Adital
Más uno periodista paraguayo ha sido asesinado con
violencia. Pablo Medina (foto), corresponsal del diario ABC Color en Curuguaty,
fue víctima de un atentado que le costó la vida este jueves, 16 de octubre, a
unos 45 kilómetros de Curuguaty, departamento de Canindeyú, al noreste de
Asunción. Según informaciones del Sindicato de Periodistas de Paraguay (SPP), Medina
fue el nuevo blanco del asesinato por encargo y otra vez la frontera se tiñe de
sangre de un trabajador de la comunicación. Él recibió varios impactos de bala
de calibre 9 milímetro cuando fue emboscado por dos personas vestidas de
camuflaje. La mayoría de los balazos los recibió en la cara y en el pecho, y
los disparos se hicieron a corta distancia, según el informe policial.
Medina se encontraba con otras dos personas en el momento
en que los desconocidos se acercaron hasta él y abrieron fuego. Posteriormente,
los sicarios huyeron en una motocicleta y se ocultaron en una zona boscosa.
Una de sus asistentes Antonia Almada, de 19 años, quien
iba en la camioneta de Medina, también recibió varios impactos de bala y llegó
muerta al hospital de Curuguaty, al no haber sido auxiliada rápidamente debido
a que la patrullera no estaba en condiciones y se perdió mucho tiempo esperando
una ambulancia. La otra mujer salió ilesa y fue quien alertó a un dirigente
campesino sobre lo sucedido.
"Desde el Sindicato de Periodistas del Paraguay estamos
convencidos que el asesinato del compañero Medina es acción directa de las
bandas de traficantes de drogas y rollos, entre otras "mercaderías",
pues en varias oportunidades anteriores había recibido amenazas de muerte,
motivo por el cual, solía contar con custodia policial”, declara la entidad.
Tres
comunicadores en lo que va del año
El pasado 19 de junio, Edgar Fernández Fleitas, de 43
años, fue hallado muerto en el interior de su casa en la ciudad de Concepción,
a unos 300 kilómetros al norte de Asunción, con seis disparos en la cabeza y el
cuello. Fernández tenía un programa llamado "Ciudad de la Furia" en
radio Belén Comunicaciones, desde donde realizaba denuncias y críticas a las
autoridades sobre casos de mala gestión.
Hace cinco meses, el 16 de mayo, Fausto Gabriel Alcaráz
fue la víctima en la ciudad de Pedro Juan Caballero. Alcaráz, quien también
realizaba denuncias contra el narcotráfico, murió por disparos efectuados por
dos desconocidos. Hace poco más de un año, el 25 de abril de 2013, Carlos
Manuel Artaza, en esa misma ciudad, fue víctima de las disputas de grupos que
sólo con violencia resuelven sus diferencias, las cuales tienen trasfondos,
generalmente, ilícitos.
El hermano de Pablo Medina, Salvador, también periodista,
fue asesinado en 2001 por las mismas causas. Santiago Leguizamón (1991),
Calixto Mendoza (1997), Benito Román Jara (2000), Salvador Medina (2001),
Yamila Cantero (2002), Samuel Román (2004), Ángela Acosta (2006), Alberto Tito
Palma, (2007), Martín Ocampos (2009), Merardo Romero (2011), Carlos Manuel
Artaza (2013), Fausto Gabriel Alcaráz (2014) y Edgar Fernández Fleitas (2014), "ofrendaron
sus vidas en el ejercicio del oficio periodístico. También Marcelino Vázquez,
dueño de la radio "Sin Fronteras" de Pedro Juan Caballero, fue
asesinado, el año pasado”, lamenta el Sindicato.
La entidad afirma que las amenazas a la vida de las y los
periodistas persisten y son señales de máxima alerta. La seguridad de las y los
que trabajan en zonas fronterizas debe ser reforzada. Sin embargo,
lamentablemente estos ataques y amedrentamientos se producen también en otras
regiones del país, con similar trasfondo: el intento de acallar a las y los
trabajadores de prensa que denuncian todo tipo de negocios ilegales, negocios
que, en la mayoría de las ocasiones, tienen respaldo de los operadores
políticos y autoridades públicas.
"Lamentablemente, la impunidad es la marca registrada en
la mayoría de estos casos, y, al igual que en la sociedad toda, quienes tienen
poder y recursos económicos tienen vía libre para quedar sin castigo alguno”.
El SPP responsabiliza al gobierno nacional, al Ministerio del Interior y a la
Policía Nacional por su incapacidad para hacer frente a las bandas de
narcotraficantes y contrabandistas de todo tipo.
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