IHU - Unisinos
Adital
"Es urgente que la
izquierda latino-americana se torne ecologista”, afirma el periodista.
*La
entrevista es de João Vitor Santos e Patricia Fachin | Traducción de Giselle
Vallo.
Después
de más de una década de gobiernos "progresistas” en algunos países de América
Latina, muchos movimientos sociales "fueron cooptados por el Estado”,
"perdieron energía” y "quedaron estancados en apariencia, relatos y mitos del
pasado”, dialogando "mal con lo nuevo”. En contrapartida, el "DNA ancestral
colaborativo latinoamericano y algunas cosmovisiones como la del "Buen Vivir”
conviven con las dinámicas tecno políticas, la cultura de redes y el
hacktivismo” e intentan reorientar el sentido de lo que sería una agenda
"progresista” para América Latina, dice el periodista Bernardo Gutiérrez a IHU
On-line.
En
la entrevista a seguir, concedida por email, Gutiérrez remarca que "los
mecanismos orientados al bien común como la minga quechua, el tequio náhuatl
mexicano o el ayni aymara de Bolivia renacen en la era de las redes” y es en
ellos que es posible percibir el gran potencial narrativo y organizativo de
América Latina.
Gutiérrez
participó de una serie de coberturas periodísticas acompañando a los gobiernos
progresistas latinoamericanos e hizo un análisis de la conducción política de
algunos gobernantes, puntualizando que en ese momento "la izquierda
latinoamericana debería estudiar la decadencia y los errores cometidos por el
PT” para "evitar el rumbo neo desarrollista del Brasil” y "tener claros los
límites de la inclusión por el consumo sin derechos”. Para él, el "punto
crucial” a ser perseguido por la izquierda latinoamericana es la ecología, ya
que los gobiernos desarrollistas de las izquierdas "tuvieron una nula
sensibilidad ambiental”.
Bernardo Gutiérrez
acompañó el desarrollo de los gobiernos progresistas latinoamericanos, del
zapatismo en la llegada de Evo Morales al poder, pasando por el lulismo
completo. Español de nacimiento, naturalizado brasileño, Gutiérrez vivió desde
su infancia en varios países alternadamente, de América Latina y España.
En
los últimos años, participa, escribe e investiga sobre Tecno política y sobre
el ciclo de protestas abierto por la Primavera Árabe. Acompañó de cerca y por
dentro las jornadas de junio y su evolución siendo uno de los editores del
libro JUNHO: potência das ruas e das redes. Al mismo tiempo en los dos últimos
años y medio estuvo envuelto en el proyecto ecuatoriano Buen Conocer/FLOK
Society, una un intento de cambio de la matriz productiva del país basada en el
Buen Vivir y las tecnologías libres.
El
año pasado presentó la investigación latinoamericana Nuevas Dinámicas de
Comunicación, Organización y Agregación Social. Reconfiguracines
tecnopolíticas, para OXFAM (Comitê de Oxford para Alívio da Fome) y dirigió el
proyecto Wikipraça, para la Prefectura de San Pablo.
A
continuación, algunos pasajes de la entrevista.
IHU On-Line- Cómo
percibe hoy, a América Latina en términos políticos? Y en términos económicos?
Bernardo Gutiérrez - Vivimos tiempos de inestabilidad política, de cambios, pero hay muchas falacias sobre las causas de esa inestabilidad. Es verdad que el gran capital, las élites globales y el gobierno de los Estados Unidos no van a parar de maniobrar contra los llamados "gobiernos progresistas”; Wikileaks reveló eso recientemente. Es un nuevo tipo de intervención, más sutil, que trabaja lo simbólico y las relaciones económicas de los actores regionales. Por eso, es una exageración hablar de "golpe” y de "imperialismo”, como hacen los gobiernos progresistas y los movimientos sociales de izquierda. Basar la economía en la exportación de commodities, como casi todos los países de sesgo progresista, tiene un precio. La baja del precio del petróleo fue un duro golpe y la apuesta al fracking en el territorio americano no es casualidad.
Los
problemas económicos de China, que afectan a todo el continente, especialmente
al Ecuador, también justifican la tormenta. Políticamente, América Latina es
más poliédrica y compleja de lo que a los dos bandos históricos le gustaría.
Entonces, existe una inestabilidad política, provocada en parte por la crisis
económica y en parte por esas maniobras de las potencias globales.
Pero
creo que el principal motivo es otro: existe un abismo entre el discurso del
bloque progresista y sus prácticas políticas. En la mayoría de los casos, esos
gobiernos abrazaron el capitalismo, apostaron todo a la inclusión por el
consumo. El consumismo se tornó en la nueva ideología de consenso.
Entonces,
la inestabilidad política viene principalmente de la tensión entre las nuevas
sensibilidades y prácticas políticas de la ciudadanía y este relato de
"izquierda” de la era industrial o post colonial. Al mismo tiempo, las nuevas
generaciones tienen valores tolerantes con respecto al aborto y al casamiento
gay, mientras que la mayoría de los gobiernos progresistas son conservadores
con respecto a eso. Las tan mentadas nuevas derechas, son más pragmáticas y
están siendo más habilidosas en el diálogo con las "nuevas generaciones”.
Es la tormenta perfecta.
IHU On-Line- Con
base al actual momento de gobiernos progresistas en América Latina, es posible
afirmar que la izquierda latina está al final del ciclo? Y qué es lo que se
espera en el período del nuevo ciclo?
Bernardo Gutiérrez - No es el fin
abrupto del ciclo, como los medios y las derechas quieren. Es más complejo. No
podemos hablar de un fin de ciclo de "gobiernos progresistas” y de una nueva
fase neoliberal. Por un lado, la mayoría de los "gobiernos progresistas” están
abrazados al capitalismo, como horizonte y herramienta transformadora. La
inclusión por el consumo, en la mayoría de los casos, no llegó de la mano de la
inclusión de los derechos. El desarrollo nacional, basado en grandes
infraestructuras y en la exportación de commodities, fue un modelo.
Al
mismo tiempo, la famosa clase media nueva del lulismo es más working poor que
clase media, hablando sociológicamente. Es una clase baja que no adquirió
derechos y que disfrutó de algunas cotas de consumo, gracias al endeudamiento
privado o programas sociales del Estado. Por eso, hablar de "gobiernos
progresistas o de izquierda” es inexacto. Fueron conservadores en cuestiones
morales y capitalistas en la esencia, con programas de inclusión social importantes.
A excepción de Venezuela.
Pero
tenemos otro lado: el legado de los "gobiernos progresistas” es visible,
innegable. Sería injusto decir que esos gobiernos fallaron, no dieron nada,
fueron un fracaso. La inclusión social de millones de personas es un hecho.
Abrir a la participación en varios niveles de la política, el presupuesto
participativo en procesos legislativos, también es destacable. Cuenta con un
legado casi intocable en algunas cuestiones. Macri no va a tener como deshacer
la "memoria histórica” de la Argentina. Nadie en Brasil va a eliminar el
programa Bolsa Familia. Hasta los cupos en las universidades tienen un consenso
elevado.
Nuevas conquistas
Hoy
se habla mucho del final del ciclo de la izquierda, juntando elementos
asimétricos como la pérdida de fuerza de Maduro en el congreso venezolano, el
referendo que Evo Morales perdió en Bolivia, o la llegada de Macri en la
Argentina. Pero no se habla de que esas victorias de la oposición son
incompletas. Al mismo tiempo, hay varios cambios progresistas en algunos
rincones de América Latina. En Chile, la lucha de los estudiantes consiguió la
educación superior gratuita y la legalización del aborto. El surgimiento del
partido Revolución Democrática, a partir de los estudiantes es una novedad. En
Colombia, Alianza Verde ganó el Estado de Nariño, con una propuesta de bien
común, participación y sustentabilidad. En Paraguay, el movimiento de los
Indignados dio origen a Despertar Ciudadano, que disputa el poder en las
ciudades y tiene valores progresistas. En México aparecieron varios fenómenos
en la política representativa, como Wikipolítica que ya eligió su primer
diputado, o el Movimiento Ciudadano, que ya gobierna 80 prefecturas. Andrés
López-Obrador, eterno candidato de izquierda, lidera todas las encuestas con su
nuevo partido, Morena. En Uruguay continúa el camino progresista.
Todo
es menos lineal y dicotómico de lo que parece. Las viejas izquierdas usan el
argumento del "golpe” para intentar salvar lo que resta de ellas, y las nuevas
derechas se esconden en campañas de marketing. No es fácil para ninguno. Además
de eso, esos nuevos fenómenos, wiki políticos y de redes, no pueden ser
explicados solamente desde la izquierda.
Puede
acceder aquí,
a la entrevista íntegra en portugués.
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