad económica, política,
psicológica… Nosotros hablamos de una guerra no convencional que tiene
al frente económico como el más evidente.
Esos dos elementos marcan la necesidad histórica de reconstruir el
modelo económico que hemos venido desarrollando. En la primera etapa de
la revolución se logró una fuerte redistribución de la riqueza y la
concreción de deudas históricas con la población. Hay que recordar que
en 1998 teníamos un 60% de pobreza y hoy estamos cerca del 20%. Pero
ahora, en las circunstancias en las cuales nos encontramos, estamos en
la necesidad de dar un salto histórico en lo económico y en lo
productivo. El presidente Maduro ha colocado sobre la mesa una propuesta
que es la Agenda Económica Bolivariana, que tiene 14 motores y está
derivando en acciones concretas para poder solventar las necesidades que
hoy tenemos.
El comandante Chávez siempre tuvo la visión de generar una estructura
que nos permita superar el rentismo petrolero, pero esa misma situación
de los altos precios del petróleo y la urgencia de satisfacer
necesidades sociales probablemente no permitió un mayor avance de esa
iniciativa. Hoy estamos en la necesidad de dar ese paso, y nos
encontramos con unas condiciones objetivas que nos dan mucho optimismo.
Es decir, hay una serie de inversiones en términos productivos que se
han realizado y que permiten hoy apalancar una nueva fase económica.
Pero lo más importante es que esa inversión social, esa redistribución
que se hizo durante los primeros años de la revolución, nos permite
tener una población en mejores condiciones para afrontar esta fase. Una
población con analfabetismo prácticamente cero, con niveles de pobreza
extrema por debajo del 5%, desempleo del 6% o 7%, con más de un 30% de
la población en aulas de clase… Es decir, una población con condiciones
para poder afrontar el reto en el que nos encontramos.
Entonces, más que superar la emergencia económica que estamos
viviendo, el gran objetivo es superar el modelo del rentismo petrolero.
Ese es el elemento central de debate, y ese debate enfrenta a nuestra
propuesta frente a la vieja opción del neoliberalismo.
– La estrategia de la “guerra económica” le está dando buenos
resultados a la oposición, lo que se evidenció en las elecciones
parlamentarias pero también en el fuerte descontento cotidiano de la
población que padece las consecuencias del descalabro económico, como la
escasez de alimentos o la gran inflación. ¿Cuáles fueron los aciertos
de las fuerzas contrarrevolucionarias y los errores del gobierno para
llegar a esta situación?
– Ellos mutaron su forma de agresión. En 2001, 2002, 2003, apostaron a
generar públicamente acciones de ataque a la estabilidad económica y
política de la revolución, dieron un golpe de Estado, paralizaron la
industria petrolera… esa conducta ha ido migrando. Ahora los elementos
de distorsión de la economía se dan por otras vías, hay un conjunto de
empresas nacionales y transnacionales que generan acciones constantes
para perturbar la distribución de alimentos, de productos de primera
necesidad, y eso lo han venido consolidando en los últimos tres años.
Esa es la estrategia que han venido aplicando.
En cuanto a nuestros errores, el mismo presidente ha reflexionado en
torno a eso y ha tomado acciones. Un ejemplo: la cadena de Abastos
Bicentenario, allí se cometieron muchos errores de carácter gerencial
que terminaron derivando en una serie de actos de corrupción, de hecho
hay decenas de ex funcionarios presos. Creo que nos ha faltado mucha
eficacia a la hora de dirigir algunos espacios productivos. Lo
fundamental a corregir son los métodos para dirigir las empresas del
Estado, sobre todo las vinculadas a la alimentación, corregir la
cantidad de distorsiones que se dieron en los últimos años producto de
esa guerra económica. Apuntamos en un mediano y largo plazo a
estabilizar la economía pero en lo inmediato se están tomando acciones
concretas y aspiramos a que en un corto plazo podamos garantizar el
acceso de la población a los alimentos.
– ¿Cómo analizas las estrategias comunicacionales que ha
venido desarrollando el gobierno bolivariano y qué cambios se están
intentando impulsar desde el Ministerio?
– Después de las elecciones del 6D, el presidente ha reflexionado
sobre distintos aspectos de la revolución y uno de ellos es la política
comunicacional. Entre otras cosas, ha dicho que hay un agotamiento del
discurso de la revolución. Yo comparto absolutamente esa visión.
Probablemente, por las mismas circunstancias de la revolución, la
cantidad de coyunturas que ha ido enfrentando, no se ha logrado
consolidar una política comunicacional. Entonces, en esta fase estamos
tratando de impulsar acciones puntuales que nos permitan corregir
algunas fallas. La primera acción es generar un plan de trabajo en el
cual participen como actores fundamentales la plataforma de medios
estatales junto a la plataforma de medios comunitarios y alternativos,
es decir que haya sintonía, articulación, una integración real de las
distintas plataformas que se han venido construyendo. Eso es lo más
importante, solventar la incomunicación en la cual hemos caído.
Es fundamental, decía, reconstituir el relato de la revolución
bolivariana. Hay aspectos en nuestro discurso que están agotados, hoy
estamos en la obligación de argumentar mucho más, de ser menos emisores
de consignas y más emisores de argumentos, que nos permitan conectarnos
con la realidad de la gente. Que ese pueblo se sienta expresado,
visibilizado, comprendido, pero que además se sienta protagonista.
Participación no sólo para acompañar sino también para criticar, para
proponer, para ser realmente un actor principal de lo que se está
construyendo. Entonces, mayores niveles de participación pero también a
lo interno mayores niveles de articulación entre nuestras plataformas,
muchas veces actuamos de forma dispersa, y eso no permite consolidar
mensajes coherentes frente a la población. Esos son nuestros grandes
retos en lo comunicacional.
– ¿Esta nueva estrategia comunicacional incluye dar más
espacio en los medios públicos a la crítica y a las contradicciones
internas?
-Eso es fundamental. Por ejemplo, con el tema de las colas para
conseguir las cosas, en los medios públicos no debe ocultarse, todo lo
contrario, tienen que ser espacios donde se discuta, se problematice
acerca de sus causas. Por tanto, las críticas al gobierno tienen que
tener un espacio garantizado en nuestros medios. Hay esquemas que se han
consolidado en nuestros medios públicos que debemos modificar. Hoy la
población venezolana es absolutamente consciente, con capacidad de
análisis, de debate político, y los medios deben estar a la altura de
eso.
– La construcción del Estado Comunal es, para muchos, el
principal aporte, la mayor reserva de la revolución bolivariana. ¿Cómo
evalúas ese proceso? Y, de la mano de esto, ¿es cierto que se ha
acentuado la desconexión entre la dirigencia y las bases del chavismo?
– Hoy en nuestro país hay más de 40 mil consejos comunales, más de
mil comunas, eso es un gran saldo organizativo de la revolución
bolivariana. Cuando el presidente Maduro da inicio al tema de los
motores, el primero que pone en marcha es el de la economía comunal, y
ahí se echaron a andar 40 proyectos productivos. La revolución
bolivariana, a pesar de las dificultades económicas, no sólo no renuncia
sino que reafirma la necesidad de fortalecer al poder popular. Tú
apuntas algo muy importante y es absolutamente cierto: la desconexión
que las circunstancias de los últimos años han podido generar entre el
gobierno bolivariano y la población. Esa desconexión no puede ser tal,
porque el gobierno bolivariano, en la concepción de la revolución, es un
instrumento del pueblo, por tanto es indispensable corregir esa
percepción que pudiera haberse afianzado en algunos sectores de la
población y reconstituir la percepción de que el gobierno es un
instrumento de las luchas populares. Y este mecanismo integrador del
proceso comunal es fundamental para que eso se asuma así.
– ¿Cómo analizas el retroceso de los gobiernos progresistas o
populares en América Latina? ¿Hay, como opinan algunos, el agotamiento
de un ciclo?
– Es muy evidente el declive en el avance de los proyectos de cambio
en Latinoamérica. Yo no creo en absoluto que haya el fin de una época ni
el cierre de un ciclo, creo que hay una coyuntura difícil de declive,
que tiene muchas variables. Una tiene que ver con los liderazgos que
echaron a andar estos proyectos y que hoy ya no están al frente: Chávez,
Kirchner, Lula… Por otra parte, están las condiciones reales, una
crisis global económica que afecta a la región. Creo que es fundamental
que los proyectos de cambio en nuestra región se adecúen a las nuevas
circunstancias. Por ejemplo en lo comunicacional, ¿cómo puede ser que, a
pesar de los avances tan significativos que se han obtenido durante
todos estos años, no hemos logrado consolidar la idea, la percepción
generalizada, de que este es el camino correcto y que no pueden echarse
atrás nuestros procesos? Creo que tiene mucho que ver con los relatos,
con el tema comunicacional, que es sólo una variable pero es importante
valorarla y evaluarla.
Repito, no creo que estemos cerrando un ciclo, estamos en una
coyuntura difícil y aún estamos en condiciones de superarla, pero va a
depender mucho de nuestra capacidad de adecuarnos a estas nuevas
circunstancias.
– Y ante estas nuevas circunstancias, ¿hay que pensar en desacelerar la marcha o profundizar los procesos?
– Las crisis hoy en el mundo no son achacables a los proyectos
revolucionarios sino que son crisis del sistema capitalista al que
nosotros nos oponemos. Frente a eso, debemos profundizar con astucia,
con inteligencia, sin desvirtuarnos ni desesperarnos. Esa adecuación en
lo económico y en lo comunicacional tiene que apuntar a la
profundización de nuestro proyecto. El capitalismo se está derrumbando y
mal podrían nuestros proyectos echar atrás las ideas; nuestras ideas
tienen incluso que impulsarse con mayor fuerza en estas circunstancias,
porque además nuestras ideas, nuestro proyecto socialista, es la única
opción para la salvación de la vida.
Gerardo Szalkowicz
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