Barómetro Internacional
Ahora
Estados Unidos, acompañado por una nueva “coalición” inventada para la
situación (que incluye a varios países árabes del Golfo y que mientras
esto se escribe nos enteramos que contará con la colaboración del Reino
Unido), está realizando bombardeos en el Norte de Siria, con el
pretexto de combatir al Estado Islámico. Otra vez se repite la huida
hacia adelante: a los graves problemas en el Medio Oriente (la mayoría
de los cuales son responsabilidad de la injerencia estadounidense) se
responde con una única fórmula, más bombardeos por aquí y por allá,
como si las bombas y los cohetes fueran capaces de solucionar
conflictos que van mucho más allá de lo meramente militar.
Mientras
tanto en la Asamblea General de las Naciones Unidas la condena a esta
política exterior de guerra generalizada y sin sentido es mayoritaria,
la Casa Blanca sigue con sus oídos sordos a cualquier reclamo o crítica.
Cristina
Fernández, Dilma Roussef, Evo Morales, Nicolás Maduro (Michel Bachelet
en forma más “ligth”) desde nuestra Latinoamérica, fueron unánimes en
condenar la intervención de los Estados Unidos en los críticos sucesos
del Medio Oriente y Ucrania.
Por su parte, en una excelente
intervención, el presidente de Irán Hassan Rouhani responsabilizó
directamente a Estados Unidos por haber propiciado, junto a otros
países de Occidente y algunos países árabes, el surgimiento del
“terrorismo” (léase fundamentalmente el Estado Islámico). Dijo:
"Ciertas agencias de inteligencia han puesto navajas en manos de locos
que hoy día no perdonan a nadie", y acusó: "Todos aquellos que
desempeñaron un papel para fundar y apoyar a estos grupos de terror
deberían reconocer sus errores". Igualmente condenó los bombardeos a
Siria (ya hace unos días el ayatolá Alí Jamenei, máxima autoridad de la
dirigencia iraní, había explicado que estos bombardeos eran parte de
una estrategia de los EEUU para intervenir a su gusto en Siria e Irak,
y que Irán se oponía firmemente a ella).
Pero nada detiene a
Barak Obama (ni a los poderes reales que están detrás de él) en su
desenfrenada agresión hacia el resto del mundo. Sin tener para nada en
cuenta leyes y tratados internacionales (la jurisprudencia
internacional es en gran medida un mito mediático) y violando
soberanías, sin tener la anuencia del gobierno de Damasco (al que
–reafirmado por declaraciones de Obama en estos días– pretenden
tumbar), los Estados Unidos realizan bombardeos (puntuales) en
territorio sirio.
Curiosamente, la mitad de estas acciones
militares se realizan sobre instalaciones petroleras que están en poder
del Estado Islámico, con la excusa de dejarlos sin recursos para su
financiamiento, pero ¿quiénes son los mayores beneficiarios del cese de
actividad de estas instalaciones? “Casualmente” las dos grandes
compañías petroleras norteamericanas que operan en la región, manejando
los pozos que Estados Unidos le quitara al gobierno de Irak, la Chevron
y la Exxon. De la misma forma que los bombardeos de los Estados Unidos
en el territorio de Irak están orientados sobre todo a evitar que el
Estado Islámico se apodere de las instalaciones en poder de sus
corporaciones, en el lado sirio los bombardeos eliminan competidores
directos.
Y lo más grave es que estos bombardeos que EEUU
califica de “limpios”, dejan siempre, inevitablemente víctimas civiles,
de las cuales no sólo es de lamentar la pérdida de vidas humanas
inocentes, sino que sus sobrevivientes se van a transformar en gran
medida en futuros combatientes contra los propios Estados Unidos.
Así
ha sucedido sistemáticamente en todo Medio Oriente con las agresiones
militares y los asesinatos selectivos de Washington, El propio Osama
Bin Laden cambió de bando y se trasformó en enemigo cuando familiares y
allegados suyos fueron muertos por acciones estadounidenses. Y el
recién nombrado Califa del Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi,
estuvo diez años prisionero de la CIA, y es uno de los torturados en la
famosa prisión de Abu Graib.
No solamente los Estados Unidos han
creado, propiciado y financiado a grupos extremistas que luego se
convirtieron en sus enemigos y llevan adelante su propia agenda, sino
que han venido sembrando la región de muertos, heridos y torturados
(numerosas veces inocentes), que se han convertido por esto (ellos y
sus familiares) en sus más feroces adversarios.
Pero como ya
analizáramos en otras ocasiones, esta disparatada política exterior
sigue ciegamente adelante (sobre todo en los períodos presidenciales de
Barak Obama) a pesar de dejar resultados contraproducentes a sus
propias intenciones y objetivos. Hemos manejado la hipótesis que la
razón de esta sinrazón es fundamentalmente la desesperación que produce
la progresiva pérdida del poder hegemónico de los Estados Unidos en el
mundo, y el ascendente protagonismo de nuevos actores en el panorama
geopolítico global que no obedecen a sus intereses ni sus órdenes. Y
que quede claro que esa pérdida de poder hegemónico no es solamente una
opinión nuestra (y de otros numerosos analistas), sino que el propio
Henry Kissinger –al que nadie se atrevería a catalogar como adversario
de los Estados Unidos– se encarga de mostrar en profundidad en su
último libro.
Sea ésta o no la razón de la progresiva siembra de
caos y desolación a lo largo y ancho del planeta, lo cierto es que no
parecen dispuestos ni a detenerse ni a cambi
ar de rumbo. Sólo siguen
ofreciendo más de lo mismo: guerra, devastación y muerte.
Lo del título: los Estados Unidos están intentando apagar los fuegos (que ellos mismos encendieron), echándoles gasolina.
miguelguaglianone@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario