Ecuador, uno de los principales promotores del Banco del Sur, apuesta por convertir esa entidad, cuya puesta en marcha será analizada la semana próxima, en una plataforma financiera para la región.
Según Andrés Arauz, representante ecuatoriano en el Directorio Ejecutivo de la institución, una vez en operaciones, el banco podrá financiar el desarrollo suramericano no solo con recursos aportados por los países miembros, sino que receptará fondos aportados desde otras regiones del planeta.
“Lo que queremos es enviar una señal al mundo de que esta región se sigue desarrollando, a pesar de la difícil coyuntura económica internacional”, aseguró a Prensa Latina el también ministro coordinador de Conocimiento y Talento Humano del país andino.
El funcionario confirmó que la puesta en marcha del Banco del Sur, fundado en 2007 a partir de una iniciativa del fallecido presidente argentino Néstor Kirchner, será uno de los temas que se abordarán en la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), prevista para celebrarse el 22 de abril en la sede del bloque integracionista al norte de Quito.
Previo a la cita presidencial, apuntó, se reunirán los ministros de Finanzas de las Estados miembros del Directorio Ejecutivo para poner a punto los documentos que una vez aprobados por los mandatarios, harán realidad el proyecto.
De acuerdo con Arauz, toda la normativa técnica y la infraestructura requerida están listas, y solo resta que se materialice el depósito de una cuota inicial de ocho millones 900 mil dólares necesarios para echar andar el Banco del Sur.
Aunque recordó que el capital suscrito es de siete mil millones de dólares, el directivo ecuatoriano admitió que las dificultades económicas que enfrentan la mayoría de los países promotores de la iniciativa no permiten exigir el cumplimiento de los desembolsos acordados inicialmente.
Al respecto, Arauz enfatizó que la actual volatilidad del mercado internacional viene a reforzar la necesidad de contar con una nueva arquitectura financiera regional que permita enfrentar factores externos como la caída de los precios del petróleo.
Consideró además que el Banco del Sur podría ayudar a detener la fuga de capitales hacia los llamados paraísos fiscales, pues buena parte de esas divisas que ahora se escapan quedarían en las arcas de la institución, y contribuirían a financiar el desarrollo de la región.
También señaló que la entidad podría atraer fondos de inversiones procedentes de otras instituciones bancarias de Europa, Asia y África.
Interrogado sobre la posición de Brasil y Paraguay, que a pesar de haber respaldado inicialmente el proyecto no han firmado el convenio constitutivo como sí lo hicieron Argentina, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Venezuela, Arauz aseveró que ambos gobiernos ya expresaron su disposición a hacerlo.
El funcionario ecuatoriano también aclaró que el Banco del Sur es una entidad independiente de la Unasur, bloque integrado además por Colombia, Chile, Guyana, Perú y Surinam, y donde todas las decisiones deben ser adoptadas por consenso.
Nestor Marin | Prensa Latina