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viernes, 15 de abril de 2016

La izquierda en América Latina: de los militantes clásicos a la movilización basada en pautas concretas. Entrevista con Bernardo Gutiérrez (IHU/Adit)




IHU - Unisinos
Adital
"Es urgente que la izquierda latino-americana se torne ecologista”, afirma el periodista.
*La entrevista es de João Vitor Santos e Patricia Fachin | Traducción de Giselle Vallo.

Después de más de una década de gobiernos "progresistas” en algunos países de América Latina, muchos movimientos sociales "fueron cooptados por el Estado”, "perdieron energía” y "quedaron estancados en apariencia, relatos y mitos del pasado”, dialogando "mal con lo nuevo”. En contrapartida, el "DNA ancestral colaborativo latinoamericano y algunas cosmovisiones como la del "Buen Vivir” conviven con las dinámicas tecno políticas, la cultura de redes y el hacktivismo” e intentan reorientar el sentido de lo que sería una agenda "progresista” para América Latina, dice el periodista Bernardo Gutiérrez a IHU On-line.

En la entrevista a seguir, concedida por email, Gutiérrez remarca que "los mecanismos orientados al bien común como la minga quechua, el tequio náhuatl mexicano o el ayni aymara de Bolivia renacen en la era de las redes” y es en ellos que es posible percibir el gran potencial narrativo y organizativo de América Latina.
Gutiérrez participó de una serie de coberturas periodísticas acompañando a los gobiernos progresistas latinoamericanos e hizo un análisis de la conducción política de algunos gobernantes, puntualizando que en ese momento "la izquierda latinoamericana debería estudiar la decadencia y los errores cometidos por el PT” para "evitar el rumbo neo desarrollista del Brasil” y "tener claros los límites de la inclusión por el consumo sin derechos”. Para él, el "punto crucial” a ser perseguido por la izquierda latinoamericana es la ecología, ya que los gobiernos desarrollistas de las izquierdas "tuvieron una nula sensibilidad ambiental”.
Bernardo Gutiérrez acompañó el desarrollo de los gobiernos progresistas latinoamericanos, del zapatismo en la llegada de Evo Morales al poder, pasando por el lulismo completo. Español de nacimiento, naturalizado brasileño, Gutiérrez vivió desde su infancia en varios países alternadamente, de América Latina y España.
En los últimos años, participa, escribe e investiga sobre Tecno política y sobre el ciclo de protestas abierto por la Primavera Árabe. Acompañó de cerca y por dentro las jornadas de junio y su evolución siendo uno de los editores del libro JUNHO: potência das ruas e das redes. Al mismo tiempo en los dos últimos años y medio estuvo envuelto en el proyecto ecuatoriano Buen Conocer/FLOK Society, una un intento de cambio de la matriz productiva del país basada en el Buen Vivir y las tecnologías libres.
El año pasado presentó la investigación latinoamericana Nuevas Dinámicas de Comunicación, Organización y Agregación Social. Reconfiguracines tecnopolíticas, para OXFAM (Comitê de Oxford para Alívio da Fome) y dirigió el proyecto Wikipraça, para la Prefectura de San Pablo.
A continuación, algunos pasajes de la entrevista.
IHU On-Line- Cómo percibe hoy, a América Latina en términos políticos? Y en términos económicos?

Bernardo Gutiérrez - Vivimos tiempos de inestabilidad política, de cambios, pero hay muchas falacias sobre las causas de esa inestabilidad. Es verdad que el gran capital, las élites globales y el gobierno de los Estados Unidos no van a parar de maniobrar contra los llamados "gobiernos progresistas”; Wikileaks reveló eso recientemente. Es un nuevo tipo de intervención, más sutil, que trabaja lo simbólico y las relaciones económicas de los actores regionales. Por eso, es una exageración hablar de "golpe” y de "imperialismo”, como hacen los gobiernos progresistas y los movimientos sociales de izquierda. Basar la economía en la exportación de commodities, como casi todos los países de sesgo progresista, tiene un precio. La baja del precio del petróleo fue un duro golpe y la apuesta al fracking en el territorio americano no es casualidad.
Los problemas económicos de China, que afectan a todo el continente, especialmente al Ecuador, también justifican la tormenta. Políticamente, América Latina es más poliédrica y compleja de lo que a los dos bandos históricos le gustaría. Entonces, existe una inestabilidad política, provocada en parte por la crisis económica y en parte por esas maniobras de las potencias globales.
Pero creo que el principal motivo es otro: existe un abismo entre el discurso del bloque progresista y sus prácticas políticas. En la mayoría de los casos, esos gobiernos abrazaron el capitalismo, apostaron todo a la inclusión por el consumo. El consumismo se tornó en la nueva ideología de consenso.
Entonces, la inestabilidad política viene principalmente de la tensión entre las nuevas sensibilidades y prácticas políticas de la ciudadanía y este relato de "izquierda” de la era industrial o post colonial. Al mismo tiempo, las nuevas generaciones tienen valores tolerantes con respecto al aborto y al casamiento gay, mientras que la mayoría de los gobiernos progresistas son conservadores con respecto a eso. Las tan mentadas nuevas derechas, son más pragmáticas y están siendo más habilidosas en el diálogo con las "nuevas generaciones”. Es la tormenta perfecta.
IHU On-Line- Con base al actual momento de gobiernos progresistas en América Latina, es posible afirmar que la izquierda latina está al final del ciclo? Y qué es lo que se espera en el período del nuevo ciclo?

Bernardo Gutiérrez - No es el fin abrupto del ciclo, como los medios y las derechas quieren. Es más complejo. No podemos hablar de un fin de ciclo de "gobiernos progresistas” y de una nueva fase neoliberal. Por un lado, la mayoría de los "gobiernos progresistas” están abrazados al capitalismo, como horizonte y herramienta transformadora. La inclusión por el consumo, en la mayoría de los casos, no llegó de la mano de la inclusión de los derechos. El desarrollo nacional, basado en grandes infraestructuras y en la exportación de commodities, fue un modelo.
Al mismo tiempo, la famosa clase media nueva del lulismo es más working poor que clase media, hablando sociológicamente. Es una clase baja que no adquirió derechos y que disfrutó de algunas cotas de consumo, gracias al endeudamiento privado o programas sociales del Estado. Por eso, hablar de "gobiernos progresistas o de izquierda” es inexacto. Fueron conservadores en cuestiones morales y capitalistas en la esencia, con programas de inclusión social importantes. A excepción de Venezuela.
Pero tenemos otro lado: el legado de los "gobiernos progresistas” es visible, innegable. Sería injusto decir que esos gobiernos fallaron, no dieron nada, fueron un fracaso. La inclusión social de millones de personas es un hecho. Abrir a la participación en varios niveles de la política, el presupuesto participativo en procesos legislativos, también es destacable. Cuenta con un legado casi intocable en algunas cuestiones. Macri no va a tener como deshacer la "memoria histórica” de la Argentina. Nadie en Brasil va a eliminar el programa Bolsa Familia. Hasta los cupos en las universidades tienen un consenso elevado.
Nuevas conquistas
Hoy se habla mucho del final del ciclo de la izquierda, juntando elementos asimétricos como la pérdida de fuerza de Maduro en el congreso venezolano, el referendo que Evo Morales perdió en Bolivia, o la llegada de Macri en la Argentina. Pero no se habla de que esas victorias de la oposición son incompletas. Al mismo tiempo, hay varios cambios progresistas en algunos rincones de América Latina. En Chile, la lucha de los estudiantes consiguió la educación superior gratuita y la legalización del aborto. El surgimiento del partido Revolución Democrática, a partir de los estudiantes es una novedad. En Colombia, Alianza Verde ganó el Estado de Nariño, con una propuesta de bien común, participación y sustentabilidad. En Paraguay, el movimiento de los Indignados dio origen a Despertar Ciudadano, que disputa el poder en las ciudades y tiene valores progresistas. En México aparecieron varios fenómenos en la política representativa, como Wikipolítica que ya eligió su primer diputado, o el Movimiento Ciudadano, que ya gobierna 80 prefecturas. Andrés López-Obrador, eterno candidato de izquierda, lidera todas las encuestas con su nuevo partido, Morena. En Uruguay continúa el camino progresista.
Todo es menos lineal y dicotómico de lo que parece. Las viejas izquierdas usan el argumento del "golpe” para intentar salvar lo que resta de ellas, y las nuevas derechas se esconden en campañas de marketing. No es fácil para ninguno. Además de eso, esos nuevos fenómenos, wiki políticos y de redes, no pueden ser explicados solamente desde la izquierda.

Puede acceder aquí, a la entrevista íntegra en portugués.

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