Días
atrás presenciamos la esperada caída de los precios de las bolsas de
valores, convertidas hoy más que nunca en un verdadero casino de
apuestas. Y junto con la caída de los valores de la bolsa vino el
desplome del precio del petróleo, una baja que puede dure tiempo, y que
se habla de que ha de beneficiar a los países compradores de
hidrocarburos e incluso a quienes lo producen pero tienen igualmente
que comprar fuera porque no producen suficientes para abastecer su
consumo. La caída del precio perjudica sin duda a productores y
exportadores de petróleo y, algunos curiosos, se plantean las preguntas
lógicas a qué se debe esta caída de precios. Pero mucho antes que
aparezcan respuestas racionales se asoman damas y caballeros de la
farsa dando explicaciones sin ningún sentido. No faltan los analistas
que cuentan con medios periodísticos totalitarios al completo servicio
de las élites, que lanzan las primeras explicaciones falsas y
desinformaciones de todo tipo que son ampliamente difundidas,
incluyendo algunas patrañas increíbles.
Por ejemplo, algunos dicen
que el precio del petróleo ha bajado porque la OPEC está tratando de
quitarle a Estados Unidos el mercado del petróleo de esquisto en Asia y
Europa. Petróleo que según estos analistas Estados Unidos algún día va
a exportar, lo que no puede ser más que una patraña porque Estados
Unidos, si bien produce un poco mas de 8 millones de barriles de
petróleo diarios con el de esquisto incluido, consume diariamente casi
19 millones de barriles de petróleo diarios, o sea que es un comprador
de petróleo y no un exportador –de hecho es el mayor importador de
petróleo del mundo y consume diariamente el doble de barriles de
petróleo que China.
Estados Unidos importa unos 8 millones de barriles
diarios, cubre la diferencia entre su producción y su consumo con el
condensado del gas natural –por eso, si no fuera por Canadá, Arabia
Saudita, México, Venezuela y Nigeria sus principales abastecedores de
crudo Estados Unidos colapsaría, si estos cinco países decidieran no
venderle más petróleo a Estados Unidos el funcionamiento del país se
detendría en un corto plazo, así es de simple. La otra espectacular
mentira que ha lanzado la falsimedia es que la baja del precio del
petróleo se debe al aumento de una preferencia por el consumo de
energías renovables alternativas; esto es totalmente ridículo,
imposible realmente, porque las energías alternativas no llegan al 4
por ciento del total de energía consumida en Canadá, Estados Unidos y
Europa. Tampoco debemos olvidar que el petróleo es un recurso
irremplazable por su complejo uso y que existe una total dependencia al
petróleo en el mundo que vivimos. Los voceros de la falsimedia piden a
coro que la OPEC –que organiza a los países productores de más o menos
el 30 por ciento del petróleo mundial, llame a una reunión para tomar
medidas de producción. Hablan de la misma OPEC que Estados Unidos,
Canadá y Europa han continuamente desacreditado y difamado.
Cuáles son, entonces, las causas reales de la baja del precio del
petróleo -baja que ha llevado a un descenso de más de 10 dólares el
barril, promedio de los diferentes tipos de crudos en el mercado, en
menos de un mes. Acaso una sea el enlentecimiento de la economía
mundial que ha llevado a una disminución de la demanda de petróleo algo
que la propia IEA (International Energy Agency ) ha expresado. Tampoco
podemos olvidar la posibilidad de complot en la manipulación de los
mercados como expresara el presidente ruso Vladimir Putin.
La
baja de los precios del petróleo tiene consecuencias especialmente
serias para los países productores de petróleos pesados, arenas
bituminosas, petróleo de esquisto y de aguas profundas, dependiendo
siempre de la calidad del crudo extraído en esos procesos. Aquí en la
provincia de Alberta, Canadá, y en menor medida en la provincia de
Saskatchewan, ambas productoras mayormente de petróleos pesados con
alto costo de extracción y que requieren procesos de mejoramiento para
convertirlos en crudos que son luego refinados. De estos petróleos no
convencionales, el de más complicada producción de crudo es el que se
extrae de las arenas bituminosas en el norte de la provincia de
Alberta.
Desde hace algún tiempo esta industria, que ha generado un
auge en la economía provincial por segunda vez en 40 años, vive
importantes contradicciones debido al costo de extracción que según las
corporaciones se ha triplicado en los últimos 20 años. Considerando que
las inversiones son unas de las más altas del mundo industrial, hasta
la fecha se calcula en más de 200.000 millones de dólares incluyendo
los oleoductos, no pueden ignorarse. Un barril de crudo de las arenas
bituminosas, en general vendido como Western Canada Select, tiene un
precio de aproximadamente 10 dólares menos que el Western Texas
Intermediate, pero su costo de producción es de 60 a 80 dólares el
barril, muy diferente costo que el del petróleo de Arabia Saudita o
Argelia que cuestan entre 10 a 25 dólares el barril. Es por esto un
problema grave para los productores de petróleo extraído de arenas
bituminosas que el precio del barril de petróleo baje pues su costo es
muy alto. Y es por esto que una baja del precio del petróleo mundial
puede causar la cancelación de proyectos y forzar medidas para bajar
gastos de operación de las plantas productoras, algo que seguramente ha
de suceder también en otros lugares del mundo que explotan crudos de
extracción costosa.
El gobierno Federal canadiense y el
gobierno de la provincia de Alberta y representantes corporativos hace
ya tiempo que buscan nuevos mercados para su crudo tanto como aumentar
los mercados que tienen sea para el crudo o el pre-crudo de las arenas
bituminosas. Han buscado mercados dentro de Canadá, hacia el este,
tanto como fuera del país en Estados Unidos, Europa y Asia. En su afán
han llegado a querer embarcar petróleo por el Puerto de Churchill en la
Bahía de Hudson al norte de la provincia de Manitoba, desde donde se
embarca actualmente buena parte del grano que Canadá exporta. Pero las
empresas de transporte y operadoras del puerto no han aceptado hacerlo
ya porque no tienen la capacidad específica o porque la ruta del
ferrocarril es peligrosa y temen accidentes en el transporte de crudo.
Obviamente no significa lo mismo transportar grano que petróleo.
El gobierno canadiense, federal y provincial, se ha puesto al completo
servicio de las empresas petroleras pero no han logrado convencer a
otros a favor de la construcción de oleoductos como el Northern
Gateway, por ejemplo, un oleoducto hacia el Océano Pacifico para
exportar petróleo a Asia, o como el proyecto de Keystone en la pradera
de Estados Unidos, un oleoducto con dirección a Texas. Más factible
seria la construcción de un oleoducto hacia el este canadiense, pero
incluso este proyecto no ha sido aún posible debido a dificultades que
tienen que ver con el medio ambiente o dificultades que tienen que ver
con los costos de producción. Este último punto es siempre muy confuso
y muy poco aclarado. Irónicamente fue durante tiempos de Pierre Trudeau
Primer Ministro en los años 70 que el plan de usar el petróleo
canadiense en Canadá y canalizarlo desde Alberta hacia el este emerge;
fue creado con esta perspectiva de desarrollar el petróleo de Canadá
para Canadá.
Pero este proyecto Trudoniano fue virulentamente opuesto
por las corporaciones petroleras entonces; y hoy, es resucitado por
estas mismas corporaciones ya no como proyecto nacional sino en el
contexto del imperialismo de la globalización, como una forma de
asegurar mercados a las grandes corporaciones petroleras. Canadá
produce más de 3 millones de barriles diarios, consume 1,5 millón y
exporta casi 2,5 millones al tiempo que importa 700.000 barriles
diarios de petróleo. Los números hacen visible una particular
disfuncionalidad -resultado de una acción destructiva que los
neoliberales canadienses favorecen en representación de los intereses
corporativos desde los años 80 desde entonces destruyendo el proyecto
de petróleo canadiense incluso la propia Petro-Canada desmantelada y
hoy inexistente.
La provincia de Alberta ha atraído más de un
millón de personas en los últimos 10 años alcanzando hoy una población
de 4 millones de habitantes, en gran parte debido al crecimiento que
las grandes inversiones en la explotación petrolera de las arenas
bituminosas y a la inversión del gobierno provincial en
infraestructuras y servicios, además de la expansión del comercio
mayorista y minorista, finanzas, inmobiliario e incluso parásitos
económicos vinculados a este aumento poblacional. Un alto nivel de
desempleo muy bien camuflado y el aumento de empleo precario o mal
pagado de gran parte del resto de Canadá ha atraído trabajadores e
inmigrantes a la provincia de Alberta -desde la crisis industrial que
en los años 70 cuando comenzó a cerrar fábricas y trabajos bien pagados
que nunca se recuperaron, el crecimiento de empleo se ha dado en áreas
de servicios no bien pagados y favoreciendo trabajos de tiempo
incompleto bajo el lema de “flexibilización” laboral.
El
poder económico y político está muy concentrado y en manos de la elite
dominante que controla además la información, por lo que la mayoría de
los habitantes del esta provincia y del país escuchan una misma voz,
una misma ideología. En particular en Alberta el adoctrinamiento es tal
que la población no puede ni siquiera imaginarse una baja del petróleo
y cuando esta sucede tiene que imaginar que se debe a enemigos
externos, no a la realidad de un mercado disminuido por la crisis
económica y a elevados costos de producción que hacen que el petróleo
de Alberta deje de ser competitivo. El Premier provincial también
contribuye a mantener esa fantasía cuando explica que aunque hay
preocupación por la baja del precio en el mercado la economía de
Alberta “está blindada” -adjetivo muy usado por los y las fraudulentos
optimistas. Si bien la vulnerabilidad de la economía provincial se hace
crecientemente evidente, más vulnerable aún es la población de la
provincia que vive una ilusión de eterno e imparable consumo.
Individuos y familias participan activamente de un verdadero festín de
consumismo, uno sin paralelos en la historia de esta provincia y en el
presente de este país. La deuda promedio de una familia en Alberta es
de 125.000 dólares con un aumento de más del 40 por ciento desde el
2013 (incluyendo la hipoteca y que más del 35 por ciento es
arrendatario) y considerando que el promedio de endeudamiento en Canadá
es de 72.000 dólares y que la deuda personal promedio en Alberta es de
casi 40.000 dólares (sin incluir la hipoteca) y que compara con la
deuda personal promedio en el resto del país que es de 24.200 dólares.
Sin duda los albertanos gastan más de lo que ganan, reflejando la
epidemia mundial de endeudamiento.
Cualquier respuesta que se
dé a esta situación de baja del petróleo se acomoda a un marco de
persuasión y propaganda. En Alberta, por ejemplo, un político o un
representante de una empresa del petróleo puede presentarse, muy
cínicamente, como admirador y hasta promotor de la protección del medio
ambiente aunque obviamente representa a las corporaciones responsables
de la destrucción de este. Las industrias de vehículos en Norteamérica
continuamente expresan su interés por los autos eléctricos o los
híbridos aunque en realidad estos representan apenas el 1 por ciento
del total de automóviles vendidos en el mundo y aunque su meta
fundamental es fabricar y vender vehículos de lujo, pesados y
consumidores de enormes cantidades de combustible. Estos sin duda
cuestan mucho más caros y producen mayores ganancias. Se ven por las
calles de las ciudades de este país camionetas y suburbanas enormes,
con motores casi de camiones, que se desplazan en la ciudad con un solo
pasajero, el conductor.
Son tan enormes que en los más de 35 años que
vivimos aquí nunca antes habíamos visto similar. Nunca la grosería ha
sido tan enorme ni tan flagrante, y la falsedad y el cinismo tan
abierto. Otra falacia de estos personajes es expresar públicamente que
su principal preocupación es la clase media, mostrando un total
desprecio a los trabajadores del país hoy más empobrecidos gracias a
sus políticas neoliberales. Me cansa escucharlos hablar continuamente
de su amor por las pequeñas empresas o comercios, al tiempo que reciben
prebendas de la gran corporación –justamente opuesta al pequeño
comercio y al pequeño empresario. Es irrisorio verlos favorecer
continuamente los grandes negocios y las multinacionales y escucharlos
hablar de nacionalismo y del pequeño empresario.
Parece que
en Canadá y Estados Unidos todo va, que cualquier patraña emergente de
los consejos empresariales, figurados en sus instituciones pensantes
(los famosos think tanks) y serviles políticos y publicados por su
falsimedia se impone. La sociedad civil norteamericana no existe,
simplemente. Nadie se reúne con nadie, nadie habla con nadie, nadie se
interesa por nadie, ni por nada. Las fuerzas dominantes han logrado su
meta muy exitosamente y con un alto nivel de domesticación, incluso en
los sectores con mayor educación. Me corrijo, quizás es injusto hablar
que nadie habla, piensa o hace, pero el peso de la tarea critica, del
activismo social y político recae sobre un número muy minoritario, ese
digamos 1 por ciento de la población que piensa, habla y hace, corre
todos los riesgos de crear conciencia, su tarea es titánica, a veces
pienso imposible, vivimos en sociedades sólo aparentemente
democráticas, pero en realidad controladoras e intolerantes.
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