Presentan testimonios ante el Tribunal Permanente de los Pueblos
Matilde Pérez U.
El sueño americano se convirtió en la pesadilla de la esclavitud para
muchos migrantes, para otros en la pérdida de su libertad y de sus
hijos pequeños. Mauro trabajó 15 horas diarias los siete días de la
semana por 150 dólares; Eduardo laboró de pintor en Oregon durante
varios meses, a cambio recibió amenazas de ser denunciado a las
autoridades migratorias y sólo 200 dólares; cuatro hondureñas lograron
llegar a Estados Unidos con sus hijos, las autoridades las detuvieron y
tras permanecer más de un día encerradas en cuartos fríos y sin
asientos, les colocaron grilletes con localizadores GPS para que no
escaparan.
Los testimonios fueron presentados a los seis jueces del Tribunal
Permanente de los Pueblos (TPP) sección México, durante la audiencia
Migración, Refugio y Desplazamiento. En el segundo día de actividades
el jurado, reunido en el auditorio Alfonso Caso, en Ciudad
Universitaria, las hondureñas, de la etnia garífuna –con hijos menores–
relataron que después de detenerlas nunca les informaron adónde las
llevaban y después les colocaron los grilletes.
Vine (a Estados Unidos) a buscar una vida mejor, un futuro mejor para mis hijos y me tratan como una criminal, dijo una de ellas en el testimonio grabado.
Somos un pueblo que es una mezcla de indígenas y africanos, que no conoció la esclavitud en el tiempo de su apogeo en el mundo, pero ahora en pleno siglo XXI nos ponen grilletes de esclavo, y eso da permiso a la policía a entrar a nuestra casa a cualquier hora del día, incluso en la noche.
De acuerdo con los testimonios, en el Bronx de Nueva York hay 75 mil
garufas, y se tienen registrados 189 casos de mujeres con grilletes,
todas con uno a tres hijos menores que están en los albergues y a
quienes no pueden visitar.
Tenemos miedo de que el Estado se quiera quedar con ellos.
En
el predictamen de la audiencia que sobre migración se efectuó los
primeros días de septiembre en Nueva York, el jurado del TPP sección
Estados Unidos, asentó que en México y Estados Unidos no respetan los
derechos básicos de los migrantes centroamericanos, quienes son
expulsados de sus países de origen por la violencia, elo desempleo, la
delincuencia, la apropiación de sus tierras por empresarios
extranjeros, pobreza y carencia de alimentos.
México, apuntaron, se convirtió en el
escudode Estados Unidos por las acciones que desarrolla en sus fronteras sur y norte; y en el territorio estadunidense predomina una política discriminatoria impulsada por su gobierno para proteger sus intereses económicos.
Los seres humanos se han convertido en mercancía, resumió Mauro en su testimonio.
Los ex braceros narraron y presentaron fotografías de cómo fueron
casi bañados con DDT al ingresar en Estados Unidos y tratados como
animales para revisar sus cuerpos, producto del acuerdo Braceros
(1942-1964) firmado por México y su vecino del norte.
José Antonio Corona recordó que el gobierno mexicano debe a los ex
braceros 5 billones de pesos producto de los ahorros durante los años
laborados, de los cuales sólo se entregaron 38 mil pesos a algunos ex
trabajadores durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón,
pero ahora el presidente Enrique Peña Nieto desconoce el fideicomiso
que se creó para dicho pago. Por eso, se interpuso un amparo y se ganó;
hay una resolución legal que obliga al gobierno a proveer de recursos
suficientes a los ex braceros.
Este es un caso de justicia y dignidad, no sólo de dinero, dijo Rosa Martha Zárate Macías, de la Alianza de Ex Braceros.
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